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El hombre de Neandertal, no tan diferente a nuestra especie

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Hace 250.000 años apareció en el continente europeo una nueva especie de homínido, el hombre de Neandertal, considerado durante largo tiempo una subespecie del Homo sapiens.

Su ámbito geográfico se extendió desde Gibraltar hasta Uzbekistán, en Asia Central. Los primeros fósiles fueron hallados en 1856 en Alemania, en el valle del río Neander, en un momento en el que la ciencia no estaba preparada  para aceptar especies humanas distintas de la nuestra. 

Darwin no había publicado todavía El Origen de las Especies, y el célebre paleontólogo francés Georges Cuvier aseguraba que "el hombre fósil no existe". El esqueleto hallado en 1908 en la Chapelle-aux-Saints, sirvió como modelo para una definición errónea de esta especie que durante años dominó la imaginación popular: brutos, primitivos y simiescos.

Sin embargo, las investigaciones realizadas en los últimos años nos muestran a unos seres lejanos en el tiempo, pero no muy distintos a nosotros. Fueron excelentes talladores de piedra, utilizaron el fuego de forma sistemática, adornaron sus cuerpos, cuidaron a ancianos y enfermos y enterraron a sus muertos.

En A hombros de gigantes hemos hablado con Antonio Rosas, profesor de investigación del CSIC, director de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Trabaja desde 2003 en el yacimiento asturiano de El Sidrón, uno del os más importantes del mundo, y es autor de Los neandertales editado por La Catarata.