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Buteflika afronta su tercera reválida tras haber 'olvidado' los años negros de Argelia

  • La abstención es la única incógnita de las elecciones presidenciales
  • Algunos partidos de la oposición han llamado a boicotear los comicios
  • Buteflika se ha ganado el apoyo popular al lograr la "reconciliación"
  • El suministro de petróleo y gas a España depende del país norteafricano

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Una mujer pasa junto a los carteles del presidente Abdelaziz Buteflika en Argel.
Una mujer pasa junto a los carteles del presidente Abdelaziz Buteflika en Argel.

La abstención es la única incógnita de las elecciones presidenciales de Argelia, en las que será reelegido con toda probabilidad Abdelaziz Buteflika, que ha llegado incluso a pedir el voto para sus rivales.

Candidato que apoyaron los generales en 1999, se ha ganado el apoyo popular al lograr la "reconciliación nacional" a costa de una amnistía general muy criticada por las organizaciones de derechos humanos y las víctimas de los más 150.000 fallecidos del conflicto en la década de los noventa.

Una guerra que se inició precisamente por unas elecciones, las legislativas de 1992, anuladas para evitar el seguro triunfo del Frente Islámico de Salvación. A continuación, los grupos islamistas y las fuerzas gubernamentales se enfrentaron hasta que en 1999 se aprobó la Carta de la Reconciliación, ratificada en referéndum en el 2005.

Desde entonces, los atentados han disminuido notablemente, aunque hace ahora justo dos años Al Qaeda hizo su aparición  como tal grupo en el país con un espectacular atentado en el centro de Argel. 

Las fuerzas de seguridad temen que este jueves  aproveche el impacto mediático de la jornada electoral para llevar a cabo otra acción y han desplegado a decenas de miles de efectivos (sólo policías, unos 160.000).

En el terreno político, todos los esfuerzos de Buteflika son para lograr una participación elevada, después de que desde su elección no haya dejado de disminuir. "Voten, voten incluso contra mí, pero voten", ha dicho repetidamente el mandatario, de 72 años.

En las presidenciales de 1999, el índice de participación fue del 60,25% y en las del 2004 del 52%, mientras que en la última convocatoria electoral, las legislativas del 2007, no llegó al 36%.

El líder del Frente de Liberación Nacional (el partido único, socialista, tras la independencia de Francia en 1962) espera obtener el mismo resultado que en el 2005, cuando ganó con el 85% de los votos en unos resultados validados por los observadores internacionales. "Un presidente que no obtiene una mayoría aplastante no es un presidente", dice tras haber cambiado la Constitución para permitir otra reelección.

Para este segundo objetivo pueden ayudarle los llamamientos a la abstención de dos de los principales partidos de oposición: el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) y la Agrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), ambos mayoritarios en la conflictiva región de la Cabilia (norte), semillero de combatientes islamistas.

Otros grupos creen en sus opciones. "Si las cosas se desarrollan con normalidad, nos encontraremos ante un cambio de nuestra historia", ha declarado la única mujer al frente una fuerza política en Argelia, Louisa Hanoun (trotskista), que no obstante teme la "manipulación" electoral. 

A pesar de su carisma, en las últimas elecciones no pasó del 1%. En total se presentan cinco candidatos alternativos a   Buteflika. La Unión Africana (UA) ha enviado a Argel una misión de observación con cerca de un centenar de integrante.

Veinte millones de electores están llamados desde las 08.00 a las 20.00 (una hora más en la España peninsular) a voyar en más de 46.000 colegios electorales en el país más extenso del Magreb. Los nómadas del sur o del altiplano votan desde el lunes en 234 urnas itinerantes y 941.000 emigrantes en 330 oficinas en el extranjero.

Argelia basa su economía en sus yacimientos de hidrocarburos (98% de sus exportaciones), de los que depende España. La crisis y la bajada de los precios del crudo está empezando a pasar factura al país.