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El debate de 'vices': Experiencia versus juventud

  • El dilema que evocan Biden y Ryan se repite en los debates desde 1976
  • Los vicepresidentes emplean un tono más agresivos que sus 'jefes'
  • No selen cambiar la carrera, aunque pueden reforzar tendencias de campaña

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El debate entre los dos candidatos a la vicepresidencia de estados unidos levanta más expectación de lo habitual

El jefe de campaña del candidato republicano llama a dos expertos en política exterior para que asesoren a su joven candidata a vicepresidenta.

"Creo que podriamos empezar con una introducción a la economía rusa y a las tensiones tras la Guerra Fría", le dice uno de ellos. "Estaba pensando en algo un poco más simple", le responde el responsable enigmático. En la siguiente escena aparecen señalándole en un mapa los países que se enfrentaron en la II Guerra Mundial.

La escena forma parte de la exitosa recreación que la emisora HBO ha hecho de la elección de Sarah Palin como candidata a vicepresidenta hace cuatro años en la miniserie "Game Change" pero muestra hasta qué punto los debates de vicepresidentes terminan cayendo una y otra vez en el mismo dilema: cómo hacer que resulten creíbles jóvenes promesas que, de alguna manera, buscan dinamizar la campaña, frente a rivales mucho más expertos.

Pese a su corta historia -comenzaron en 1976 y no se celebraron en 1980- los debates de vicepresidentes ya han creado su propia dinámica: el experto teme que su vagaje le haga parecer viejo y alejado del estadounidense medio frente su joven rival, que a su vez necesita no meterse en jardines demasiado complicados que le pongan en evidencia.

Hasta la conocida serie "El ala oeste de la Casa Blanca" le dedicó un capítulo en su última temporada, en la que el carismático y experto Leo McGarry afrontaba la tarea de dar la cara ante las cámaras tras toda una vida entre bastidores y se sentía, por primera vez, vulnerable.

Roles ya conocidos

Su papel se acerca bastante al de Dick Cheney,  el oscuro vicepresidente de Bush que pese a su mala imagen ganó los dos debates que mantuvo en 2000 y 2004, e incluso al del senador Lloyd Bentsen, que en el debate de 1988 protagonizó el que es quizá el momento más memorable de la pequeña historia de estos debates, cuando le respondió abruptamente a su rival republicano, el joven Dan Quayle.

En el otro lado, candidatas relativamente inexpertas como la congresista Geraldine Ferraro en 1984 o la propia Palin en 2008 consiguieron defenderse mejor de lo esperado, precisamente por el 'juego de expectativas' que les colocaba en franca desventaja frente a sus expertos rivales, George H. Bush y Joe Biden, respectivamente.

Ahora Biden se enfrenta a otro relativo inexperto, el congresista Paul Ryan, aunque la buena actuación del republicano Mitt Romney ha hecho que la presión esté sobre el vicepresidente demócrata, que necesita una victoria clara para revivir la campaña de Obama, ahora por detrás en las encuestas.

Tiene en su contra la propia historia, que dice que este debate suele cambiar poco o nada en la carrera, aunque cuenta con la baza de la estadística: el vicepresidente que vence suele coincidir con el candidato que termina ganando las elecciones el primer martes de noviembre.

Éstos han sido los grandes choques de expertos contra novatos en la historia de los debates de vicepresidentes.

1984: Bush contra Ferraro. La pedantería pierde al experto

George H. Bush, patriarca de una familia política clave en la historia reciente de Estados Unidos y figura clave en el fin de la Guerra Fría, cayó en la trampa de su sobrada experiencia en asuntos internacionales y perdió el debate contra la congresista por Nueva York Geraldine Ferraro -la primer mujer candidata a vicepresidenta- en 1984.

Bush trató de darle una lección de política exterior a cuenta de la crisis de los rehenes de la embajada iraní. "Déjeme ayudarle, señora Ferraro, con la diferencia entre Irán y la embajada en Líbano", le espetó en un momento del debate.

Ferraro le escuchó atentamente, pero su respuesta dejó clavado al vicepresidente: "Estoy casi ofendida, vicepresidente Bush, con su actitud condescendiente de que tiene que darme lecciones en política exterior".

El debate sobre el debate posterior giró no tanto sobre los contenidos sino por el hecho de que el vicepresidente fuese condescendiente con la primera mujer candidata al puesto en la historia (como recuerda Foreign Policy, Bush no ayudó demasiado cuando se le escuchó decir "tratamos de patear pequeños culos anoche").

Años después, la propia Ferraro reconocería su inexperiencia en política exterior, pero mantenía el fondo de su razonamiento: "No necesitaba que un hombre que era el vicepresidente de Estados Unidos y mi oponente se revolviese y me despreciase".

Ferraro estuvo en las noticias los días siguientes, pero la derrota de la candidatura que tenía con Walter Mondale frente a Bush y Reagan fue de las más sonadas en la historia reciente.

Ocho años antes el propio Mondale protagonizó el primer debate de vicepresidente frente a Bob Dole y también ganó, aunque esta vez por el error que cometió el que luego sería candidato republicano en 1996: sacar del cajón un memorándum del Congreso sobre las víctimas en los conflictos bélicos producidos bajo Administraciones demócratas proporcionado por un 'fontanero' de la Casa Blanca llamado Dick Cheney, luego vicepresidente en el gobierno de Bush hijo.

"Si sumase los asesinados y heridos en guerras demócratas en este siglo, serían alrededor de 1,6 millones de estadounidenses, suficientes para llenar la ciudad de Detroit", dijo en una extraña adjudicación partidista de nada menos que la I Guerra Mundial, la II Guerra Mundial y las guerras de Corea y Vietnam.

"El senador Dole se ha ganado a pulso su reputación de asesino a sueldo esta noche", le respondió Mondale.

1988.Bentsen contra Quayle. La presunción abofetea al novato

Cuatro años después Bush 'fichó' al joven senador de 40 años Dan Quayle como vicepresidente para darle una imagen de renovación a su campaña pero desde el primer momento existió la duda de si realmente estaba preparado para asumir la tarea.

Para defender su experiencia, Quayle aseguró que tenía "tanta experiencia como Jack Kennedy cuando buscó la presidencia".

Su rival experto era el senador por Texas Lloyd Bentsen, que estaba en el Congreso desde 1948 y que pasaría dos décadas en la cámara alta. Nunca antes un vicepresidente del tipo 'experto' se ha encontrado con una mejor oportunidad para machacar a un rival...y así lo hizo.

"Senador, yo he servido con Jack Kennedy. Conocí a Jack Kennedy. Jack Kennedy era un amigo mío. Senador, usted no es Jack Kennedy", le espetó.

Quayle reconocía al New York Times estos días que su rival tuvo "una buena frase" pero que, al igual que ocurrió con Mondale, no cambió nada: Bush consiguió una victoria arrolladora frente a Dukakis.

1992.Stockdale o los dilemas existenciales de un anciano

El debate de vicepresidentes de este año fue a tres bandas debido a la irrupción de Ross Perot, cuya actuación en los enfrentamientos con Clinton y Bush le ayudó a posicionarse de cara a los votantes y lograr un resultado histórico para un independiente, básicamente a costa de la derrota de Bush.

Sin embargo, su 'ticket' no tuvo tanta suerte y fue objeto de mofas por parte del conocido "Saturday Night Live". Trató de empezar de manera original su intervención y se preguntó en voz alta "¿Quién soy?¿Por qué estoy aquí?" pero lo que vieron los espectadores fue a un veterano ganador de la medalla de honor fuera de lugar y al que no le funcionaba el audífono cuando le preguntaba el moderador.

2004. Cheney 'conoce' a Edwards

Las expectativas no eran precisamente buenas para la campaña de Bush. Tras perder el primer debate con Kerry, su polémico vicepresidente se enfrentaba contra una estrella pujante de los demócratas, el senador sureño John Edwards, lo que podía profundizar la tendencia negativa en las encuestas.

Edwards salió al ataque y le reprochó su papel en la guerra de Irak y los oscuros contratos de la empresa de seguridad privada de la que antes era directivo, Halliburton.

Pero el experto Cheney tiró de manual y expresó toda su gravedad y calma de hombre de estado frente al senador novato, cuya categoría de recién llegado le echó en cara de manera demoledora.

"La primera vez que le veo es cuando ha salido al escenario esta noche", le dijo para luego rematar: "Probablemente no estuvo allí cuando se votó eso", en referencia al Guerra de Irak.

Luego se supo que, en efecto, se habían visto en varias ocasiones, algo inevitable teniendo en cuenta que Cheney presidía el Senado como vicepresidente y Edwards era miembro de la cámara pero la frase surgió efecto, más aún cuando Edwards se revolvió y sacó a colación el hecho de que la hija de su rival era lesbiana y él apoyaba la prohibición constitucional del matrimonio gay.

"Déjeme agradecerle simplemente al senador sus amables palabras sobre mi familia y nuestra hija. Lo aprecio mucho", respondió Cheney con contención.

2008. La frescura salva a la inexperta Palin

El último debate de vicepresidentes atrajo una atención sin precedentes, aunque fuese por morbo. Tras una desastrosa entrevista con Katie Couric, las dudas sobre la preparación de Palin llegaron a tal punto que algunos pensaron que su candidatura se vendría literalmente abajo frente al experto senador de Delaware Joe Biden.

La pelicula Game Change refleja cómo el personaje de Palin, encarnado por Julianne Moore, memoriza respuestas a preguntas y da respuestas genéricas para evitar mostrar su desconocimiento. Incluso con un toque humorístico señalan que Palin pronunciaba el nombre de su rival como O'Biden.

Este lapsus en la ficción lo tendría en el debate respecto al comandante de las fuerzas de la OTAN de aquel entonces, David McKiernan, al que Palin bautizó como McClellan.

Pero en la entrada al escenario y con el micrófono abierto, la gobernadora de Alaska tuvo un movimiento inesperado: "¿Puedo llamarte Joe?", le dijo amablemente a su rival, que durante los 90 minutos de debate se cuidó mucho de atacar demasiado duramente a su rival y dejó que simplemente quedase patente su mayor nivel para el cargo.

Cuatro años más tarde, ante el 'cerebrito' de presupuestos de los republicanos de la Cámara de Representantes, lo tendrá más difícil, al menos sobre el papel.