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Smithson Tennant, el estudioso de los diamantes

  • Con nueve años realizó su primer experimento, preparó pólvora para divertirse
  • Demostró que los diamantes están compuestos de carbono puro
  • Es más conocido por hallar dos nuevos elementos químicos, iridio y osmio

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A hombros de gigantes

Programa de divulgación científica. Es un espacio pegado a la actualidad con los hallazgos más recientes, las últimas noticias publicadas en las principales revistas científicas, y las voces de sus protagonistas. Pero también es un tiempo de radio dedicado a nuestros centros de investigación, al trabajo que llevan a cabo y su repercusión en nuestra esperanza y calidad de vida. Los sábados de 01:00 a 02:00 horas

El químico inglés Smithson Tennant nació en Wensleydale, Yorkshire, el 30 de noviembre de 1761. Era hijo de un clérigo que le enseño latín y griego y nieto de un boticario. Desgraciadamente quedó huérfano de padre cuando aún no había cumplido los diez años.

Fue a distintas escuelas locales y pronto mostró interés por la ciencia. A ello contribuyó poder disponer de la biblioteca y los productos químicos de su abuelo, y con tan solo nueve años realizó su primer experimento al preparar pólvora para su propia diversión.

Sus preferencias se dirigían hacia la filosofía natural, la rama de la ciencia que hoy conocemos como Física. El Tratado de Óptica de Newton fue uno de los libros que leyó con un gran interés. Cuando terminó la educación primaria, tenía un amplio conocimiento de las lenguas clásicas, del francés y una sólida base en física.

Aunque le hubiera gustado estudiar con Joseph Priestley, el conocido químico al que se atribuye el descubrimiento del oxígeno, sus compromisos lo hicieron imposible.

En 1781 empezó a estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo, donde fue alumno de Joseph Black, conocido por sus trabajos sobre el dióxido de carbono.

Solo en el mundo

Sin embargo, la repentina muerte de su madre tras caer de un caballo, le impidió también continuar con sus estudios. Este triste accidente dejó a Tennant solo en el mundo, pero al ser descendiente de una familia rica, pudo disfrutar de una buena posición económica.

A los pocos meses viajó a Suecia donde conoció a Scheele y Berzelius, y a Francia donde tuvo contacto con Berthollet y, posiblemente, con Lavoisier.

En un famoso experimento, Tennant demostró que los diamantes están compuestos de carbono puro

Se matriculó en la universidad de Cambridge, donde se graduó en medicina en 1796, aunque nunca llegó a practicarla ya que se dedicó plenamente a la Química.

En un famoso experimento, Tennant demostró que los diamantes están compuestos de carbono puro. Lavoisier había demostrado previamente que el carbón vegetal y los diamantes eran de la misma clase de materiales combustibles, pero el químico francés pensaba que nunca se llegaría a conocer la auténtica naturaleza de las piedras preciosas 25 años después.

Tennant llevó a cabo un experimento muy caro: quemó un diamante en el interior de un tubo de oro. Observó que se desprendía la misma cantidad de CO2 que al quemar carbón vegetal, de lo que dedujo que ambas sustancias eran químicamente idénticas.

Dos nuevos elementos químicos

Sin embargo, Tennant es más conocido por el hallazgo en 1803 de dos nuevos elementos químicos, iridio y osmio, a partir de las impurezas insolubles en agua regia (una mezcla de ácido clorhídrico y nítrico) del platino bruto.

El Iridio recibió este nombre en honor a la diosa Iris, debido a los llamativos colores de sus sales. Osmio deriva de la palabra griega 'osme', que significa “olor”, debido a que un compuesto de ese elemento presentaba un olor muy desagradable.

El hallazgo le valió el premio de la Medalla Copley de la Royal Society, institución en la que ingresó con tan sólo 23 años, y a pesar de no tener ningún trabajo publicado.

En 1813 fue nombrado catedrático de química en la Universidad de Cambridge. El 22 de febrero de 1815, mientras se encontraba de visita en Francia para presenciar el regreso de Napoleón de la Isla de Elba, un puente levadizo se hundió bajo los cascos de su caballo y fue a parar al fondo de un foso.

El destino quiso que muriera en un accidente de equitación, igual que su madre. El mineral tennantita lleva este nombre en su honor.