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El jugador del Oporto Marega abandonó el partido de su equipo contra el Guimaraes cuando recibió una multitud de insultos racistas desde la grada tras celebrar un gol. El jugador malí calificó de "vergüenza" la situación vivida en el partido, en el que además fue amonestado por ponerse  en la cabeza una silla que le habían lanzado desde la grada.

Un integrante de los Boixos Nois ha sido detenido y sesenta más han sido identificados tras una pelea tumultuaria entre seguidores radicales del Valencia y el Barcelona que se ha producido en las inmediaciones del campo de Mestalla horas antes del encuentro que ambos equipos van a disputar a las cuatro de la tarde.

El detenido lo ha sido por reclamación judicial, según señalaron a EFE fuentes policiales, que explicaron que el grupo de seguidores ultras del club catalán se aproximó a la Plaza de la Afición, situada frente a la tribuna del campo de Mestalla, donde estaban los seguidores radicales del Valencia.

Fue entonces cuando empezaron los enfrentamientos hasta que los efectivos policiales que ya estaban cerca del estadio de cara al partido vespertino intervinieron.

Un espectador amenazó con violar a una árbitra asistente de 16 años en un partido de fútbol de categoría regional disputado este pasado fin de semana en Fuerteventura, según recogió el colegiado principal del encuentro en el acta. Los hechos ocurrieron el pasado viernes en el campo de La Pared, en el municipio de Pájara, a la finalización del choque entre el CD Chilegua y la UD Jandía y el presunto autor de las amenazas fue un seguidor del equipo visitante. Diversos agentes del fútbol canario han pedido una sanción contundente y un abogado dice que puede tratarse de un delito de odio.
 

El problema del racismo en las gradas de los estadios italianos “es grave y no mejora”, según dijo hace poco el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que se pronunció tras los insultos a un jugador negro de la Fiorentina. La historia es tristemente larga, empezó hace al menos 30 años. Los grupos ultraderechistas usan el Calcio para escupir racismo ante la tolerancia de autoridades que lo minimizan o miran hacia otra parte, como denuncia Samuel Etoo.