Construyendo memoria   Lina Quesada 11/05/2022 34:43

Es una mujer que mira de frente a sus retos. Una montañista que empezó tarde porque ya tenía sus veinte años más que cumplidos pero se enganchó a subir montañas. Se formó y se preparó muy bien hasta ser la primera mujer andaluza en conquistar el Everest. Luego llegaron otras montañas y lideró expediciones de mujeres como la que les llevó a Georgia.

Estudió para ser guía de montaña y se ha encontrado con muchos obstáculos para subir sola una montaña. Es un hobby peligroso y que requiere de mucha preparación. Ella lo sabe y es una mujer autosuficiente pero por el camino se ha encontrado con muchas mujeres que se sentían inseguras si no iban acompañadas de algún hombre en la expedición. Eso ha ido cambiando poco a poco y cada día son más las mujeres que no temen a la montaña aunque siempre hay que tenerle respeto. Pero los retos que logran mujeres como Lina suelen ponerse en duda, como cuenta esta experimentada montañista. “Siempre hay que estar demostrando que podemos hacerlo solas, de hecho muchas veces por eso voy sola. Para que nadie pueda decir que ha sido gracias a la ayuda de un hombre”, insiste.

Ella es una de las pocas personas que quedan ‘románticas de la montaña’ que han conocido la solidaridad, el compañerismo y la harmonía de los montañistas en los campamentos base, reconoce. Porque cada vez van más expediciones comerciales que sólo buscan llegar y compiten pero pagan para ello y tienen de todo pero no son compañeros. Lina se ha sentido muy sola en muchas ocasiones sin la complicidad de los montañeros de vocación y observa que cada vez hay menos mujeres en las montañas. Pero ella resiste siendo consciente de los riesgos y asumiendo sólo lo que su cuerpo y su mente puedan en cada momento. No compite con nadie, son retos que se pone ella consigo misma. Es un ejemplo para muchas mujeres que aman la montaña.

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