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No siempre que se hace una revisión de los años 50 se acierta. Adolfo Domínguez da en la diana con una propuesta joven y llena de vida.

Para los chicos, con el top Jon Kortajarena a la cabeza, utiliza el azul típico de la casa y colorea parkas, trencas, levitas de novio y chaquetas de corte militar. Azules también para las prendas de punto, lino y denim que ofrecen diferentes tonalidades gracias a sus distintos acabados.

Para ellas destapa su perfume más femenino y sensual. A ritmo de rock&roll vemos cazadoras, abrigos de verano y monos de pantalón corto tipo cullote. Los vestidos están cuajados de detalles: plisados, drapeados, fruncidos y bordados que dan a la colección un toque de costura.

Con los colores de los helados Juan Duyos tiñe su soberbia colección en la que destaca la gama cromática con amarillos, marrones y otros como polo de menta, granizado de café , batido de fresa o sorbete de limón.

La prendas llevan una delicada labor de costura, un corte limpio y un aire retro actualizado con el buen hacer del diseñador. Los sombreros, enormes, enmarcan vestidos de línea evasé y otros asimétricos con volumen en la falda.

Muselinas, sedas y lanas frías llenan un armario sofísticado y elegante, ideales para pasear por la riviera francesa. Cuerpos contenidos y volúmenes alegres, hombros estrechos y faldas de amplio movimiento, su prouesta es un estudio del vestido eterno, una caricia al cuerpo femenino que con tanto talento revisita Duyos.

La paleta cromática va creciendo a medida que avanza el desfile. Sorprenden los lilas que se tornan morados y los grises que se vuelven líquidos en perla, magenta y plata.

Casi toda la colección, salvo un guiño inicial, es de prêt-à-porter porque la línea de baño se ha presenta en el 080 de Barcelona. Totom Comella, alma de la firma, se propone vestir el instante en que la mujer deja la playa y se pasea por la ciudad.

Capazos de arpillera y pareos se transforman en bolsos y faldas urbanas que Totom combina con camisas, cazadoras de verano y zapatos en tono maquillaje. Estos se llevan con minicalcetines en tonos fuertes, como malva, rosa o burdeos.

Pero no solo las prendas playeras conquistan la acera. El denostado chandal y el cómodo pantalón de pijama salen de casa con prendas de temporada que la diseñadora colorea con su típica paleta cromática: rosas palo, verde musgo, gris granito y marrón glacé. A ellos, en esta ocasión, se añade un naranja.

Intensidad conceptual y de colores, formas geométricas y prendas cómodas pero delicadas para la temporada de otoño-invierno han protagonizado la quinta jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, en la que la exquisitez de Andrés Sardá ha vuelto a emocionar.

El punto es el fuerte de Sita Murt. La diseñadora fundó su empresa en 1984 en Barcelona, y gracias su visión vanguardista y a un trabajo exhaustivo consiguió pronto el reconocimiento internacional. Siluetas vanguardistas, combinadas con un trabajo artesanal basado en la calidad, han hecho de la firma un básico en el armario femenino.

Sara Coleman es una diseñadora en continuo reciclaje, no se conforma con los patrones tradicionales sino que busca darles un giro, experimentar. Para el próximo Otoño-Invierno la diseñadora se basa en el agujero como metáfora de apertura, liberación y comunicación.