China daba el lunes por concluidas sus maniobras militares simulando un ataque contra la isla de Taiwán. Unos ejercicios que han durado tres días y que Pekín puso en marcha coincidiendo con la visita de la presidenta taiwanesa a EE. UU. donde llegó a reunirse con el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. La intención del ejército de China durante estos días ha sido simular un bloqueo por mar y aire a la isla.
Desde hace meses la tensión en los territorios ocupados y en Jerusalén ha ido aumentando de forma preocupante. La llegada al poder de los ultranacionalistas, socios de gobierno del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, ha supuesto un aumento de los enfrentamientos entre las fuerzas armadas israelíes y las milicias palestinas. Estos días, además, han coincidido las celebraciones y ritos tanto por la Pascua judía como por el Ramadán.
El martes aterrizaba en el aeropuerto internacional de Belfast el avión del presidente de los EEUU, Joe Biden, que iniciaba una visita de cuatro días tanto a Irlanda del Norte como a la República de Irlanda. Su presencia en territorio norirlandés llegaba justo cuando se cumplen 25 años de los Acuerdos de Viernes Santo y con la situación política en la provincia británica atravesando un momento delicado.
En Washington no solo preocupa la creciente tensión con China a cuenta de Taiwán, sino la filtración de una serie de documentos del Pentágono sobre la situación militar en Ucrania que incluían información muy sensible, como mapas de las defensas aéreas ucranianas o un plan secreto para que Corea del Sur proporciones munición a las fuerzas armadas de Ucrania.
Y este pasado lunes se cumplían 100 días de la llegada al poder del presidente de Brasil, Luis Inazio Lula da Silva, tras una agitada campaña electoral y una segunda vuelta de los comicios en los que obtuvo una ajustada victoria sobre su rival el expresidente Jair Bolsonaro.
