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En Portada viaja esta semana al punto fronterizo más dinámico de América Latina, el puente Simón Bolívar, que une Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela). A ambas orillas del río Táchira, colombianos y venezolanos comparten lengua, gastronomía, familias, historia, economía, problemas y conflictos. Unas relaciones fluidas, no exentas de problemas, que se vieron interrumpidas por el cierre del puente durante un año.
Su reapertura en agosto fue una fiesta multitudinaria. Desde entonces, aunque el paso aún está limitado y no ha recuperado la fluidez de antaño. Colombianos y venezolanos cruzan a diario este puente en un incesante ir y venir, buscando en el otro lado lo que más les conviene. Los colombianos, la gasolina barata de Venezuela. Y los venezolanos, los comercios donde encuentran los innumerables productos de primera necesidad que han desaparecido de sus tiendas. Un trasiego de mercancías, abonado por la diferencia de precios, da pie también a un contrabando al por menor y otro, mucho mayor, controlado por grupos criminales.

Viajamos al punto fronterizo más dinámico de América latina: el puente Simón Bolívar, que une Cúcuta (Colombia) y San Antonio del Táchira (Venezuela). El puente de Bolívar se emite el lunes 27 de marzo en La 2 a las 23:30 en La 2 de TVE

Familiarizados con la violencia desde que eran niños, los sicarios han hecho del asesinato un modo de vida. Barrios marginales como los de la ciudad colombiana de Medellín son el caldo de cultivo en el que emergen. Allí operan ahora mismo cerca de un millar.

La mayoría de los heridos son también agentes que vigilaban la celebración de la última corrida de la temporada. Se desconoce aún si se trata de un atentado. En las últimas semanas se han sucedido las protestas contra la vuelta de los toros a Bogotá, prohibidos desde 2012. Por el momento, se desconocen las causas pero se sospecha que podría ser un atentado.

En el día mundial contra el uso de niños soldado, dos colombianos cuentan su experiencia en Madrid: "Quiero vivir como una persona libre, como una persona cambiada, que puede conocer otras cosas sin tener miedo, en un país libre. Es algo que se necesita", afirma Manuel, de 19 años. Junto a él, Catalina, de la misma edad; entre los 13 y los 16 años también fue niña soldado y vivió “bombardeos y muchos enfrentamientos, usted dispara y yo disparo", recuerda, y luego, "no se sabe si nos matamos".