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Condenado a 22 años de cárcel el hombre que asaltó la casa de Bárcenas vestido de cura

  • La Audiencia de Madrid le condena por allanamiento y secuestro
  • Retuvo a la mujer de Bárcenas, a su hijo y a una empleada de hogar
  • Los jueces no creen que su trastorno le impida conocer la realidad

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Enrique O.G., a la derecha, durante el juicio por el asalto del domicilio de Bárcenas
Enrique O.G., a la derecha, durante el juicio por el asalto del domicilio de Bárcenas

La Audiencia de Madrid ha condenado a 22 años de prisión al hombre que vestido de cura asaltó el domicilio del extesorero del PP Luis Bárcenas, donde retuvo a su esposa, a un hijo del matrimonio y a la empleada doméstica, el pasado mes de octubre. No obstante, los magistrados han fijado expresamente en 18 años de prisión el límite máximo de cumplimiento efectivo.

La Sección Cuarta de la Audiencia de Madrid considera a Enrique O.G., de 65 años, culpable de un delito de allanamiento de morada, tres delitos de secuestro, tres de amenazas, un delito de tenencia ilícita de armas y tres faltas de lesiones cometidos durante el asalto a la casa de Bárcenas el 23 de octubre de 2013, según la sentencia hecha pública este jueves.

La Fiscalía solicitó 18 años de prisión, mientras que la acusación particular, ejercida por la familia Bárcenas, reclamó una condena entre 25 y 29 años de cárcel, y la defensa pidió su libre absolución, al entender que se le debe aplicar la eximente de alteración mental, informa Efe.

El abogado del condenado, Andrés Ruiz Cubero, ha calificado la sentencia de "indecorosa", "antiestética" y "funcionarial" y ha anunciado que, si su cliente lo cree conveniente, recurrirá la sentencia ante el Tribunal Supremo. El letrado ha señalado que Enrique O.G. es un "pobre hombre" y que el Estado debería haberle enviado a un centro psiquiátrico no a la cárcel.

Plena conciencia de la realidad

Según informa el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en una nota, el tribunal concluye que concurre en el condenado la atenuante analógica de alteración psíquica, pero establece que "no puede apreciarse como eximente completa o siquiera incompleta" como pretendía su defensa.

Los informes médicos-psiquiátricos ratifican, según la sentencia, que las capacidades de comprensión y abstracción de Enrique O.G. son adecuadas y mantiene plena conciencia de la realidad, por lo que es "capaz de distinguir con normalidad entre la licitud e licitud de una conducta".

En el juicio, el condenado reconoció los hechos y aseguró que escuchaba voces en su cabeza. Un extremo que fue desmentido por los médicos forenses al asegurar que no era compatible con el trastorno de la mentalidad que sufre.

"¡Qué me condenen a lo que quieran! Firmo 20 años o lo que me me digan. Estas voces no me dejan en paz. Por favor, no quiero oírlas más, lárguense de mi cabeza, déjenme en paz, por favor. Fuera de mi cabeza", manifestó según recuerda Europa Press.

Según la sentencia, Enrique O.G., que se encuentra en prisión provisional, padece un trastorno de la personalidad de rasgos paranoides, narcisistas y antisociales, por lo que en el momento de los hechos tenía parcialmente afectada, aunque no eliminada, su capacidad para acomodar su conducta a los términos requeridos por la ley.

Una conducta "materialmente pluriofensiva"

La Sala estima que la conducta de Enrique O.G. "fue personal y materialmente pluriofensiva al afectar subjetivamente a tres personas que fueron víctimas de los hechos enjuiciados".

Los jueces entienden además que los actos del condenado afectaron también a diversos bienes jurídicos: "la inviolabilidad domiciliaria e intimidad familiar de los titulares y moradores de la familia, la libertad ambulatoria, la libertad y la seguridad personal y la integridad física de las víctimas, así como la seguridad general o comunitaria que, a través de la regulación de la posesión de armas por parte de particulares, se trata de preservar".

Vestido de sacerdote para hablar de Bárcenas

La sentencia considera probado, según recoge Efe, que sobre 15:45 horas del 23 de octubre de 2013 el procesado, llamó al telefonillo del domicilio de la familia de Luis Bárcenas.

Enrique O.G. manifestó a la empleada del hogar que era sacerdote y que venía de parte del Obispado para hablar sobre la libertad de Luis Bárcenas, que ya estaba en prisión por la causa seguida contra él en la Audiencia Nacional.

Una vez en la puerta del domicilio logró que le permitieran el acceso al mismo al ir vestido como un sacerdote y tras identificarse como el padre Enrique convocó a todas las personas que había en la casa, la esposa de Luis Bárcenas, su hijo y la empleada doméstica, en el salón con la excusa de tratar el tema.

Tras unos veinte minutos de conversación, el procesado manifestó que iba a coger una pastilla para combatir la acidez de estómago y, tras decir "¡Se acabó el teatro!", sacó de su maletín un revólver y encañonó a las tres personas que estaban con él.

Pidió que le entregaran todos los "pendrives"

Seguidamente les ató las manos con bridas y les amenazó para que le entregaran todos los "pendrives" y la información relativa al proceso de Luis Bárcenas para "acabar con el Gobierno de la nación".

El acusado les dijo que si hacían caso omiso a su requerimiento les mataría y les obligó a desplazarse por la casa hasta el despacho en el que creía que podía estar toda la documentación.

Tras casi una hora en esta situación, el hijo de Luis Bárcenas logró zafarse de las bridas y se abalanzó sobre el agresor, con el que forcejeó y consiguió reducir con un cabezazo, hasta la llegada de la Policía, sobre las 17:00 horas.

El revólver que portaba el acusado, del tipo British Bulldog y del primer tercio del siglo XX, para el que carecía de licencia, estaba manipulado, pero tenía un funcionamiento completamente correcto.