Nómadas   Cork y Cobh: de Irlanda a la mar 23/02/2019 26:49

El río Lee se divide en dos brazos perfectamente canalizados antes de ganar amplitud en el estuario de su desembocadura. La isla fluvial que queda en medio –terreno en otro tiempo pantanoso– sustenta el centro de Cork. En él se cruzan pequeñas calles con comercios tradicionales y coloridas fachadas. Su English Market es una de las visitas más sugerentes; se ubica en la amplia Grand Parade, una renovada avenida que atraviesa el casco histórico de norte a sur. Nuestro guía, Liam Hogan, también nos muestra otros lugares relevantes como el ayuntamiento, la catedral de Saint Fin Barre, la torre de Shandon o el Nano Nagle Place. Esta fundación mantiene vivo el legado de la monja que creó escuelas clandestinas en el siglo XVIII, cuando la educación estaba vetada a los católicos irlandeses en virtud de las leyes penales impuestas durante el dominio británico. La hermana Josephine McCarthy y el guía Gerry Gabriel nos muestran el centro donde, además de un museo, se ubica el edificio conventual, una iglesia y el camposanto de la orden, cuya tumba más visitada es la de la propia Nano Nagle. Para conocer el costado gastronómico del condado y las nuevas propuestas culinarias irlandesas, visitamos al chef Bryan McCarthy en el restaurante Greenes.

El desarrollo y la importancia comercial de Cork no puede desligarse del vecino puerto de Cobh, al que llegamos en tren de cercanías. Esta localidad –conocida como Queenstown antes de la independencia– es base de la armada irlandesa y conserva infinidad de historias navales, como la acogida de los náufragos del vapor Lusitania o la memoria de los pasajeros irlandeses del Titanic, que embarcaron en la última escala del transatlántico antes de su hundimiento. Estos y otros recuerdos tienen reflejo en el Cobh Heritage Centre, donde el genealogista Christy Keating también nos explica la masiva emigración que zarpó de aquí rumbo a América en tiempos de la Gran Hambruna del siglo XIX. En el vecino Titanic Experience Cobh, un museo instalado en la oficina de billetes original de la White Star Line, Amy Garry –su responsable de marketing– nos propone un recorrido sensorial y emocional por biografías de pasajeros y las últimas horas del barco más famoso del mundo.

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