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Cosima Dannoritzer: "Supe que pasaba algo especial: la gente hablaba sobre obsolescencia programada en la peluquería y en el autobús'"

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Cosima Dannoritzer
Cosima Dannoritzer

Hasta enero de 2011, cuando La 2 emitió por primera vez Comprar, tirar, comprar, muchas personas no habían oído hablar del concepto obsolescencia programada. El que más y el que menos, había comprobado de primera mano que sus productos tecnológicos tenían una vida limitada pero desconocían el término que la televisión y las redes sociales popularizaron en muy poco tiempo. Hoy, internet está lleno de referencias a la obsolescencia programada, prácticamente todas ellas vinculadas al documental que firma Cosima Dannoritzer.

  • Cosima, desde tu punto de vista ¿Cuál es el secreto del éxito de Comprar, tirar, comprar?

Como presentamos pruebas concretas, fue posible ir más allá de los rumores y empezar a actuar.

Creo que el documental confirmó algo que mucha gente ya estaba sospechando: el hecho de que hay algo más detrás de las vidas, cada vez más cortas, de los productos de consumo y de la nostalgia de la gente mayor que nos dice que antes duraba todo más.

Como en el documental presentamos pruebas concretas, fue posible ir más allá de los rumores y empezar a actuar. Muchas veces gastamos tiempo debatiendo si algo es verdad o no, y mientras tanto, se pasa el tiempo. Con los hechos a mano, podemos analizar mejor la situación y nuestro papel con respecto a ella, y decidir si nos gusta así o si queremos cambiar algo.

Creo que también ha gustado la actitud positiva de nuestros personajes, que se enfrentan a la obsolescencia programada con mucha ingenuidad y mucho sentido de humor. Sería mucho más fácil sentirse como víctima y no hacer nada. En la versión larga incluso hay un personaje que escribe poemas de 'queja' contra la obsolescencia programada y los envia a los fabricantes...

Internet, clave en el éxito del documental

  • ¿Qué papel crees que han jugado internet y las redes sociales en el largo recorrido de este trabajo?

Internet y las redes sociales han jugado un papel importante. Empieza con los numerosos blogs donde han escrito sobre el documental. Por ejemplo, el otro día vi uno donde decían que habían salvado dos impresoras gracias al software del informático ruso que se ve en el documental. Y sigue con el intercambio de información de todo tipo entre internautas: dónde ver el documental, dónde postear ejemplos nuevos de la obsolescencia programada, dónde hay proyectos de diseño más sostenibles... etc.

Hace poco incluso filtraron la información de cómo resetear el chip contador de algunos modelos de impresoras de HP y muchos creen que esta información ha venido desde dentro de HP. Si no se hubiera dado a conocer el concepto de la obsolescencia programada, igual esto no habría pasado y seguiríamos creyendo que hoy en día los productos duran menos porque el progreso no es compatible con la durabilidad o algo así.

  • ¿Cómo has vivido todo este proceso? ¿Qué ha supuesto para ti tanto en lo profesional como lo personal?

Como realizadora, estoy muy contenta de que el documental haya inspirado tanto interés y debate porque puede pasar que, después de muchos meses de trabajo, un documental se emita una sola vez y a una hora cuando todo el mundo está durmiendo y luego ya no se oiga nada más. Esta vez era diferente.

Los documentales todavía funcionan como vehiculo de información y para inspirar debates, en vez de sólo para entretener

Me enteré que algo especial estaba pasando cuando colegas me comentaron que habían oído a la gente comentar sobre la 'obsolescencia programada' en la peluquería y en el autobús. Veo que, en una época de tantos medios a nuestra disposición, los documentales todavía funcionan como vehiculo de información y para inspirar debates, en vez de sólo para entretener.

A nivel personal, los viajes a tantos festivales -EEUU, China, Rusia, América Latina y muchos países europeos - me han dado la oportunidad de debatir en directo con espectadores y colegas, lo que siempre es un privilegio y una oportunidad para aprender. Ahora tengo unos souvenirs y memorias muy bonitos de la hospitalidad de todo el mundo: por ejemplo, una bombilla LED de Rusia, un pan artesanal de España, unos pendientes tradicionales de Colombia... Allí fuera hay todo un mundo de cine en defensa del medio ambiente...

  • ¿Qué diferencia la versión del documental estrenada en 2011 de la que veremos el viernes 20 de abril?

A mi me gustan la dos versiones pero la versión más larga nos daba la oportunidad de explicar unas historias nuevas muy específicas y, de paso, profundizar en el análisis de la sociedad de consumo en general. Por ejemplo, hablamos más de la cuestión ética y moral, y también política. En los años 80, los países comunistas lanzaron una bombilla de larga vida al mercado internacional, con resultados inesperados...

Cada público, un mundo

  • Comprar, tirar, comprar se ha exhibido en televisiones de todo el mundo, ha participado en decenas de festivales y ha cosechado algunos de los más importantes galardones del sector audiovisual. ¿Todos los públicos son iguales? ¿Cómo han reaccionado los espectadores de los diferentes países?

Mucha gente ya está harta de que la publicidad nos diga que el consumo es la clave de la felicidad

Los públicos son muy diferentes y ha sido muy interesante presentar el documental en tantos países. Por ejemplo, estaba un poco nerviosa pensando en la reacción de los americanos, porque puede parecer que son un poco los malos de la película, con tantas secuencias dedicadas a personajes americanos, pero los espectadores allí se rieron más que en ningún sitio, incluso de sí mismos. Luego hicieron preguntas prácticas: querían saber cómo enseñar el documental en los colegios o cómo van funcionando en Europa ideas alternativas como el decrecimiento.

Los alemanes se enfocaron más en la tecnología y en los derechos del consumidor. Un grupo de Berlín montó enseguida una página de Facebook para buscar más ejemplos concretos (Murks, nein danke!).

En España se notan sobre todo las ganas de compartir información por la red y la comunidad. Los franceses invitaron varias veces a políticos locales a los debates sobre el documental para poder preguntar directamente como cambiar las cosas, por ejemplo, en lo relativo al reciclaje en su ciudad.

Me sorprendieron también los rusos,  con su movimiento ecologista naciente (durante el festival, estuve alojada en el "eco-loft" de Moscú), y el interés de los chinos. De hecho, el documental ha participado en tres festivales chinos, ¡con dos nominaciones y un premio!.

Al final, los públicos son iguales en el sentido que mucha gente ya está harta de que la publicidad nos diga constantemente que el consumo es la clave de la felicidad y que siempre hay que tener lo más nuevo, aunque esté sufriendo el medio ambiente - ¡y el bolsillo!

  • ¿Alguna anécdota que merezca la pena rescatar de la 'gira mundial' del documental?

En Zagrebdox, en Croatia, se equivocaron con la duración del documental. Pensaban que duraba 52 minutos pero en realidad tenían la versión larga de 75 minutos. Cuando acabó la proyección no quedaba tiempo para preguntas y debate porque ya había cola para la siguiente película. Así que contesté a las preguntas en el centro comercial donde está ubicado el cine, lo que me parecía un lugar muy idóneo. Hablamos rodeados de objetos de consumo por todas partes, mientras, como en muchos sitios, las tiendas estaban bastante vacías. La gente o ya no tiene dinero o ya no cree tanto en el consumo como antes. Lo que llenó el centro en esta semana fue el festival. Igual hay que rediseñar estos sitios para más usos culturales...

Iniciativas novedosas

  • En Comprar, tirar...  se muestran alternativas a una economía basada en la producción infinita en un planeta con recursos finitos. ¿Han llegado hasta vosotros iniciativas novedosas impulsadas a raíz de la emisión?

En Bélgica están cambiando la ley para que a partir de ahora la vida útil de un producto esté especificada en la etiqueta

Creo que el tema ya estaba en el aire, y con la crisis todavía más. Pero han pasado algunas cosas concretas muy interesantes. En Bélgica, por ejemplo, están cambiando la ley para que a partir de ahora la vida útil de un producto esté especificada en la etiqueta. Y en la Unión Europea están revisando la ley contra la exportación ilegal de residuos electrónicos. También me están contactando muchos estudiantes, principalmente de Alemania y España, que piden información para un proyecto escolar o académico sobre la obsolescencia programada. Espero que de ahí, salgan nuevos ejemplos e iniciativas. Muchas veces se dice que los jóvenes sólo quieren lo nuevo, pero también son muy abiertos a ideas nuevas sobre la sostenibilidad.

  • A día de hoy, con la crisis en un momento tan crítico... ¿Cambiaría el enfoque de tu documental?

No, lo haría igual. Porque desde del principio del consumismo en los años 20, la raíz del problema es la misma: una sobreproducción de productos, y como consecuencia, de residuos; lo que nos lleva a problemas económicos, sociales y medioambientales.

Parece que ser que la única meta ahora mismo es el crecimiento económico, pero el problema es que cada vez que crece la producción de productos baratos con vida muy corta, también crecen los residuos y la polución y otros problemas. Es un ciclo vicioso que no tiene futuro. Es posible que eso tenga sentido cuando uno es jefe de una empresa globalizada y solo mira las cifras de ventas, pero  mirando por la ventana a la calle, se ve que no tiene sentido al nivel social y medioambiental, especialmente a largo plazo.

En cierta manera, creo que la crisis es buena para nosotros en este sentido, porque nos hace pensar más en la conciencia social e investigar otras alternativas. Los resultados ya se ven: hay un renacimiento de la idea de reparar y de conceptos que han existido ya desde tiempos inmemoriales, como el intercambio.

Pasado, presente, futuro...

  • ¿Has seguido en contacto con algunos de los protagonistas de Comprar, tirar…? ¿Qué fue de Marcos López, Mike Anane o los Neistat?

Sigo en contacto con muchos de los personajes. Marcos López me dice que, con la crisis, tiene más clientes que nunca que quieren reparar sus ordenadores y alargar sus vidas un poco más en vez de tirar la máquina directamente como antes.

Mike Anane sigue luchando contra el aluvión de residuos electrónicos rumbo a Ghana. Desgraciadamente, el problema es cada día más grave respecto a la cantidad de basura electrónica que estamos produciendo y que se envía fuera de manera ilegal. De hecho, cuando fuimos de rodaje a Ghana para filmar el vertedero en Agbogbloshie, estaban llegando 300 contenedores de residuos el mes. Ahora son 800 al mes, y cada año hay una punta especial alrededor de Navidades cuando la gente de los países ricos recibn aparatos nuevos de regalo y tiran los antiguos aunque todavía funcionen.

  • ¿Cómo ves el futuro?¿Algún proyecto a la vista?

De hecho, estamos preparando una secuela del documental y espero que sea otra vez una colaboración con TVE. ¡Me ha gustado mucho trabajar con vosotros!