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Maldito seas, Mike Leigh

  • Another year, la última de Mike Leigh, se ha presentado en Cannes
  • Una película pesimista de la soledad y la crueldad del paso del tiempo

Ver también: Especial Festival de Cannes 2010 | Javier Tolentino en Cannes

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Acaba de salir la primera de las películas candidata a la palma de oro (con permiso de los colegas franceses que ya comenzaron temprano a postular para ese trofeo a una producción de casa) y esperemos lógicamente que no sea la última y mucho menos la única.

Hablo de Another year de uno de los grandes del cine europeo, Mike Leigh que ya consiguiera la Palma de Oro en 1996 (Secretos y mentiras) ha depositado en Cannes una auténtica lección en la dirección de actores.

No es que te creas a sus personajes es que quieres entrar en esa casa del matrimonio acogedor y quedarte a vivir con ellos, lejos del mundo idiota, egoista y tan competitivo que entre todos hemos creado.

Another year es, no perderemos esta pista, una película pesimista, una película sobre la derrota de las ideas, la erosión de la vida en el ser humano, la soledad (la terrible soledad) y la crueldad del paso del tiempo a través de las cuatro estaciones del año.

Una analista de un hospital londinense y un geólogo que investiga la composición del suelo cercano al Tamesis (estudios que permiten levantar ese nuevo Londres de los rascacielos y de los negocios) forman un matrimonio de los que si quedan ya sólo se ven en el cine.

Esos matrimonios que saben y pueden construir como una especie de burbuja en el interior de sus casas, una burbuja continente donde a partir de cenas y desayunos, meriendas y barbacoas hay espacio para la conversación, el dialogo, la amistad y la generosidad, una isla lejana de la sociedad de los odios y las vanidades, las culpas y los tironeos de unos sobre los otros.

La erosión de la vida en el ser humano

Mike Leigh, que nos tiene acostumbrados brillantemente acostumbrados a un bisturí donde nos muestra el daño de las malas opciones, de los errores y de las secuelas de vivir: gente separada y rota, gente sola que no tienen consuelo en una lata grande de cerveza o en una gigantesca bolsa de patatas fritas.

Mujeres solas que pasado el medio centenar de años saben que ya no será posible ese compañero con el que discutir y preparar las próximas vacaciones de verano y lo peor de todo, según Leigh, es que no hay esperanza, que la gente joven que viene aspira precisamente a ese esquema: la comida de los domingos, el cuidado del jardín por la tarde y la ilusión en una de las playas españolas de la costa brava.

¡Maldito seas, Mike! Nos muestras -con la credibilidad espectacular de tu cine- lo mal que se ha diseñado o dibujado la organización de la vida, incluso, en los mejores casos, porque claro que si encima vienen mal dadas entonces ya encomiéndense a Haneke que este año no toca.

- ¿Dígame un momento agradable de su vida?

- ¿Qué momento dice que le diga?, responde una señora en la consulta de un hospital que comienza con los primeros síntomas de su menopausia.

- Si puede Usted recordar uno de los momentos agradables de su vida.

- ¿Para qué quiera que yo responda a eso?

- ¿Y por qué no?

- No, no quiero eso. Quiero que me de mis pastillas para poder dormir.

- Respondame a la pregunta y llegamos a un acuerdo.

- No sé.

- Quizá el día de su boda, el nacimiento de sus hijos...

- ¿Cómo dice?

- No me va a responder, ¿verdad?.

- Es una bobada.

- No quiere hablar ni pensar, ni mirar atrás. Pues piense porque si no me contesta no tendrá sus pastillas.

(Más o menos, una secuencia de Another year).