Encerrado en casa y desde su ventana nuestro voyeur nunca pierde detalle. Allí pasa las horas vigilante, en busca de nuevas presas. Esta semana para celebrar el Día del Libro ha atrapado en su red a una de sus autoras preferidas, Angelica Liddell. Hoy transforma su palabra en imágenes y sonidos en un nuevo viaje para el que ha buscado compañía, la actriz Pilar Oliva. De su mano, pasearemos a través de las páginas de 'Dicen que Nevers es más triste', publicado por Ediciones La Uña Rota.
Texto:
Hemos llegado al momento preñado del delirio, en los confines, más allá de los límites de la explicación, me condenso en vapores amarillos, investida de latón, agarrada al nervio de un sapo, intento al menos moverme, toda tétano, batallando con los adversarios de mi cólera, alterando la vecindad anatómica entre la pasión y la escápula, blanco médula, un blanco que no se puede cortar en pedazos, nacido durante el eclipse, puedo distinguir en el aire la figura geométrica de las horas, la locura es el matrimonio corrupto entre el cuerpo y el alma, un sueño cenagoso, un aire estancado, sudor, leche y menstruaciones de perra, en un país sin agua para beber o lavarse, la ley se suspende sin que nadie se lo exija cuando irrumpe la gran pena, el recuerdo de todas nuestras muertes súbitas se encarga del insomnio, se descuelgan las pulsaciones, es en lo irreal donde se nombran los segmentos de mi cuerpo, no está loco el hombre que siendo de vidrio se rompe, padre, fuente de tristeza renovada, la locura es una convicción, y el delirio se completa en el orden, a cada paso se produce el desmantelamiento de la esperanza, qué te parece esta sintaxis de oro, al final del último cielo,el siguiente grado, noche, dame imperio sobre la extinción.
Autora: Angelica Liddell
Libro: Dicen que Nevers es más triste
Editorial: La Uña Rota
Intérprete: Pilar Oliva
Música: Lisi Búa
Vídeo: Ainara Pardal
Voz: Juan Megías