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La ciudad invisible, de Rimsky - Korsakov

  • La ciudad invisible, la ópera que Rimsky-Korsakov quiso que fuera la madre de todas las óperas rusas
  • Empieza como una leyenda, una fábula de príncipes y pastorcillas inocentes y termina como una reflexión existencialista y también mística
  • La ópera fue escrita a principios del siglo XX en una Rusia zarista

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Atención Obras - La ciudad invisible - Coordinación en el escenario

¡Atención obras!

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A lo grande 

La ciudad invisible, de Rimsky – Korsakov

Barcelona, Gran Teatre del Liceu.

Hasta el 30 de Abril

El Liceu tardará mucho, décadas tal vez, en poder ofrecernos un espectáculo tan grandioso como el que estamos presenciando estos días. Por definición la ópera es el espectáculo total, y aunque es cierto que está demostrado que algunos montajes minimalistas resultan de lo más acertado en ocasiones, el público agradece que la grandiosidad de la música vaya pareja a la escenografía. Estamos hablando de La ciudad invisible, la ópera que Rimsky-Korsakov quiso que fuera la madre de todas las óperas rusas, la que condensara el alma eslava.

La ciudad invisible, la ópera que Rimsky-Korsakov quiso que fuera la madre de todas las óperas rusas

Y para ello tomó prestado el argumento de una de esas leyendas esteparias, y la acompañó con una partitura con claras reminiscencias del folclore autóctono. El montaje actual ha redondeado ese espíritu con una puesta en escena desmesurada en decorados (precioso el primer acto de la cabaña en el bosque) y también en medios humanos: en algunos momentos de la obra llega a haber 150 personas sobre el escenario, con el sobreesfuerzo casi coreográfico que ello comporta.

Así pues, el espectáculo está asegurado. Otra cosa es conectar con el argumento, que si bien empieza como una leyenda, una fábula de príncipes y pastorcillas inocentes, termina como  una reflexión existencialista y también mística (le pregunté a un amigo qué la había parecido la ópera y me contestó con un lacónico “demasiado Dios”), pero qué importan las penurias de esta vida, si nos aguarda la felicidad eterna… cabe recordar que la ópera fue escrita a principios del siglo XX en una Rusia zarista aún, oprimida y hambrienta, en la que ya se fraguaba la revolución. No nos engañemos; no estamos ante una obra de propaganda, porque la ópera no llegaba a las clases más oprimidas (y numerosas) de la sociedad. Dejémoslo en un ejercicio de autojustificación tal vez. Quien no se convence es porque no quiere.

Atención obras - La ciudad invisible - oración

Pero volviendo al Liceu, cuyo coro ha tenido que ser ampliado para la ocasión con un segundo coro de más de 30 personas, es de remarcar el esfuerzo realizado por el teatro barcelonés, también coproductor del montaje. Su director financiero ya anunciaba días antes del estreno, que La ciudad invisible había sido programada bajo la dirección anterior de Jordi Matabosch, pero que en el momento actual es poco menos que un exceso y, por tanto, irrepetible. Kitej, la ciudad amenazada por la invasión de los tártaros, se hace invisible a sus ojos y deviene la Kitej celestial. Ojalá esquivar la crisis fuera tan fácil.

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