Llegaron a las Islas Canarias hace cinco siglos. Sus semillas se guardan en tubos de ensayo porque corren el riesgo de desaparecer y eso que la papa arrugá es la única patata española y europea que ha conseguido protegerse con la denominación de origen. Hay hasta 29 variedades. Antonio y los agricultores tinerfeños -Tenerife es conocida como la Isla de las papas bonita - se han unido para defender sus semillas: el mayor tesoro que dan sus tierras. Patata que cultivan, patata que venden. Antiguamente sólo se consumían en las bodas de categoría. Hoy, se las disputan todos los establecimientos hosteleros. Los turistas llegan buscándola aunque, quienes la llevan produciendo décadas, aseguran que el 90% de la papa que cata el viajero no es la verdadera.
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