Cuando Charles Darwin dio forma a su Teoría de la Evolución fueron muchos los momentos de duda, los pilares de su planteamiento tuvieron que sobreponerse a realidades que incluso para él parecían inexplicables a la luz de la evolución. Una de esas realidades era el órgano de la visión. Darwin llegó a escribir “suponer que el ojo con toda su inimitable complejidad para ajustar su centro focal a distintas distancias, para reconocer diferentes cantidades de luz y para corregir las desviaciones esféricas y cromáticas pudiera haber sido formado por la selección natural, parece, y lo confieso, francamente absurdo en sobremanera. La visión era un órgano tan aparentemente perfecto, que los creacionistas defensores del diseño inteligente lo consideraban un ejemplo fundamental de la complejidad irreductible. El órgano por el que vemos y por el que nos ven, el traductor que transforma el mundo exterior en las señales eléctricas que nuestro cerebro interpreta. ¿Cómo surge la visión? Hoy la bióloga y doctora en neurociencias, Conchi Lillo, profesora titular de la Facultad de Biología de la Universidad de Salamanca y autora del libro "Abre los ojos" publicado por Next Door, enciende el fuego de la cueva para iluminar los ojos, para descubrir, a través de la ciencia, los secretos de la mirada.
Con nuestro maestro tecnológico, Jaime García Cantero, recordamos el pasado, presente y futuro de las gafas, y en el túnel del tiempo nos reencontramos con el médico e investigador Carlos Jiménez Díaz.
