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Los inversores creen que las nuevas empresas necesitan más financiación y seguimiento

  • "Un proyecto mediocre con un buen equipo puede salir adelante"
  • Ven necesario más seguimiento hasta que las empresas se consolidan

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Traajadores de Digital Legends
Trabajadores de Digital Legends, una de la empresas de videojuegos españolas más importantes.

El camino, desde que nace una empresa hasta que consigue beneficios, como para seguir adelante, es azaroso. Hay muchas que no pueden seguir, al no haber encontrado financiación o clientes para hacerla rentable.

Michael Kleindl es business angel, es decir, un inversor que invierte sus propios fondos en empresas que están empezando, a cambio de participación accionarial. “Aunque sea un proyecto mediocre en si, con un buen equipo puede salir adelante”, asegura.

Este empresario de origen alemán vive en España desde hace nueve años. En este tiempo ha visto evolucionar el mercado. “Cuando entonces comenté que estaba pensando en invertir en internet me dijeron: estás enfermo”. Sí, el mercado ha cambiado “y cambiará más”, añade.

Inversores como Kleindl invierten en la evolución de las empresas recién  nacidas para ampliar su capital. Otros proyectos de más envergadura,  como Wayra, de Telefónica, se encargan, explica su  director Gonzalo Martín Villa, de “acelerar su desarrollo con  financiación y un espacio físico”.

Un proyecto con futuro

Una de las empresas en las que Kleindl ha depositado su confianza es sindelantal.com. La confianza en esta empresa se explica por el perfil de sus fundadores, “sus ganas de emprender y de salir adelante y también porque es un modelo de negocio puro y duro de Internet, con mucha estabilidad”, que se puede gestionar con bajos costes.

A pesar de que en España el comercio electrónico todavía no ha alcanzado el arraigo de otros países como EE.UU., este inversor ve que las cosas han cambiado y “se han levantado proyectos” que dan empleo “a cientos de personas”. Ahora, considera este business angel, se nota “buen ambiente, se notan las ganas de la gente en asumir riesgos, algo que hasta ahora no era tan frecuente en la sociedad española”.

Las empresas, incluso las que han conseguido abrirse camino en el  mercado, tienen un largo camino “hasta que son proyectos maduros”. Por  eso, explica Martín Villa, responsable de Wayra, la aceleradora de proyectos de Telefónica, les gustaría que el seguimiento se completara a toda la cadena, desde que nacen, porque “a lo largo de la azarosa vida del emprendedor, hay muchos momentos en que puede caer”.

Kleindl cree que las medidas que está adoptando el Gobierno español “están en el buen camino”, para mejorar la situación de los emprendedores, esto contribuirá, augura, a poner en marcha “un ecosistema” para que el riesgo sea menor en los comienzos.

Seguir a las empresas hasta el final

Wayra ha recibido 12.000 proyectos procedentes de España y de 11 países de Latinoamérica en su primer año de vida.  Cada proyecto recibe una financiación de 45.000 euros. “Hay emprendedores, pero hace falta más apoyo por la parte de la financiación”, señala Martín Villa, y para las ‘start ups’ supone además “un engorro tener que buscarse un espacio físico”.

Los proyectos que Wayra apoya se presentan a la comunidad inversora cuando han superado una fase de “aclaración”, para que sigan creciendo. Desde esta ‘star up’ aceleradora de proyectos, ven que el índice de mortalidad de las empresas todavía es "elevado", y les gustaría que “se redujera en la medida de la posible”.

“Ciertas cosas son complicadas todavía”, señala Kleindl, que explica su  experiencia negativa en un contrato reciente. En el sistema jurídico  español todavía “hay poca lealtad en la firma de un contrato”, y añade  que “la cultura de no pago y no pasa nada, no ocurre en el norte de  Europa”.

El fin de un proyecto, asegura el responsable de Wayra, puede producirse “en cualquier momento” y casi siempre “por falta de una financiación fuerte”. Todavía hay muchas cosas que se pueden hacer, empezando por aligerar “el mundo burocrático”, por eso, coincide con Kleindl en creer que las últimas iniciativas políticas para facilitar la apertura de nuevos negocios, eran necesarias.