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Análisis

Surface RT: el nuevo concepto de tableta de Microsoft

  • La tableta, con un teclado opcional, puede servir como portátil
  • Incorpora Windows RT como versión simplificada de Windows 8, con ciertas limitaciones
  • También tiene un soporte trasero mecánico y funciones multiusuario y multitarea

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Aspecto general de la Surface RT
Aspecto general de la Surface RT con el teclado ligero Touch Cover, apoyado en su base incorporada.

Surface RT, la esperada apuesta de Microsoft de «un PC hecho tableta» ya ha sido presentada oficialmente en España y está disponible a través de la tienda oficial desde hace algunas semanas. Es una interesante opción cuya llegada ha mantenido expectantes a muchos usuarios,  pues se plantea como una alternativa seria a los mundos del iOS de Apple y Android de otros fabricantes – pero solo tras convivir con ella unos cuantos días de forma continua es posible analizar todos sus detalles, ventajas y desventajas en profundidad.

Recordemos que Surface RT es la hermana pequeña de la gama Surface: una versión básica de consumo reducido cuyo sistema operativo es Windows RT, la versión simplificada de Windows para «apps estilo móvil» diseñadas para teléfonos y tabletas – frente a la Surface Pro (que todavía no está disponible en España, pero sí en otros países) donde Windows 8 Pro funciona al completo.

En busca de una personalidad propia

A veces menos es más y lo que el RT pierde en posibilidades lo gana en tiempo de batería y una experiencia de usuario más consistente – o al menos esa es la idea con la que ha sido concebido, pues todas las apps deben pasar por el filtro de calidad y exigencias de la Windows Store, incluyendo las utilidades, aplicaciones de productividad, juegos... 

Microsoft denomina a la Surface RT «una tableta con la que hacer muchas cosas» – una generalidad que indica que todavía puede estar buscando su propia identidad. La Surface RT debería servir tanto para leer como para ver películas, oír música, jugar o mantener una videoconferencia. Pero también se posiciona como un dispositivo en el que crear contenidos: textos, hojas de cálculo o presentaciones (incluye una versión simplificada de Office) y como videoconsola – incluso se puede conectar de forma inalámbrica un mando de Xbox.

Situada por su precio en la gama medio-alta ofrece una muy generosa pantalla de 10,6 pulgadas en formato panorámico 16:9 HD (720), procesador ARM Cortex-A9 MPCore, 32 GB de almacenamiento y una batería que sobradamente dura todo un día de uso normal, 8 horas según las especificaciones. Es mucho más que un lector de libros o un reproductor de vídeos, pero tampoco es un portátil completo, dado que no ejecuta los mismos programas (solo los RT). Aunque se suministra con muchas apps preinstaladas y se pueden descargar miles más, quien necesite de verdad un portátil para correr «programas normales» por su trabajo o labores del día a día tendrá que esperar a la Surface Pro.

No solo mirar: también escribir

El complemento básico y uno de los puntos fuertes de la Surface RT es el teclado,  algo que muchos fabricantes han ignorado o dejado en manos de los fabricantes de periféricos. Microsoft lo vende en dos opciones, llamadas Touch Cover y Type Cover. Ambas hacen las veces de «tapa» para la pantalla y se engarzan elegantemente con un potente conector magnético – incluso sin problemas de soltarse si se sujeta la pantalla boca abajo.

Además de su resistencia a accidentes habituales como el agua la respuesta táctil los hace muy cómodos –especialmente el Type Cover, que es mecánico– e incluyen trackpad; sin ellos la tableta se ve un poco huérfana y resulta menos cómoda, aunque también tenga el teclado habitual en pantalla.

Eso sí: el precio de estos teclados está por encima de los 100 euros, a añadir al total. Alternativamente, se puede enchufar cualquier teclado o ratón USB que haya por casa o la oficina –funcionan a la perfección– lo cual puede ser una alternativa más barata.

Detalles muy cuidados

La Surface RT está llena de detalles interesantes: los materiales con que está construida son una aleación de magnesio y el resistente cristal «Gorilla Glass 2», que la hacen especialmente sólida – quizá de hecho vaya un poco «pasada de peso» (casi 700 gramos + extras) pero su delgado aspecto (9,3 mm) no lo aparenta. 

Claramente el equipo no se destrozará por un simple golpe o caída algo que además ayuda a evitar el conector magnético del cargador. Además del USB 2.0 lleva también salida de auriculares, un conector microSDXC con el que ampliar la memoria o leer tarjetas de cámaras fotográficas, altavoces estéreo y doble cámara (delante/detrás) perfectamente alineada para videoconferencias.

Windows RT en el mundo de la Surface

En cuanto la interfaz del sistema, todas las funciones están al alcance del dedo: basta arrastrar desde los laterales hacia el centro para desplegar los menús de opciones generales o de las apps; el botón Windows hace las funciones de «volver al principio» y los movimientos de los paneles de Windows RT son fluidos y cómodos, además de personalizables.

No obstante cuando se descargan aplicaciones se observa que muchas entienden la consistencia en cuanto a interfaz  muy a su manera, algo que puede despistar a más de uno. Quizá la peor parte se la lleve la inclusión del Desktop (el «Escritorio tradicional de Windows») donde todavía residen algunas de las funciones.

El caso es que la zona del Desktop es más parecida a un PC que una tableta y es necesaria para algunas funciones, pero muchas de ellas se ven en cierto modo desubicadas, incluyendo su aspecto (letra pequeña demasiado pequeña aunque se amplíe, ventanas, iconos de tamaño ínfimo) y no parecen adecuados para todos los usuarios, además de desaprovechar la pantalla. ¿Dos paneles de preferencias? ¿Dos Internet Explorer? Quizá Microsoft debiera recordar que simplificar es duro porque requiere sacrificar cosas a veces importantes y que el reto precisamente está en eliminar o esconder lo que confunde, adaptando o manteniendo únicamente lo esencial. Un consejo para no perderse: aprender algunos de los atajos de teclado indicados en el manual para no morir en el intento de entender esa confusión.

Entre los detalles más positivos de Windows RT que hacen de Surface RT una tableta competitiva y en cierto modo innovadora están la gestión de la multitarea, que permite visualizar dos aplicaciones a la vez en la pantalla principal (por ejemplo escribir o navegar mientras se ve la televisión con Zattoo Live TV en una esquina); las cuentas multiusuario que facilitan que la misma tableta la usen varios miembros de la familiar (incluyendo un modo especial para niños, que limita el uso de ciertas aplicaciones o sitios web) y otros detalles como las contraseñas mediante imágenes.

Otras características y las apps de la Windows Store

Microsoft ha apostado por prescindir de las comunicaciones a través de telefonía 3G haciendo que Internet en los Surface sólo esté disponible a través de Wi-Fi (o montando un tethering a través del móvil, si se cuenta con esa opción, o instalando un dispositivo Mi-Fi o similar). Esto es una tendencia cada vez más común entre los fabricantes –aunque muchas todavía ofrecen el 3G como algo «opcional»– pero a tener en cuenta dependiendo de para qué se vaya a usar la Surface: si no hay Wi-Fi o el teléfono móvil no admite tethering no se podrá acceder a la Red ni a parte de la información allí almacenada hasta «volver a la base».

Por otro lado, Surface tiene aspectos más que mejorables en cuanto a la integración con las redes sociales fundamentales de hoy en día como Twitter o Facebook –apenas testimonial– y aumentar la variedad y calidad de las aplicaciones de la Windows Store en general. Sin datos oficiales se hablaba de un catálogo de unas 35.000 a principios de año.

Podríamos resumirlo diciendo que las aplicaciones básicas de Surface RT cumplen con su labor: galerías de fotos, vídeos, mapas Bing, el Tiempo… Nada sofisticado pero suficiente. La sección de música es especialmente potente con el amplio catálogo de Xbox Music. Pero al pasar al mundo de las apps adicionales para sacarle más partido la cosa se queda corta. No hay que olvidar esto: Surface RT solo ejecuta las apps de la Windows Store diseñadas para RT, no las aplicaciones genéricas del Windows «de toda la vida» ni tampoco los juegos de Xbox 360.

En la Windows Store hay «grandes conocidos» como Skype para hablar y hacer videoconferencias; Kindle de Amazon para leer libros; el buscador de Google; el lector de documentos Evernote; el reconocedor de canciones Shazam; Zattoo Live TV para ver todos los canales de televisión e incluso la aplicación oficial de RTVE con su variada oferta y directos.

Aunque no está Twitter, por ejemplo, existe MetroTwit que es gratuito y muy potente. Hay varios reproductores de vídeo de calidad (incluyendo subtítulos) como Multimedia8. También está presente Facebook, aunque en aplicaciones no-oficiales que dejan un poco que desear. Otros títulos populares brillan por su ausencia, pero grandes clásicos del terreno de los juegos como Angry Birds o Cut the Rope están ahí. La ausencia de algunas apps puede que no sea debida tanto a la dejadez de los desarrolladores como a que la tableta está en medio de la batalla de sistemas y estrategias, que no favorece ni anima a la «competencia» a apoyarla.

Conclusión

Surface RT es una alternativa a tener en cuenta como tableta para aquellas personas que necesiten algo más que un lector o un gadget para ver películas y ocasionalmente les venga bien «algo parecido a un PC» – siempre que estén dispuestos a pagar por ello y por un producto «de marca». Su teclado perfectamente diseñado puede que haga a muchos decantarse, y además la duración de su batería es un plus, así como la calidad y tamaño de la pantalla, más que suficientes.

La Surface puede parecer un tanto pesada en un primer contacto, pero hasta hace poco andábamos con portátiles más grandes y «gorditos» en las mochilas. Quien además piense en compartirla en casa tiene en la función multiusuario un argumento extra para evitarse dolores de cabeza – aunque habrá de acostumbrarse a Windows RT.

En cuanto a precios, Surface RT se vende en dos versiones: 32 GB y 64 GB (479 y 479 euros, respectivamente) en colores blanco, negro y azul; si le añade alguno de los los teclados son unos 100 euros más y por 25-30 euros se pueden comprar 32 GB más de memoria fáciles de instalar (el sistema ocupa unos 16 GB aproximadamente, dejando libre el resto). El precio incluye también la licencia de Office Home Student 2013 RT que va preinstalado.

Una versión equilibrada para un usuario normal sería tal vez la versión básica de 32 GB –es más barato usar «la nube» o un par de tarjetas de ampliación a medida que se necesiten– añadiéndola el teclado mecánico Type Cover. Esto hacen unos 600-650 euros en total: más que otras tabletas pero menos que muchos ultrabooks, lo cual teniendo en cuenta que es un equipo de calidad y marca reconocida suena más que razonable.