Enlaces accesibilidad
REPORTAJE

¿La pandemia nos ha hecho estar más obsesionados por nuestra imagen?

  • La insatisfacción corporal ha generado un aumento en el número de intervenciones y tratamientos de cirugía estética en nuestro país
  • El teletrabajo, la distancia social y el uso de mascarillas, los factores que nos han animado a hacerlo
  • Hablamos con el doctor Santos Solano, el médico estético Fábio Vieira y Sofía -nombre ficticio-, operada durante los meses de pandemia

Por

¿Nos hemos mirado más al espejo durante el confinamiento?

Es evidente que el confinamiento ha traído consigo la reducción de nuestro círculo y actividades sociales, pero no por ello hemos dejado de mirarnos al espejo. Más bien todo lo contrario. Aún carecemos de informes que evidencien el impacto que la pandemia ha tenido en las operaciones de cirugía y medicina estética, pero... la realidad es clara: la presión social por transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos ha aflorado la sensación de no ser suficientes, de querer alcanzar la felicidad a base de vernos bien y, ¿por qué no? De tomar decisiones que, gracias al trabajo en casa, podemos permitirnos.

Sofía -nombre ficticio de una joven de 24 años-, dio el paso de aumentarse el pecho precisamente por la facilidad que le otorgaba no volver a las oficinas durante su recuperación: "Es algo que quise hacer desde los 18 años, pero siempre había algún inconveniente: primero fue el dinero y, después, la imposibilidad de hacerlo sin tener que darme de baja durante varios días", indica. "Tomé la decisión de hacerlo durante los meses de pandemia porque mi profesión me permite teletrabajar, así que no fue necesario enfrentarme al "qué dirán". Empleé mis vacaciones de verano para intervenirme y ahora que echo la vista atrás, creo que ha sido el mejor momento para cumplir uno de mis sueños a corto plazo".

El doctor Santos Solano, psicólogo clínico, considera que la necesidad de retocarnos tras la pandemia "puede que tenga que ver con un intento de ascender en el trabajo si pensamos que eso nos va a llevar a un mayor rédito a nivel laboral… No es tanto la operación, sino el porqué. Cuando tenemos en cuenta la motivación, tenemos que preguntarnos si realmente esa cirugía es la herramienta que más nos pueda asegurar ese objetivo o la respuesta a ese ¿por qué quiero cambiar?".

Según datos proporcionados por SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética), las intervenciones más comunes en las mujeres durante 2018 fueron el aumento y/o elevación de mamas y la liposucción, mientras que en los hombres lo más común fue la ginecomastia, rinoplastia, blefaroplastia o cirugía de párpados y la otoplastia. Y aunque el porcentaje femenino sigue siendo bastante superior al masculino, Sofía aboga por la normalización de este tipo de tratamientos: "Aunque es cierto que no me generaba ningún tipo de obsesión, terminó por hacer mella en mi autoestima. No soy de decir abiertamente que me he operado, pero no tengo problema en admitirlo si soy preguntada. Creo que si tienes las cosas claras y no dejas que te superen, una intervención, sea del tipo que sea y siempre realizándola con los mejores profesionales, puede generar en ti un bienestar a largo plazo con una inversión mediana".

"Los ahorros que se tenían para viajar ahora están destinados a los tratamientos estéticos"

Fábio Vieira, especializado en Medicina Estética por la Universidad de las Islas Baleares, forma parte de una de las múltiples clínicas que han vivido el aumento de cirugías durante 2020: "Hay muchas personas que trabajando en casa se han dado cuenta de que hay cosas que no les gustan. Es algo que ya nos pasaba antes con la luz de los ascensores: como es plana y desde arriba, nadie se ve bien. En nuestro centro hemos percibido un aumento del 25-30% en todo tipo de intervenciones".

Una de ellas ha sido Aida Domènech, más conocida como Dulceida. La popular influencer es asidua en redes sociales, pero no es habitual escucharla hablar sobre sus retoques estéticos. Al menos hasta ahora. "Ella me decía: “Creo que hoy voy a decir que me hago botox desde hace tiempo”. Y considero que tiene mucho más sentido, porque al final viene gente motivada por este tipo de publicaciones. Estamos viendo cómo primero se empieza diciendo que nos hemos tomado unas vitaminas, pero finalmente se acaba reconociendo que hay tratamientos de por medio. Al final la especulación es mucho peor, y fue lo que le ocurrió a ella. Es mejor decir desde el principio lo que haces y fin. Estás normalizando algo que es evidente y que quien quiere y puede permitírselo, se lo hace", apunta Vieira.

La popular influencer se dirigió a sus seguidores para explicar el tratamiento estético al que estaba siendo sometida desde hace varias semanas.

A este respecto, Sofía confiesa que eligió la clínica donde operarse gracias a la facilidad que le proporcionaron las redes sociales: "Ahora mismo, es muy sencillo comprobar si un cirujano está colegiado, si ha tenido malas experiencias con algún cliente o cuánto tiempo lleva ejerciendo. Durante los meses de confinamiento no solo dediqué tiempo a decidir si la operación sería la solución a mi problema, sino que tuve todas las horas del mundo para sopesar en qué clínica me lo hacía gracias a la cantidad de contenido que encontraba en redes, sobre todo en Instagram".

¿Cuáles han sido las operaciones estéticas o tratamientos más demandados en los últimos meses?

Dr. Vieira: Es más que nada botox o rellenos de todo tipo: labios, mentón, surcos, nariz… Y ha habido un aumento muy importante desde mayo. Yo lo achaco a dos cosas fundamentales: por un lado, la gente tiene más tiempo libre y se mira más al espejo; por otra, el teletrabajo. Los pacientes cuando acuden nos dicen “en las videollamadas me veo tal cosa”, y nadie se ve bien ante una cámara. Pero dependiendo de cómo te pongas y desde dónde te venga la luz, la percepción será una u otra. El tratamiento que hay que llevar a cabo tras las intervenciones es prácticamente nulo. No hay ningún tipo de inconveniente, pero es verdad que a la hora de hacerte un tratamiento de labios o alrededor de los ojos a veces sale un pequeño hematoma. Ahora se aprovecha que además de no ir a la oficina, tienes tres días para poder recuperarte. El uso de las mascarillas, en contra de mi pensamiento, ha incrementado las intervenciones en el tercio inferior de la cara precisamente por ir siempre cubierta.

"La gente de 20 años tiene en mente que la prevención es la clave para no envejecer tanto"

¿Hay diferencias entre las operaciones de gente joven y de personas más adultas? Es decir, ¿hay tratamientos que sean especialmente demandados por uno u otro grupo?

Dr. Vieira: No es lo mismo tratar a alguien de 20 que de 60. También depende mucho la genética, pero estamos viendo que desde los últimos siete años está habiendo un aumento muy importante de pacientes comprendidos entre los 20 y los 30 años. También tiene su lógica: yo cuando empecé, nadie venía con los hijos a consulta. Ahora cada vez es más común que los niños crean que pincharse en medicina estética es normal. Creo que la gente de 20 tiene en mente que la prevención es la clave de no envejecer tanto como generaciones anteriores. Cuando enfocas un tratamiento a alguien de 50 años, es para paliar los efectos que ya son visibles, pero los jóvenes cada vez son más conocedores de que existen estos medios y de que no tienen ninguna repercusión a largo plazo. De esta manera, se está desmitificando cada vez más el concepto de mujer de 70 años muy siliconada. Todos estos conceptos, por suerte, cada vez están desapareciendo.

Distribución del número de intervenciones por franjas de edad

Distribución del número de intervenciones por franjas de edad SECPRE

Dr. Vieira: El botox y el ácido hialurónico son los dos tratamientos que más se solicitan. En un paciente de más edad, el botox se emplea para eliminar las arrugas. Pero en una persona joven se utiliza para prevenir. También hago muchas rinomodelaciones -tocar la forma de la nariz sin cirugía-. Este es uno de los tratamientos que más hacemos junto al aumento de labios y la disminución de ojeras.

"Durante el confinamiento aumentó la insatisfacción corporal"

Santos Solano, doctor en Psicología Clínica y de la Salud, tiene claro el impacto que ha causado los meses de confinamiento en nuestra autoestima: "Cada vez tengo más pacientes que me preguntan sobre la posibilidad de hacerse un tratamiento estético. Debemos tener en cuenta que en España se realizan casi 400.000 intervenciones de cirugía plástica al año y lo que sí que vemos es que a medida que van pasando las décadas, los tipos de cirugías son más variados. Y ya no solo eso, sino que tradicionalmente ha estado muy descompensado: el 85% de las operaciones se realizaban en mujeres, pero cada vez más aumenta la prevalencia de este tipo de cirugías plásticas en varones. Así que podemos entender que se va normalizando y llegando a más gente".

¿Crees que durante el confinamiento nos hemos juzgado más de la cuenta? ¿Nos hemos mirado más al espejo?

Dr. Santos: Hemos tenido un aumento de la información encaminada al control del cuerpo de carácter nutricional o de actividad física. La actividad física en tu casa puede ser saludable o no dependiendo de cuál sea la motivación. En ese sentido, sí que sabemos que durante el confinamiento han aumentado los niveles de juicio y la sensación de insatisfacción corporal. Por ejemplo, en estudios internos que hemos llevado a cabo, hemos visto que no solo las personas que poseen un trastorno de conducta alimentaria se han sentido más presionados a la hora de aumentar la actividad física y comer mejor, sino que también ha ocurrido dentro de la población sana sin un trastorno psicológico previo. Cuando lo percibes como presión es importante recordar que en caso de no cumplir con esas rutinas de alimentación y ejercicio, van a aumentar las sensaciones de estar haciendo algo mal. Por tanto estamos haciendo un tránsito desde eso que buscábamos, que es la salud física, hacia un empeoramiento de la salud mental.

¿Cuáles son los factores que podrían llevarnos a tomar una decisión como esta en plena pandemia? ¿Influye el hecho de recuperarnos en casa sin tener por qué enfrentarnos al "qué dirán" en nuestros trabajos?

Dr. Santos: Tenemos que entender que cualquier cirugía o decisión a nivel estético puede estar motivada por diversos factores, independientemente de si hablamos de un aumento o reducción de pecho o una rinoplastia. Uno lo puede hacer pensando en que va a tener repercusión en su salud física, pero también puede ser un intento de sentirte mejor con tu cuerpo, alcanzar el éxito o la felicidad a través de él... En cuanto al hecho de recuperarnos en casa, suena lógico: las primeras etapas tras la mayoría de estas cirugías tienen una interferencia a nivel estético y social. Estar encerrado en tu domicilio te puede permitir tener menos contacto y continuar con tu trabajo a pesar de que tu estado físico y estético no sea el óptimo.

"Someterse a una cirugía estética puede que solo traiga una satisfacción inicial"

¿Consideras que la dismorfia es el principal factor que entra en juego cuando una persona se opera? ¿O es posible que dependa de otros condicionantes?

Dr. Santos: Cuando hablamos de dismorfia corporal nos referimos al pensamiento obsesivo sobre una parte del cuerpo con un defecto menor y que no interfiere en tu día a día. Funcionalmente, esa parte de tu cuerpo está bien, pero a la gente le provoca ansiedad y está permanentemente escondiéndolo. En ese proceso, obviamente aparecen muchos procedimientos de carácter cosmético, sobre todo cirugías estéticas, que tienen como objetivo arreglar ese defecto. Si esto no se evalúa bien, someterse a una cirugía solo traerá una satisfacción inicial porque el problema no estaba en esa parte del cuerpo, sino en cómo me relacionaba con ella. Con esto no quiero decir que todas las personas que se someten a cirugía estética tengan una dismorfia corporal. Para nada. Sería como decir que todas las personas que quieren cambiar sus estilos de alimentación tienen un trastorno en la conducta alimentaria.

¿Crees que cada vez somos más exigentes con nuestro cuerpo?

Dr. Santos: Creo que esto tenemos que entenderlo desde un punto de vista cultural. Sí que es cierto que hoy en día hay mucho interés económico detrás de ello y se han transmitido muchos valores al respecto. La presión por la imagen es algo que vemos en todas partes. Todo el mundo se siente presionado e intenta tener lo que se considera como conductas saludables, pero en realidad son conductas que lo que intentan es controlar y acercarte a ese ideal. En ese sentido sí que vemos que la insatisfacción corporal va en aumento a medida que avanzan las décadas y ya no solo en mujeres, sino también en varones. Actualmente hay cierta visión positiva que transmites al salir a correr o cuando cocinas un plato bajo en calorías. En principio, a la mayoría de la gente no le va a generar ningún tipo de malestar, pero recordemos que el hecho de que te transmitan valores positivos con esas conductas, hace que se transfieran valores negativos con las contrarias.

Que operaciones como una rinoplastia o aumento de pecho sean más asequibles que hace unos años, ¿qué consecuencias crees que tiene en jóvenes obsesionados con su cuerpo?

Dr. Santos: El hecho de tener en redes sociales a los propios cirujanos o personas influyentes de tu entorno que se someten a este tipo de intervenciones, lo único que van a hacer es focalizarte en buscar una solución. Una persona que tiene la autoestima relacionada con su imagen bastante mal, va a intentar solucionarlo y estar emocionalmente mejor. No tienen culpa de ver que algo es accesible y que la persona que se somete a ello es feliz. Todo el mundo quiere sentirse mejor, y si le das una herramienta accesible para conseguirlo, ¿por qué no utilizarla? Otra cosa es que eso termine de funcionar o no. Como decíamos anteriormente, depende de cuál sea la motivación del malestar va a servir para más o para menos.