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(Entrevista de Manuel Sollo a Juan Manuel de Prada). Un autor se desnuda en la plaza de las letras a través de la tempestuosa relación de un escritor joven y su maestro. Mientras hace examen de conciencia, también se cobra algunas piezas de un mundo literario acotado por banderías, que margina sin reparo por prejuicios ideológicos. Así, reivindica su malditismo frente a los poderes desde los márgenes del sistema. De estos impulsos parte Juan Manuel de Prada para crear una historia no tanto autobiográfica como confesional en su nueva novela, "Mirlo blanco, cisne negro" (Espasa). Un ambicioso Alejandro Ballesteros llega a Madrid en 2008 con un  intrascendente libro de relatos. Accede a los círculos culturales cuando le respalda Octavio Saldaña, exitoso escritor en su día y ahora retirado en un programa de radio. Ambos establecerán fuertes vínculos entre la admiración, la influencia y el dominio. De Prada se reconoce en sus dos protagonistas y, además de con el entorno, ajusta cuentas consigo mismo, a la vez que reflexiona sobre los estragos de la crisis en el ámbito editorial, la construcción de una novela o los vericuetos que entrelazan realidad y ficción. De todo ello dialogamos aquí.

(Entrevista de Manuel Sollo a Jesús Ruiz Mantilla). De la dictadura a la democracia, la muerte de Franco al golpe de Estado del 23-F, de la mirada iniciática de un niño de ocho años a la del adulto que escruta con acidez su memoria y el presente. Jesús Ruiz Mantilla revisa su autobiografía desde la ficción en "Hotel Transición" (Alianza Editorial), obra con la que obtuvo el Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones. A través de Chucho, el protagonista que narra en primera persona, sus familiares y su entorno, cuenta las contradicciones e incertidumbres de unos personajes que fueron las de todos, entre el miedo al pasado dictatorial y la ilusión ante un porvenir de libertad. En paralelo, la visión mordaz, algo desengañada y descreída, de la actualidad de un narrador que debate con su propio texto. Y como puente, la construcción de una cultura y una identidad a través de la literatura, la música y las series de televisión. De todo ello hablamos con Ruiz Mantilla, que cierra así la trilogía sobre el siglo XX español que integran también "Ahogada en llamas" y "La cáscara amarga".

"Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara". Este es el lema, una de las frases que se puede leer en la pancarta de la Fundación José Saramago. Porque él fue quien hace ya 10 años reivindicó con frases como esta que los hombres debían actuar frente a la violencia machista. A él le hubiera encantado ver a los hombres en las calles alzando la voz contra los efectos del machismo hacia las mujeres. Y precisamente en homenaje a ese mensaje, se ha celebrado una manifestación organizada por los Hombres por la Igualdad y a la que se han sumado decenas de asociaciones, también feministas, mujeres maltratadas, organizaciones de todo tipo y personas a título individual conscientes de la importancia de actuar y no callar frente a las tragedias que muchas mujeres sufren a diario.

Me uno a la manifestación y hago el recorrido hablando con quienes me rodean. Leo muchas pancartas, pregunto tanto a los participantes como a quienes caminan distantes y ajenos, en principio, a esta realidad. Porque cuando converso con chicos y chicas de diferentes edades, todos confirman casos que viven a diario en sus entornos. El problema está en que pocos actúan cuando ven, sufren o se dan cuenta de micromachismos que hacen daño. Me cuentan que se crean identidades falsas en Facebook con malas intenciones, que el control de los chicos vía móvil a sus novias es una realidad que ellas aceptan o que nadie hace nada para evitarlo.

Sin embargo, en esta marcha pacífica reivindicativa hay familias enteras, hombres y mujeres de todas las generaciones y jóvenes que aún conviviendo con micromachismos a diario están aquí. Están en contra de estas conductas pero en el día a día no actúan. Y ese, coinciden muchos de los presentes, también es el problema.

María es una madre víctima de violencia de género que también camina tras una pancarta en la que habla de su caso. Lleva muchos años luchando, sobre todo ante la justicia, que no le ha amparado desde el inicio. Se queja de cómo se archivan las denuncias sin ser investigadas y de cómo la víctima denuncia y luego se queda sola. Su caso es el de muchas mujeres que no se atreven a contar su historia. Ella perdió la custodia de su hija y decidió hablar con los medios para que alzaran su voz y le funcionó porque la justicia rectificó y le devolvió la custodia de su hija pero, hoy en día, todavía vive un calvario.

"El machismo produce cada año 100 asesinos de mujeres", me dice José Ángel Loyoza, de la asociación Hombres por la Igualdad, que continúa reivindicando que "haya más inversión pública para educar a los hombres en la igualdad de género. Ya hay algunas iniciativas interesantes en las que sí se está haciendo, como en el ayuntamiento de Jerez y Barcelona o en Euskadi. Porque hoy en día si una mujer quiere pasear sola por la noche tiene que ser una valiente y eso a los hombres no les pasa".

Cada mes mueren mujeres maltratadas por sus parejas o exparejas, y otras muchas sufren un calvario constante durante años porque la justicia es lenta y las administraciones no responden al unísono de forma contundente y con recursos a las denuncias de estas mujeres que ya hacen un esfuerzo enorme cuando, finalmente, deciden denunciar como se les invita a hacer. Pero no las protegen como deberían, es un hecho. Muchas ya no están aquí. Mientras, el machismo sigue haciendo daño. Hay que concienciar a la sociedad, hombres y mujeres, grandes y pequeños, para fomentar conductas igualitarias. Y debemos alzar la voz, quejarnos y evitar los micromachismos diarios que veamos en nuestro entorno porque si los permitimos no educamos, los aceptamos. Insisto en las palabras de Saramago: "Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara".