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Polvo eres... y en líquido te convertirás

  • La hidrólisis alcalina supone una alternativa más ecológica que la cremación
  • Este proceso genera un tercio menos de gases de efecto invernadero
  • Convierte los tejidos del cuerpo en líquido

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Una funeraria de Florida ha puesto en marcha un nuevo modo de tratar los cadáveres, que sirve como alternativa 'verde' a la cremación y a la sepultura.

La empresa Resomation Ltd ha presentado la unidad de hidrólisis alcalina en la funeraria Anderson-McQueen de la ciudad de San Petersburgo, en Florida. Se esperan que estas unidades se instalen también en casas fúnebres de Europa en las próximas semanas.

El sistema funciona sumergiendo el cuerpo en una solución de agua e hidróxido de potasio a una presión de diez atmósferas, que es calentada hasta los 180 grados durante casi tres horas.

Los tejidos son disueltos, y el líquido puede ser vertido en el alcantarillado público sin ningún problema, según informa la BBC.

Los huesos, que permanecen en la unidad son trasladados a una máquina que los aplasta y los convierte en cenizas. De este modo, los metales del cuerpo y los implantes artificiales se guardan de forma segura.

Un proceso que gasta siete veces menos energía

Según los responsables de esta unidad, la hidrólisis alcalina produce un tercio menos de gases de efecto invernadero que la cremación.

La combustión del cadáver libera a la atmósfera, entre otras cosas, mercurio, un elemento tóxico. Las cremaciones producen un 16% de las emisiones de mercurio a la atmósfera.

Los metales tóxicos del cuerpo no se liberan a la atmósfera

El nuevo sistema utiliza siete veces menos energía que los actuales sistemas de cremación, de acuerdo con los responsables de la empresa.

La hidrólisis alcalina ha sido utilizada con anterioridad en algunos países. A principios de año el estado de Ohio prohibió este método al entender que el proceso no cumplía con las leyes estatales.

La promesión, otra alternativa

Otra alternativa a la sepultura o a la cremación es la promesión, ideada por la bióloga sueca Susanne Wiigh-Masak.

Este proceso consiste en introducir el cadáver en nitrógeno líquido y hacerlo vibrar hasta que el cuerpo se fragmente. Luego los restos pasan por filtros para retirar los metales del cuerpo.

Los restos son depositados luego en un ataúd biodegradable cuyo enterramiento será poco profundo.