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"Casi le arruino el traje a Will Smith con el vino"

  • El cineasta español Borja Cobeaga recuerda su nominación al Oscar
  • En 2007, su cortometraje Éramos pocos fue candidato a la estatuilla dorada
  • Lo mejor fue la comida de nominados, donde pudo conocer a Steven Spielberg
  • La gala es "mucho más formal", aunque pasó esa semana con muchos amigos
  • Más información en el Especial Oscar 2009

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"No me considero muy mitómano, pero tienes a Spielberg al lado y, ¿qué vas hacer?".
"No me considero muy mitómano, pero tienes a Spielberg al lado y, ¿qué vas hacer?".

"Yo desde pequeñito quería ser director de cine, desde muy, muy pequeñito". Así comienza la historia de Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977), uno de los pocos españoles privilegiados que han recibido una nominación al Oscar, en su caso por el cortometraje Éramos pocos, en la edición de 2007.

"Entonces, claro -apostilla-, con lo que sueñas no es hacer un travelling o vivir un día de rodaje, sino que te den un Oscar o que te nominen".

Y ese sueño se convirtió en realidad cuando, después de ganar el festival de Aspen (uno de los que, a lo largo y ancho del mundo, conceden 'certificados de nominabilidad') mandó su trabajo a la Academia.

Una primera criba le situó entre los diez cortos preseleccionados. "Me llamaron para decírmelo y no me lo creía", dice Cobeaga. Y, entonces, llegó el día que se anunciaban las nominaciones.

"Es una situación muy jodida, porque es un 50% de posibilidades, si te quedas a las puertas, no significa nada", recuerda. "El gran paso es que te nominen, no estar pre-nominado, que es como quedar cuarto en una carrera de 100 metros".

Y él no se podía abstraer de la situación porque "todo mi entorno estaba pendiente de las nominaciones". "Estaba trabajando y tenía a mis amigos dando al F5 del ordenador a ver qué pasaba". Y un amigo le llamó para darle la buena noticia.

"Lo más increíble es que, como no habían dicho las nominaciones de cortos, Anne Igartiburu, que estaba retransmitiendo el acto, dijo: 'es una lástima que al final los dos cortos españoles que estaban en la lista final [también Binta y la gran idea, de Javier Fesser] no hayan llegado a la nominación'". Y eso lo había visto su madre, que a los 5 minutos le llama y se lamenta por él. Y él: "Que sí, que sí". Y ella: "¿Es broma?".

Unas palabras con Steven Spielberg

Después de eso... la locura. "Un aluvión bestial de obligaciones que me produjo un corte en mi vida", como un paréntesis.

Lo mejor, y Cobeaga lo dice sin dudar con los ojos chispeantes, fue el viaje para el almuerzo de nominados.

"Se celebra en un salón de un hotel y es como una especie de convención de aseguradoras o de bodorrio", describe. "Te ponen en una mesa con seis personas o así y yo estaba, entre otros, con Will Smith e Iñárritu".

"Al principio mantenía una actitud un poco distante", rememora. Quería ser discreto. "Pero cuando vi que el resto de los nominados estaban desatados... Veías al maquillador de Apocalypto abalanzándose sobre Spielberg...".

Y no es que el cineasta español se considere "muy mitómano, pero tienes a Spielberg al lado y, ¿qué vas hacer?".

Sin embargo, guarda un recuerdo entre divertido y ridículo: "Me tropecé varias veces, me puse en medio sin querer mientras estaban sacando fotos a la mujer de Will Smith, me empezaron a insultar los fotógrafos. En ese plan, en plan torpezas, muy torpe". "Se me caían las copas de vino al suelo, manchando a gente. A Will Smith casi le dejo el traje arruinado", afirma.

El momento climático fue el encuentro con Steven Spielberg: "Con Spielberg había una cola, como un corrillo. Intercambié tres palabras con él. Llevábamos todos una chapa con la categoría a la que habíamos sido nominados. y me dijo: 'Ah, enhorabuena, qué envidia, yo no conseguí que mi corto (que hizo hace 40 años) estuviera nominado". Y, claro, Cobeaga se quedó "como en una nube".

La gala, una semana en Los Angeles con los amigos

Un mes después, llegó la gala, que es "mucho más formal". "Estás en una sala gigantesca, todo es mucho más amplio y está lleno de invitados".

Recuerda que no tuvo tiempo ni para ponerse nervioso: "Me pilló de sorpresa porque el premio de cortos salió prontísimo y no sabía el orden y fue como 'Ah, no, pues ya está'".

Eso sí, los días previos a la ceremonia estuvo muy arropado: "Fui a Los Angeles con un mogollón de amigos, 30 o así. Invadimos todo un hotel y había mezcla entre gente del equipo, amigos de la infancia y amigos de ahora". "Estuvimos una semana y fue muy gracioso".

Así es Borja Cobeaga, toda experiencia parece pasar por su filtro del humor, que logra transmitir cuando cuenta esa experiencia sin alardes ni histrionismos.

Porque, al fin y al cabo, "los platos siguen sin fregar en el fregadero al día siguiente".

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