Enlaces accesibilidad

¿Por qué los árboles frutales florecen en primavera?

Por
¿Por qué los árboles frutales florecen en primavera?
¿Por qué los árboles frutales florecen en primavera? gettyimages

El 20 de marzo tiene lugar el equinoccio de primavera, la época en la que la naturaleza despierta del invierno y se produce el fenómeno de la floración. Pero, ¿por qué en primavera y no en otra época del año? ¿Qué árboles florecen antes y cuáles más tarde? En Ahora o Nunca, el magacín de La 1 de RTVE, han desvelado esta y otras curiosidades de la floración de los árboles frutales.

¿Qué árboles frutales florecen primero?

El fenómeno de la floración de los árboles frutales depende del tipo de árbol. Los almendros, por ejemplo, florecen muy pronto, en torno a febrero. Los naranjos suelen florecer en abril y los castaños, de mayo a junio.

También hay que tener en cuenta la latitud. Los melocotoneros de Cieza suelen florecer un poquito antes que los de Aitona, que está más al norte. Ya que en este fenómeno también influyen las temperaturas, las precipitaciones, las horas de luz y un factor interno: las fitohormonas.

¿Por qué los árboles frutales florecen en primavera?

En ese contexto, las fitohormonas son las hormonas vegetales de las plantas. Son mensajeras químicas que les dicen a las células de la planta lo que tienen que hacer: “Regulan procesos como el crecimiento y la floración”, explica Mónica López.

En invierno no hay horas de luz suficiente ni lluvia para crecer, así que los frutales entran en un período de dormancia: “El letargo invernal”. A medida que se acerca la primavera, hay más horas de sol y la temperatura sube. El reloj biológico de la planta se activa, las hojas empiezan a crecer y se produce la floración. Para que esto suceda hay otro factor imprescindible: el frío.

Los frutales de climas templados, necesitan un número determinado de horas de frío en invierno para florecer correctamente. Esto se llama requerimiento de frío y se mide en horas de frío.

El contador de estas horas empieza a correr en otoño: “El árbol necesita que las temperaturas estén por debajo de los 7ºC para entrar en dormancia”. Si esto no pasa, en la primavera siguiente, las yemas de las flores se abrirían tarde y de forma irregular y la cosecha de fruta se vería perjudicada.