Sinopsis
Representantes de los extrabajadores de Zumosol están acampados en la fábrica ahora abandonada. Una compra-venta de empresas que está siendo investigada por si pudiera ser fraudulenta, expedientes de regulación de empleo que se han declarado nulos, promesas incumplidas de subrogación…, todo un embrollo que ha dejado a los trabajadores sin empleo, sin sueldo y sin prestaciones. Su caso está en manos de la justicia y subsisten gracias al apoyo de la familia.
El aumento del coste de la vida y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios es el principal motivo de muchas protestas laborales. Durante la huelga, el trabajador ni cobra ni cotiza en la seguridad social, por eso es difícil que resistan durante mucho tiempo. Y, sin embargo, diecisiete empleados de Novaltia en Vizcaya, que reclaman mejoras en el salario y el convenio, llevan tres años y medio en huelga; es la más larga de Europa. Pueden aguantar el pulso con su empresa porque el sindicato al que están afiliados, ELA, les paga a través de una caja de resistencia.
Los conductores del bus urbano de Zaragoza, que también reivindican un aumento de salario y mejoras en el convenio, pueden mantener 3 paros diarios de una hora porque han adoptado una estrategia de huelga que no les supone un gran descuento en la nómina.
Hace ya dos años que el parque de atracciones Tívoli World de Benalmádena está cerrado al público, pero a los empleados nadie los ha despedido. Si rompen unilateralmente su contrato, pierden sus derechos a una indemnización y al seguro de desempleo; si se quedan, tienen que acudir diariamente a su trabajo sin cobrar y sin posibilidad de buscarse una nueva ocupación. Solo alguno, ha podido encontrar un nuevo empleo de pocas horas compatible con su contrato de jornada completa en Tívoli.
