La dulce claridad entre dormida

"Necesito tus ojos para existir..., para entrar, para contarte un secreto que ya sabes. Que tú y yo somos lo mismo". Firmado: el paisaje. Algo así es lo que te rodea una y otra vez, cuando te adentras en los poemas de Vicente Valero, premio Loewe de poesía. Sobre todo, si pertenecen a la sección "Taller de paisajistas" de El libro de los Trazados. Una hermosa locura, que no aclara si está hablando de esas nubes que pasan, ese acantilado rocoso junto al mar, ese bosque encantado o si está hablando de un paisaje interior, de una experiencia vivida, de... no sé. Pasad y escuchad vosotros mismos. El poder de la mirada, las ganas irreprimibles de alimentarla, pulirla, afilarla. Sacarla de lo que nos quieren vender y construirla tú mismo, paso a paso, día a día, en esos silencios en que todo se va encajando. Poesía escrita, poesía pronunciada y poesía musical con las composiciones de Kamasi Washington, Kim André Arnesen, Ralph Vaughan Williams, Joseph Strauss...