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Literatura

Las lecciones de vida que aprendimos de Francisco Brines y sus poemas

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El poeta Francisco Brines
El poeta Francisco Brines

Académico de la Real Academia Española, Premio Nacional de las Letras, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Premio Miguel de Cervantes... Un sinfín de galardones que en vida recibió, pero no hay mayor reconocimiento que el hecho de que la gente te recuerde y continúe celebrando tus éxitos cuando ya no estás. Un año después de su muerte, Francisco Brines sigue estando muy presente, sus poemas son tan inmortales como las lecciones que aprendimos leyéndolos por primera vez y saboreándolos las siguientes.

Sus versos hablan de la vida, de la conciencia del paso del tiempo y también de la muerte, la que él mismo definía como "una regla sin una sola excepción" que debebemos aceptar. "¿Rechazarías una tarde por ser borrascosa? No. Puede ser borrascosa y al día siguiente de sol y luz. Pero has de vivir las dos de la forma más grata. Lo que puedes hacer es conquistarla, hacer tu tarde, distinta a la de tu vecino. La vida es así, pues aceptémosla y adaptémonos a ella. Para lo cual, conocernos, aún a tropezones, es esencial", aseguraba en una de sus últimas entrevistas.

Natural de Valencia, sus padres le apoyaron cuando decidió dedicarse al mundo literario, él con más reticencias. La guerra arrasó con su infancia y le llevó a París y Casablanca. "Qué extraña y breve fue la juventud... Hoy parece un engaño que fuésemos felices", escribió en su poema Los veranos. La nostalgia siempre ha estado muy presente también en sus obras, recuerdos que dibujan paisajes para quien los lee. ¿Conocías a Francisco Brines? ¿Alguna vez habías leído uno de sus poemas? Aquí tienes algunos de sus versos más conocidos.

El porqué de amar las palabras

Debí amar las palabras;por ellas comparé, con cualquier dimensión del mundo externo:el mar, el firmamento, un goce o un dolor que al instante morían;y en ellas alcancé la raíz tenebrosa de la vida. Cree el hombre que nada es superior al hombre mismo:ni la mayor miseria, ni la mayor grandeza de los mundos, pues todo lo contiene su deseo.

Sueño poderoso

La gloria de la vida fue creerque existía lo eterno;o, acaso, fue la gloria de la vidaaquel poder sencillode crear, con el claro pensamiento, la fiel eternidad. La gloria de la vida, y su fracaso.

Alocución pagana

¿Es que, acaso, estimáis que por creeren la inmortalidad, os tendrá que ser dada?Es obra de la fe, del egoísmoo la desolación. Y si existe, no importa no haber creído en ella:respuestas ignorantes son todas las humanassi a la muerte interroga. Seguid con vuestros ritos fastuosos, ofrendas a los dioses, o grandes monumentos funerarios, las cálidas plegarias, vuestra esperanza ciega. O aceptad el vacío que vendrá, en donde ni siquiera soplará un viento estéril. Lo que habrá de venir será de todos, pues no hay merecimiento en el nacery nada justifica nuestra muerte.

El otoño de las rosas

Vives ya en la estación del tiempo rezagado:lo has llamado el otoño de las rosas. Aspíralas y enciéndete. Y escuchacuando el cielo se apague, el silencio del mundo.

Epitafio romano

«No fui nada, y ahora nada soy. Pero tú, que aún existes, bebe, gozade la vida..., y luego ven.»Eres un buen amigo. Ya sé que hablas en serio, porque la amable piedrala dictaste con vida: no es tuyo el privilegio, ni de nadie, poder decir si es bueno o malollegar ahí. Quien lea, debe saber que el tuyotambién es mi epitafio. Valgan tópicas frasespor tópicas cenizas.