El CSIC confirma el hallazgo de un cementerio de la dinastía XVII del antiguo Egipto
- Es una campaña arqueológica liderada por el CSIC en Luxor
- Hallaron cuatro personajes enterrados de la elite de la dinastía XVII
- Las investigaciones han permitido saber más de la historia de Tebas
La campaña arqueológica liderada desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), llamada Proyecto Djehuty, acaba de presentar los resultados de su XII etapa en la colina de Dra Abu el-Naga, en Luxor (Egipto, antigua Tebas). Han descubierto que ese emplazamiento era un cementerio de la elite de la dinastía XVII del antiguo Egipto.
Concretamente encontraron a cuatro personajes enterrados que vivieron hace unos 3.550 años, lo que ha permitido saber más de un periodo histórico poco conocido en el que la ciudad de Tebas se convirtió en capital del reino y se asentaron las bases del imperio, del dominio egipcio sobre Palestina y Siria, al norte, y Nubia, al sur, informa el CSIC en un comunicado.
“En Tebas, que se convirtió en capital del reino, se asentaron las bases del imperio“
La dinastía XVII vivió en el periodo histórico denominado Segundo Periodo Intermedio (entre 1800 y 1550 antes de nuestra era), caracterizado por la hegemonía de gobernantes de origen siro-palestino asentados en el Delta oriental. Se trata de una época de gran complejidad política, en la que la monarquía no controlaba todo el territorio y el poder efectivo se hallaba en manos de los gobernadores locales.
El proyecto está dirigido por el investigador del CSIC, José Manuel Galán, del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo, y está financiado por Unión Fenosa Gas y por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
La elite de la dinastía XVII
El propietario de una de las tumbas descubiertas fue un personaje llamado Intefmose, a quien las tres inscripciones halladas en su interior, una de ellas acompañada de un retrato en relieve, denominan “hijo del rey”. “Creemos que Intefmose podría ser hijo de Sobekemsaf, uno de los primeros reyes de la dinastía XVII, del que apenas tenemos información histórica”, explica Galán.
La tumba de Intefmose consiste en una pequeña capilla construida con ladrillos de adobe, levantada frente a un pozo funerario de unos siete metros de profundidad que conduce a una cámara sepulcral. A través de un agujero abierto al fondo de esta estancia, se accede a la cámara sepulcral de una segunda tumba descubierta durante esta campaña.
La segunda tumba pertenece al dignatario Ahhotep, calificado también como “portavoz de Nejen” (ciudad más conocida por el topónimo griego Hieracómpolis). En la cámara sepulcral los arqueólogos encontraron, como parte del ajuar, tres estatuillas funerarias (shabtis) de barro, pintadas y con el nombre del difunto escrito en la parte frontal.
“Dos de estos shabtis se encontraban dentro de sendos pequeños sarcófagos de barro, decorados con una inscripción en los laterales y en la tapa. La tercera estaba envuelta en nueve telas de lino, como si se tratara de una verdadera momia, y cada una de las telas tenía restos de escritura en tinta negra. Estas figurillas son de un estilo muy original y naïf, lo que les da un encanto especial y un carácter único”, añade Galán.
“Las figurillas encontradas en los sarcófagos son de un estilo muy original y naïf“
Además, durante esta campaña arqueológica, Galán y su equipo desenterraron el ataúd intacto de un niño que vivió hace unos 3.550 años, así como un conjunto de shabtis y linos funerarios de otro niño, el príncipe Ahmose-sapair, que vivió en la transición de la dinastía XVII a la XVIII.
Homenaje de Djehuty a la dinastía XVII
Esta serie de hallazgos confirman, según Galán y su equipo, que la colina de Dra Abu el-Naga, en el extremo norte de la necrópolis de la antigua Tebas, era el cementerio de la familia real de la dinastía XVII y de comienzos de la XVIII, así como de sus principales cortesanos. Los recientes descubrimientos ayudan a poner en contexto el trabajo realizado en las campañas previas en las tumbas de Djehuty, supervisor del Tesoro de la reina Hatshepsut (ca 1470 a. C.), y Hery, cortesano que vivió unos 50 años antes que dicho escriba real.
“A diferencia de lo que hicieron el resto de cortesanos de su época, en torno a 1470 antes de nuestra era, Djehuty no ubicó su tumba en las inmediaciones de Deir el-Bahari, donde se levantó el templo funerario de la reina Hatshepsut, sino que eligió para su descanso eterno la colina de Dra Abu el-Naga, medio kilómetro más al norte, porque allí estaban enterrados los miembros de la dinastía XVII”, concluye el director del Proyecto Djehuty.
En un contexto político fragmentado, la dinastía XVII, originaria de Tebas, la ciudad meridional más importante, lideró la reconquista y la expulsión de los gobernantes del norte (denominados hicsos). Además, unificó el país y propició el germen de una nueva etapa histórica en Egipto, el Imperio Nuevo, la época de los grandes reyes que forjarían el imperio egipcio desde su nueva capital, Tebas.
Las excavaciones e investigaciones en Luxor se han llevado a cabo durante 12 años y han servido para que los arqueólogos se hagan una idea más precisa de los secretos que esconde esta gran necrópolis de la antigua Tebas, dominada en el extremo norte por la colina de Dra Abu el-Naga. En el centro y a los pies de la colina es donde los arqueólogos decidieron situar su área de excavación.