Juan vivía en un piso interior cerca de la Gran Vía madrileña. Era pequeño, unos 50 metros cuadrados, y no estaba reformado, pero al ser céntrico pagaba 600 euros por el cuando entró a vivir en 2013. Hoy, ese piso est alquilado a 1.200.

"El piso no estaba en muy buenas condiciones, tenía problemas estructurales, con las tuberías y la pintura. Yo había hablado con la dueña para renovar el contrato pasados los cinco años con la correspondiente subida del IPC. Pero dos semanas antes ella me dijo que había hablado con su notario y que no me lo podía alquilar por menos de 1000 euros. Intentó negociar, pero me dijo que le habían dicho que podría sacarse por Airbnb entre 2.000 y 3.500 euros al mes. Al final no le hizo falta. En cuanto me fui, lo alquiló por 1.200 euros, el doble de lo que yo pagaba y sin reformar absolutamente nada.

Me planteé alquilar otro piso, pero siendo autónomo y teniendo un perro encima me lo ponen muy difícil. Ahora, para que te alquilen un piso parece que tengas que pasar un casting. Al final me he comprado un piso con una hipoteca baja, menos de 400 euros por un piso de más de 60 metros cuadrados que está en perfecto estado en Carabanchel."

Sonia tiene 29 años, es programadora y vive en un piso compartido por la zona de Ventas, en Madrid. Cuando se marchó una de sus compañeras este año, quiso hacer lo mismo, pero le fue imposible.

"Quería cambiar de piso, pero después de dos meses viendo precios desorbitados y pisos que se alquilaban en cuestión de horas, me di cuenta de que lo mejor sería cambiar de idea y buscar un nuevo 'compi'.

Puse en alquiler la habitación que quedaba libre en mi casa por 360 euros con gastos incluidos, que era lo que le costaba a mi compañera. Es un piso de tres dormitorios, reformado, terraza y en el Barrio de Salamanca, algo impensable para los alquileres que hay ahora por allí, donde he visto pisos similares por unos 1.400 euros. A nosotros en cuatro años nunca nos han subido el alquiler.

Recibí más de 100 whatsapp en una hora. De la gente que seleccionó para ver el piso, me llegaron auténticas cartas de presentación como si se tratase de una oferta de trabajo y me llegaron a ofrecer más dinero si los elegía a ellos".

Lorena -nombre ficticio- vive con su pareja en un pueblo de la sierra madrileña. Antes vivían en la capital, pero su casera decidió vender el piso y la subida de los precios les ha forzado a vivir a las afueras.

"Llevábamos alquilados en Madrid desde diciembre de 2012. Era un tercero interior sin ascensor de 42 metros cuadrados con una sola habitación. Pagábamos por él 450 euros.

Tras cinco años, la casera nos dijo que iba a vender la casa y que mientras tanto nos subía el alquiler. Quería subirlo más, pero por ley solo pudo subir 8 euros correspondientes a la subida del IPC.

Durante seis meses estuvimos recibiendo visitas de personas interesadas en comprar la casa y nosotros nos pusimos a buscar. Pero lo que encontrábamos por la misma zona duplicaba casi lo que estábamos pagando, con peores condiciones y apenas ofertas.

Veíamos semisótanos, estudios y pisos muy pequeños por un precio de 700 o 750 euros, así que decidimos mirar zonas más alejadas. Ahora vivimos en un pueblo a 50 kilómetros de mi trabajo, pero en una casa de 90 metros cuadrados por la que pagamos 600 euros".

Alberto y su novia están a punto de dejar su piso de Vallecas en Madrid, por el que paga menos de 400 euros.

"Hace dos años, mi chica alquiló sola un piso en Vallecas por 390 euros al mes y yo me fui hace poco a vivir con ella.

Hace dos meses recibimos un burofax de la casera diciendo que nos teníamos que ir antes de octubre. Se remitía a un artículo de la ley de arrendamiento. Buscándolo por internet, ese artículo dice que el casero puede reclamar su vivienda en caso de necesidad propia o de un familiar cercano.

Pero lo dudo, porque ella y su marido son funcionarios y tienen otro piso en propiedad a dos calles de la nuestra, y su hija tiene unos ocho años. Sospecho que quieren subir el precio, algo que por ley no puede hacer hasta dentro de un año, y por eso nos echa. Ya hemos visto que por la zona los pisos como el nuestro han subido unos 200 o 300 euros".

Carolina y David llevaban viviendo tres años con una chica en un piso de Tetuán, Madrid. Cuando mejoró su situación económica decidieron irse a uno para los dos, pero la odisea duró un año.

"La misma mañana que se anuncia un piso en Idealista ya está alquilado. Ni te da tiempo a llamar y llegas a desesperarte, porque tienes que mirar la app cada 20 minutos. Un dáa, por fin, salió un piso que encajaba con nosotros. Mi chico llamó sólo media hora después del anuncio y ya era el número veintitantos. Logró convencer a la casera para que se lo enseñara el primero y se tuvo que coger la mañana siguiente libre para ir a verlo. Cuando lo dijo en el trabajo no le pusieron pegas porque le habían visto buscar desesperadamente durante un año.

Le dije que llevara 500 o 1.000 euros en el bolsillo para asegurarse que se lo quedaba. Y eso hizo, en cuanto vio el piso puso sobre la mesa 1.000 euros. Luego, mi casera nos contó que hubo gente que le había llegado a ofrecer ocho meses por adelantado sin haber visto siquiera el piso, y ella lo rechazó".