Radar 3.0 en Radio 5   Memorial de soldados 16/01/2022 28:06

Idoia, Arturo, Gervasio o Miguel Ángel no son personajes de una novela de aventuras. Son héroes reales que protagonizan una de esas cápsulas del tiempo que son los libros. Sus nombres y apellidos -Rodríguez; Muñoz; Fernández; Franco- forman parte del elenco de jóvenes soldados de España que dieron el mil por ciento en el cumplimiento de una misión fuera de nuestro país. En Afganistán, en Bosnia-Herzegovina, en Igueriben, en el desfiladero de Izumar, en Ifni, en Mali o en otras muchas coordenadas más, todos derramaron sangre, y demasiados de ellos dejaron sus vidas.

Su heroísmo ha sido recogido en unos daguerrotipos literarios por el teniente coronel, del Ejército de Tierra, Noberto Ruiz Lima en un volumen con ilustraciones de José Manuel Esteban, que lleva por título "Soldados. De Mostar a la ruta Litihium", en Ediciones Ruser.

Del papel a la piedra. Madrid ha inaugurado, esta semana, un memorial de los 62 militares fallecidos en el accidente del Yak-42, hace casi diecinueve años. Su autor, el arquitecto Diego Manuel Novo es además uno de los 60 huérfanos de aquel desastre aéreo, el mayor sufrido por las Fuerzas Armadas en tiempos de paz.

El corazón del monumento lo constituye un lienzo de cemento gris, perforado con 62 huecos, los que sus muertes dejaron en el corazón de sus familias. Junto al muro principal, se encuentra otro de menor tamaño con un lapidarium esculpido con los 62 nombres, y el porqué del memorial. A la plaza del mismo se desemboca tras atravesar un angosto pasillo de 1 metro de ancho flanqueado por 2 muros de hormigón negro, con el que el arquitecto ha creado un espacio en el que "sentimos angustia, dolor, sufrimiento, miedo, oscuridad, horror, todo lo que sus familias vivimos aquel 26 de mayo de 2003", asegura Diego Novo al explicar lo que ha querido expresar con su obra.

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