Concluimos nuestro doble monográfico dedicado a Kirsten Reese, autora alemana que se define como compositora y artista sonora, y que creció entre Hong Kong, Filipinas y Renania, en Alemania, antes de trasladarse a Berlín, donde reside desde 1988. Reese estudió flauta, música electroacústica y composición en Berlín y Nueva York. En paralelo a su labor como compositora ha continuado trabajando como intérprete de flauta, como docente (es profesora de composición electroacústica en la Universidad de las Artes de Berlín) y como comisaria de exposiciones y programadora de conciertos, siempre en el campo de la música contemporánea y experimental.
En 2019 el sello discográfico World Edition (dirigido por la compositora María de Alvear) publicó un CD dedicado a diversos trabajos de Kirsten Reese, entre los que destaca “inyib”. Se trata de una obra de 2002 compuesta para nueve instrumentos (que en la versión que aquí escuchamos interpretan los componentes del conjunto Zeitkratzer), a los que se suma el procesamiento electrónico en vivo (que aquí corre a cargo de Thomas Seelig), así como tres reproductores de CD, y un dispositivo de proyección de sonido que reúne un total de quince altavoces.
Continuamos con un trabajo presentado en el año 2015 en la ciudad alemana de Weimar. Su título es “Phantom Synchron”, concebida conjuntamente por el director teatral Enrico Stolzenburg, el compositor Daniel Ott, el diseñador de juegos Sebastian Quack y, por supuesto, nuestra protagonista. Esta pieza, ubicada a medio camino entre un “juego sonoro participativo” y un “concierto/instalación”, se define como “una investigación musical site-specific” (es decir, basada en un espacio específico) para cuarenta cajas de altavoces móviles, doce músicos, grupos locales participantes y público.
La obra con la que concluimos este doble monográfico (así como la temporada 2021-2022 de Ars Sonora) fue compuesta en 2016. Su título es “Portrait of a pianist as a young man” y, en palabras de su propia autora, “[s]e trata de una pieza narrativa que trata de los recuerdos, en relación con el aprendizaje y la ejecución de un instrumento, pero también con la formación de ideas e intereses de una persona joven. Esto se ejemplifica mediante la relación entre el piano y el pianista. También se centra en la combinación de sonidos y técnicas de la música concreta, que dialogan con los sonidos instrumentales”. La obra incluye la lectura de varios pasajes de la novela de 1983 “El malogrado”, del escritor austriaco Thomas Bernhard.
