Esta semana hablamos con Mario García Obrero de un poeta ángel, un poeta marino, del gran Rafael Pérez Estrada, quien se dejó mojar por una maravillosa y comprometida imaginación que ya se puede apreciar solo en los títulos de sus poemarios: "Jardín del unicornio", "Tratado de las nubes", "Los oficios del sueño" o"El levitador y su vértigo". Escuchamos qué recomienda a los poetas y leemos distintos aforismos suyos sobre los pájaros. No nos olvidamos de Curro,el loro que acompañó durante muchos años al poeta. Además de vivir con él, era un adepto a Mocedades, y se sabía al dedillo la letra de“Amor de hombre”.
Hablamos también de Pérez Estrada y los espejos. Y descubrimos que el escritor, al igual que el mismísimo Rafel de Sanzio, era un hombre del Renacimiento. Y así, desde la primavera de 1987 se dedicó, por ejemplo, a dirigir la revista "Silvestra" junto a Javier La Beira Strani. Mario G. Obrero nos cuenta que Rafael Pérez Estrada sacó irreverentemente la lengua a las catacumbas y estuvo del lado de las cunetas, porque ya decía él mismo que “la fosa común no es menos común que el panteón".
Pérez Estrada también dibujaba, y como buen andaluz estuvo marcado por Lorca y el mar. Dice Obrero: "La relación con Federico es más que palpable no solo en lo poético sino también en el posicionamiento del poeta ante la vida" . Por otro lado, el horizonte, lo inmenso, el azul que palpita lleno de cosas escondidas acompañó al poeta toda su vida. Terminamos con un poema de Rafael que resume la función sanadora, curativa e innegable de los libros y la palabra. Mario nos regala este verso final de Pérez Estrada : “Frente a la Ley casposa y ascendente de la realidad, La Ley de la Poesía".
