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Evo Morales, el referente de la izquierda indigenista en América Latina

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, en una fotografía de archivo
El presidente de Bolivia, Evo Morales, en una fotografía de archivo

Evo Morales, que desde hace nueve años gobierna Bolivia y que lo hará hasta el 2020 tras proclamarse vencedor en las últimas elecciones, es ahora un hombre de discurso contradictorio y personalista, muy lejos del humilde y combativo líder sindicalista que fue elegido primer presidente indígena de su país y que, nueve años después, continúa manteniendo el liderato. Cuando ganó en 2005, muchos dudaban de que pudiera terminar el mandato. Más de ocho años después, volverá a jurar por tercera vez.

Morales, que cumple 55 años este mes, ataca casi a diario a EE.UU pero concede becas para Harvard, sueña con cualificados expertos pero ampara el trabajo infantil, y reprueba la violencia machista aunque defiende a un candidato de su partido que dijo que las jóvenes que se visten provocativas "se exponen al delito".

Las paradojas del mandatario se han intensificado en estos años al mismo ritmo en que ha ido ejerciendo el poder de una forma cada vez más personalista como ilustran las fotografías gigantes con su imagen desplegadas ante cada una de las obras que inaugura.

Incluso las monedas de chocolate que se venden en los mercados bolivianos llevan su efigie. Sus críticos y opositores le acusan de ejercer el poder con una creciente soberbia que se refleja, por ejemplo, en su tajante rechazo a debatir frente a frente con sus contrincantes.

Agenda indigenista y bolivariana

En realidad, dicen muchos experto, en Bolivia no votan al Movimiento al Socialismo, el partido oficialista. Votan "al Evo". A Morales no se le puede acusar de perder el contacto con la realidad ni de abandonarse a la opulencia durante sus años de gobierno. Si hay un candidato del pueblo, ese es Evo Morales.

Desde su sorprendente victoria en las elecciones de 2005 con el respaldo del 54% de los votantes, el mandatario comenzó a desarrollar una política con fuerte contenido indigenista, una constante crítica hacia Estados Unidos y unos estrechos lazos políticos con Cuba, Venezuela e Irán.

Morales nacionalizó los recursos de los hidrocarburos en 2006, que estaban bajo control de empresas extranjeras y convirtió a Bolivia en uno de los pilares del ALBA (la Alternativa Bolivariana para las Américas) ideada por Chávez. El mandatario, que recientemente afirmó que cuando se retire quiere ser camarero en su propio restaurante, recorre casi a diario cada rincón de Bolivia -país que dobla la extensión de Francia-, con agendas maratonianas y apenas un par de horas de sueño.

Pastor de llamas, trompetista, líder cocalero y presidente

Nacido en la región andina de Oruro el seno de una humilde familia aimara. Tuvo seis hermanos de lo que solo viven dos: Hugo y Esther. Desde pequeño, Evo Morales se ganó el pan y desempeñó todos los oficios imaginables, desde pastor de llamas a trompetista, y posteriormente líder cocalero, cargo que todavía ejerce. Morales, que sólo estudió hasta el bachillerato, ha recibido doctorados "honoris causa" en universidades de Bolivia, Argentina, Ecuador, Rusia, Venezuela, Panamá y la República Dominicana.

Lo que sí le reconocen hasta sus rivales es que, para bien o para mal, ha puesto a Bolivia en el mapa internacional tanto por sus polémicas políticas y alianzas externas como por un peculiar estilo alejado de todo convencionalismo que se hizo famoso desde aquella "chompa" (jersey) rayada que lució en su primera gira internacional a finales de 2005.

Morales achaca su resistencia física a que de niño caminó "bastante", lo que le dio "resistencia muscular y fortaleza física". También es conocida su pasión por el fútbol. El gobernante no pierde ocasión de disputar un partido y visitar los estadios allá donde viaja, y asegura que ya de bebé gateaba tras una pelotita.

Más allá, este año a punto estuvo de fichar "oficialmente" por un equipo de fútbol boliviano, aunque la cosa no cuajó en medio de una avalancha de críticas, entre otros motivos, por su edad, aunque hubo quien ironizó sobre quién osaría robarle el esférico al presidente. Como tampoco nadie en su partido se atreve a robarle protagonismo político ni a hacerle sombra en el liderazgo del oficialismo. Él mismo confesó hace unos días su preocupación porque no ve un sucesor claro en las filas del MAS.

En pocas ocasiones a lo largo de estos años de gobierno Morales ha perdido su impasibilidad andina, ni siquiera cuando el año pasado quedó varado en el aeropuerto de Viena porque varios países europeos bloquearon el paso a su avión oficial, en una crisis diplomática sin precedentes entre Bolivia y Europa.

Chávez, amigo, mentor y "hermano"

En cambio, sí se vino abajo cuando murió el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, amigo, mentor y su "hermano", le llamaba. A Morales se le vio entonces roto de dolor. Es notorio que la sintonía con el nuevo gobernante venezolano, Nicolás Maduro, es mucho menor.

La compostura presidencial no impide, eso sí, que Morales diga en público y en privado lo que le viene en gana, comentarios que incluso han sido recopilados en un libro titulado "Evadas": desde su célebre vinculación entre la ingesta de pollo y la homosexualidad, a su nulo interés por la lectura.

Aunque en un viaje oficial a China se contradijo una vez más y aseguró que de niño, mientras pastoreaba ovejas, leía el "Libro Rojo" de Mao. Esa naturalidad es acogida con ironía por la prensa, a la que el mandatario no parece apreciar mucho. No obstante, cuando concede una entrevista lo hace a corazón abierto y sin tapujos, desplegando todo su gracejo, como cuando el año pasado afirmó a una revista que "la mujer para el varón es sustituta de la mamá".

Una sustituta que Evo Morales, que se dice "casado con Bolivia", no ha encontrado, ya que el presidente, padre de dos hijos de distintas madres, sigue soltero, y de cumplirse lo que vaticinan todas las encuestas, le quedan por delante al menos cinco años de matrimonio con su país.