No es extraño que sigamos locos por Burning

• La veterana banda madrileña presenta su nuevo trabajo
• Pura sangre, es el 16º disco de la carrera de Burning
• Ahora se encuentran de gira presentando esas nuevas canciones

Burning, 40 años de rock

Si buscáramos una definición gráfica del buenrollismo absoluto aparecería una fotografía de Juan Antonio Cifuentes AKA Johnny Burning. 58 palos, sonrisa eterna y siempre a medio tiempo, como sus canciones, con esa serenidad y ese humor que sólo dan las canas y el haber vivido mucho, el haber vivido TODO.

En sus comienzos, a mediados de los 70, más de una vez tuvo que defenderse a golpe de pie de micro de los mozos que, en los conciertos, querían lincharles por ligarse a sus mozas; aunque cualquiera lo diría hoy en día viéndole al ralentí detrás de la barra de ese garito que regenta desde hace 25 años. Todo calidez, hospitalidad, todo actitud.

Así suena Burning en acústico - Ver ahora

Mucho podría decir aquí de la vida y milagros de esa banda que me acompaña desde el mismísimo día en que nací (¡que 40 años no es nada!), pero otros bastante más preparados que yo ya lo hicieron antes así que, si me lo permitís, yo prefiero quedarme con un anécdota que me alegró el corazón cuando fuimos a entrevistarle: cuando llegamos a su bar, al Cocodrilo, en pleno barrio del Batán, en Madrid, llamamos a la puerta del local pero nadie nos contestó. Hasta que, de repente, a 200 metros, en la acera de enfrente, un tipo menudo vestido de currante nos gritó (con la relajación y familiaridad que se gastan en los pueblos) que enseguida vendría Johnny, que no nos preocupáramos.

Cinco minutos más tarde aparecía él saludando a todoquisqui a diestro y siniestro y yo sufría un ictus de emoción, nostalgia y entrañabilidad (¿existe esa palabra?). Y es que es por esas cosillas que amo yo los barrios, amigos, y que acabé amando también al gran Josete (que así se llamaba aquel gallego surrealista mano derecha de Johnny). De hecho, es así como les presentaban en 1977, en su primera aparición televisiva: “Burning, unos tipos de barrio, de la Elipa”.

Porque el tiempo no pasa en el barrio, coleguillas, en el barrio todo el mundo sabe quién eres y las calles conocen tu nombre. Y en el barrio cualquier cosa puede pasar. En el de Batán, sin ir más lejos, cada viernes santo, desde hace un par de años, me contaba Johnny que procesionan a ese enorme cocodrilo de terracota que preside la barra de su bar y que, al parecer, todos los vecinos se asoman a verlo desde sus ventanas y hasta le cantan saetas rockeras ¿qué? ¿es o no es una inmensa y maravillosa flipada? y sólo por eso ¿no os sigue enloqueciendo Burning? a mí sí. No sé vosotros, pero yo MA-TO por asistir a semejante espectáculo. Allí os espero el próximo 18 de abril ¡¡Rock’n’Roll!!

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