Sinopsis
El abogado del turno de oficio comienza el día de guardia pegado al teléfono, esperando una llamada que le asigne su primera asistencia a un detenido. Entonces, en dependencias policiales, tiene el primer contacto con su cliente. Si el caso va más allá, y se ve el juicio, un tiempo después continuará con las diligencias procesales correspondientes hasta que se dicte sentencia.
En España miles de abogados están adscritos al turno de oficio. Esto es, en la mayoría de casos, el letrado que se asigna a un detenido cuando pide asistencia jurídica gratuita. La mayoría cuentan con un despacho privado, y se apuntan al turno, dicen, como una forma de aportar su granito de arena para contribuir a hacer una sociedad más justa y democrática. Otros se apuntan con la intención de hacerse un hueco en la profesión. Y algunos lo hacen como opción última de supervivencia. Difícil caso para estos, porque apenas pueden ganarse la vida sólo con los casos del turno de oficio. Cuando nos preguntamos cuánto se cobra por guardia, nos explican que hay grandes diferencias entre unas comunidades y otras. A menudo, también se producen retrasos en los cobros. Y cuando los clientes, finalmente, no cumplen los parámetros necesarios para ser beneficiario de justicia gratuita, o cuando sus defendidos son empresas (personas jurídicas), acostumbran a quedarse sin cobrar.
Lejos de otras épocas en las que, recién salidos de la carrera, los jóvenes abogados entraban en el turno de oficio prácticamente sin experiencia, hoy en día, deben cumplir requisitos indispensables para demostrar su capacitación. Están obligados, por ejemplo, a contar con dos años de experiencia como abogado y deben de haber completado ciertos cursos de formación especializada. Sin embargo, toda esa preparación no se ve compensada a la hora de cobrar por su trabajo. Y es que en muchas comunidades se retribuyen las guardias con importes muy por debajo de la media, y se producen, a menudo, retrasos en los pagos. Eso, sumado a las trabas burocráticas con que se encuentran estos profesionales, está comenzando a producir un éxodo letrado hacia el sector privado.
