Jardines en el bolsillo   Jardines en el bolsillo - 21/01/24 21/01/2024 55:57

Empezamos con La chica que vive al final del camino, de Laird Koenig, un clásico de la novela de terror de los 70, adscrita al gótico americano, narrada con pausa y que indaga en lo cruel que puede llegar a ser el ser humano. Destacan la ambientación, la sensación que logra transmitir el autor de que puede ocurrir algo en cualquier momento, y la inteligencia de la protagonista, de trece años. 

 

Seguimos con Hilda, de la escritora francesa Marie Ndiaye. En esta obra, la señora Lemarchand busca una empleada de hogar que se ocupe de la casa y de los niños. Se fija en Hilda, de la que ha oído muchas cosas buenas. Y su intención no es explotarla ni tratarla como su criada. Es una mujer de izquierdas y lo que quiere es educarla, formarla en política, enseñarle a pensar. Pero va a tropezar con la resistencia de Hilda, silenciosamente hostil. 

 

En la sección de poesía hablaremos de Alexander Pushkin uno de los autores que de manera más firme contribuyeron a reformar la lengua rusa, o al menos su uso literario. Con un sentido del humor profundo, sus poemas huyen de las palabras huecas, recurriendo a la lengua de la calle. Y aunque su obra es breve, hay cuestiones temáticas sobre las que insiste, sobre todo la trascendencia de los aspectos de la vida cotidiana. 

 

Y finalizamos acercándonos al complicado territorio de Ana María Matute, una de las narradoras españolas de la posguerra. Recuperamos Primera Memoria, Premio Nadal 1959, una novela sobre la que planea el desasosiego de la adolescencia, que nos acerca a una voz de muchacha, hostil y hermosa, aislada en una isla, y que nos va a adentrar en su captación del dolor, de los primeros deseos, de la melancolía de una edad difícil…

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