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Abú nació en Gambia, tiene 18 años y llegó a España con 14 acompañado por su hermana. En '14 horas' nos ha contado lo difícil que es vivir sin papeles y siendo menor. "Los papeles son muy importantes, los necesitas para la mayoría de las cosas, por ejemplo para estudiar ESO. Sin papeles no tienes la libertad que tienen otros, te da miedo estar en la calle porque temes que te paren y te devuelvan a tu país". Abú ha reconocido que en España no se ha encontrado lo que esperaba. "Pensaba que iba a estudiar en un colegio normal, que iba a tener las mismas oportunidades, pero no ha sido así".

147.000menores crecen sin papeles en España, según un estudio de Save the Children y la Fundación porCausa que concluye que regularizar su situación y la de sus familias ayudaría a resolve una parte importante de sus problemas. "Acercarse a cualquier institución les supone arriesgarse a ser identificados. El miedo les deja fuera de nuestro sistema de protección", explica Gonzajo Fanjul, director de investigaciones de porCausa. "Pagan impuestos indirectos y aportan con su empleo, pero no tienen la oportunidad de hacer más porque tienen papeles. La regularización sería rentable para el Estado", asegura Fanjul que cree que la pobreza infantil es un disparo en el pie porque condena a una generación y nos condena a nosotros mismos. "En el caso de la infancia tenemos un as en la manga: sólo regularizando a esos niños y a sus familias resolveríamos una parte considerable de los problemas que tienen, pero no está en la agenca política porque es un tema radioactivo", ha recalcado.

Hablamos también con Claudia, una mujer colombiana que llegó hace cuatro años a España. Hasta hace un mes no tenía papeles, lo que ha afectado a su hijo de 10 años. "Vivíamos en un espacio muy pequeño, no teníamos ordenador. Dormíamos los dos en una cama pequeña. Podíamos ir a urgencias, pero no al dentista", ha relatado.

Matías es un taxista jubilado ha ayudado a emprender a muchos de los sintecho que acamparon a comienzos de 2019 a las puertas del Museo del Prado de Madrid. Desde entonces, estas familias han conseguido comenzar negocios como un bar o un estudio de fotografía. Todos ellos le describen como su "ángel de la guardia". 

Foto: Imagen del bar 'Los sintecho de Matías', fundado por una de las familias ayudadas por el taxista. . EFE/Jesús Valbuena

El dron sobrevuela el océano, se acerca a su destino en una isla, localiza el punto de entrega y lanza las vacunas COVID. Es uno de los recursos para llevarlas a los lugares más remotos. Pero, la realidad es más dura cuando no hay recursos. En Brasil, supone una odisea llegar a las poblaciones indígenas dispersas por la enorme Amazonía, muy golpeadas por el nuevo virus. Una rudimentaria nevera con las vacunas y varios enfermeros custodiándola llegan a la selva en lancha.

Noruega tiene medios, pero tampoco es fácil llegar a las poblaciones repartidas en casi 30.000 kilómetros de costa e incontables islas, como esta al norte del Círculo Polar.

En África,  muchos países confían en usar la misma infraestructura utilizada para repartir las vacunas infantiles. Pero no servirán de nada si no reciben las de la COVID y por ahora 130 países de las zonas más pobres del mundo no han administrado ni una sola dosis.

El control y seguimiento de los pacientes infectados por coronavirus son armas clave para doblegar la enfermedad. Algunas personas, sin embargo, no tienen dónde pasar el confinamiento obligado y el examen necesario que requiere su salud. Mayores y 'sin techo' son parte de un colectivo especialmente vulnerable, para los que se han puesto en marcha residencias temporales en las que recibir el adecuado tratamiento.

La crisis económica, los confinamientos y el aumento de los precios han disparado la pobreza energética en nuestro país.

Rita tiene 62 años. Ha trabajado 15 años como limpiadora, sin papeles y recibe una ayuda anual de Cruz Roja que le permite poner la calefacción unos cuantos días al año.

"Tienes que meterte en la cama temprano porque hace mucho frío", admite Rita. Como ella vive uno de cada diez hogares en España.

Cruz Roja ha quintuplificado sus intervenciones en estos hogares desde el inicio de la pandemia. La mitad de las familias atendidas tienen que elegir entre comer o calentar sus casas.

Informa Minerva Oso

La ONG Mensajeros de la Paz ha entregado 59 móviles y 50 pulseras inteligentes a personas sin hogar: una ayuda para conectarles al mundo y evitar el aislamiento. Desde la Iglesia de San Antón, nos lo cuentan, en directo, el Padre Ángel, fundador de la ONG, Íñigo Autrán, director de Recursos Humanos de Avatel, y Reda, joven de 18 años que ha recibido uno de los smartphones. 

La pandemia y la paralización de la actividad económica han menguado los ingresos de muchas familias, atenazadas por la pobreza energética: no pueden permitirse el pago de la luz o el gas para iluminar sus casas o calentarse. Según la Alianza contra la Pobreza Energética casi 400.000 personas solo en Cataluña sufren cortes de luz. Hemos estado con algunas de ellas.

Olga Díaz Escalona, subdirectora de Inclusión Social Cruz Roja Española, y Francisco Lorenzo, director del Área de Acción Social de Cáritas Española, han indicado que en marzo “no podíamos prever lo que ha ocurrido y no habíamos generado músculo suficiente para amortiguar el golpe”.

Las peculiaridades de esta crisis, han señalado, son la fuerte demanda de necesidades básicas sin cubrir y cuestiones relacionadas con el confinamiento y la soledad.

“En el fondo, las colas del hambre son la manifestación de unas debilidades que ya existían”, ha sostenido Lorenzo. “Es triste podernos acostumbrar a verlas”, ha lamentado. Desde Cruz Roja, donde han atendido a más de tres millones de personas durante la crisis sanitaria, han comentado los dos perfiles de los solicitantes de ayuda: personas vulnerables que ya atendían. aunque la crisis ha cronificado su vulnerabilidad, y personas en situación normalizada que se han quedado sin empleo o están en ERTE. “El 67% son mujeres, el 49% son personas mayores, el 75% tienen estudios primarios y el 70% viven en municipios de más de 10.000 habitantes”, ha explicado Díaz.

El gesto de encender la calefacción es un lujo cada vez para más hogares. Según el Informe de actualización de indicadores 2020 de pobreza energética, publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica, 10 de cada 100 hogares en España sufrían pobreza energética en 2019. Cifras mejores que un año antes, pero que han cambiado con la pandemia.
En Radio 5 hablamos con María Campuzano portavoz de Alianza contra la pobreza energética.