Documentos RNE   Antonio el bailarín, el Paganini de la danza 05/02/2021 57:23

Antonio Ruiz Soler nació para bailar, primero por instinto y después por vocación. Triunfó fuera antes que en España y esta experiencia le sirvió de base para revolucionar la danza española.

Documentos RNE, de la mano de Olga Baeza, nos introduce en la apasionante vida de Antonio el bailarín. Antes de aprender a leer y escribir, Antoñito ya asombraba a sus vecinos sevillanos con el precoz arte de su baile. Siendo apenas un muchacho formó junto a Rosario – Florencia López Padilla- su primera pareja de baile, Los chavalillos sevillanos. Juntos viven el auge de las óperas flamencas y hacen un recorrido triunfal por las Américas. Cuando la Guerra Civil les sorprende en Barcelona, continuaron su exitosa carrera en el extranjero; desde Francia, Argentina, Brasil o Méjico, hasta la meca del cine en Estados Unidos.

En 1953 Antonio crea su Ballet Español con el que su desarrolló su potente capacidad artística en novedosas coreografías: el Zapateado de Sarasate, las Sonatas del Padre Soler, El Amor Brujo o El Sombrero de Tres Picos de Falla, Almería de Albéniz, las Danzas Fantásticas de Turina o la Fantasía Galaica de Ernesto Halffter, entre otras muchas. Son muchos los logros que destacan en su carrera: ser el primero en bailar el martinete – un palo dedicado exclusivamente al cante-; cambiar la forma de bailar rompiendo patrones; o elevar la danza española y abrirle las puertas de grandes teatros en todo el mundo.

Obtuvo más de una veintena de premios o galardones, y dirigió el Ballet Nacional de España entre 1980 y 1983. Sin embargo, a pesar de que su obra tuvo una enorme repercusión en la danza española del siglo XX, su carrera se apagó rápidamente cuando la jet set con la que se codeaba le empezó a dar la espalda. Después de cosechar grandes triunfos todo el mundo, pasó el final de su vida prácticamente solo y enfermo. Antonio hubiera querido que su emblemático estudio de la calle Coslada de Madrid se convirtiera en museo, y que se creará una fundación con su nombre que preservara su legado. Pero nada de esto fue posible.

Documentos RNE recorre la vida del brillante bailarín con la ayuda de personas que convivieron estrechamente con él. Sus amigas, compañeras de baile y figuras de la danza española María Rosa -albacea de su testamento- y Carmen Rojas, que, junto a al miembro de su compañía y maestro José Antonio Ruiz, y a su sobrino y heredero, Enrique Burgos, nos cuentan los detalles de su genial y particular personalidad. Su vecina de Sevilla y una de sus primeras alumnas, María Antonia Benítez, narra los primeros años de la carrera de Antonio; y la coreógrafa y directora del Ballet Nacional de España, Aída Gómez, y Emilio Martí, jefe del Departamento de Danza Española del Conservatorio Profesional de Danza de Cádiz Maribel Gallardo, describen el avance que Antonio representó para la danza española.

Todo ello se completa con la visión de sí mismo del propio Antonio gracias a sus testimonios del Archivo de RTVE, y con los sonidos ambiente de los ensayos del Ballet Nacional de España facilitados para la realización de este programa.

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