Un día, mientras daba clase de filosofía, Eduardo Infante vio a una joven que miraba distraída por la ventana ajena a sus explicaciones, se acercó a ella y le preguntó qué era aquello tan importante que había al otro lado del cristal. La vida, le respondió ella. Fue demoledor, confiesa. Al día siguiente se llevó a sus alumnos al parque para hacerse preguntas, para practicar el método socrático, para acercar la filosofía al lugar del que nunca debió salir, la calle ¿Cuándo debemos desobedecer a la autoridad? ¿Cuál es la raíz del mal en el ser humano? ¿Qué hay de bueno en ser normal? ¿Quién decide qué es normal? ¿Cómo se afronta la muerte de un ser querido? ¿Debe ser un hombre feminista?¿Cómo sabes que tus palabras significan lo mismo en la mente del que las oye? Esas fueron algunas de las preguntas que le hicieron, hoy, en la semana del Día Mundial de la Filosofía, encendemos el fuego de la cueva para conectar la filosofía con la vida, para recordar, gracias a su libro "No me tapes el sol" la filosofía de los cínicos antiguos, el mejor antídoto, dice Infante, contra la intolerancia, la estupidez y el dogmatismo.
Con Jaime García Cantero reflexionamos, con motivo del Día Internacional del Niño, sobre cómo la tecnología está cambiando la manera de ser niños, cuáles son sus riesgos y cuáles sus ventajas. Y en el túnel del tiempo recuperamos la voz de Julio Caro Baroja. Bienvenidos a la cueva.
