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Arte

La restauración de las planchas de grabado de Goya revive el "pulso del pintor"

  • La Real Academia de San Fernando ha trabajado en series como Los desastres de la guerra o Caprichos
  • La institución conserva 228 matrices del artista, cumbre del grabado universal

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Plancha de Goya restaurada
Plancha de Goya restaurada

La genialidad de Goya tal y como brotó de su mente, revive tras la restauración de sus matrices de grabado por parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. De momento, ya se exhiben 101 planchas de cobre al aguafuerte, de un total de 228, de las que se han retirado los añadidos de acero y níquel para que floreciera su "vida primitiva" y retornaran a su estado original.

La transformación ha trocado "de objeto a obra de arte" al distinguirse piezas en las que está presente "el pulso del pintor", verdadero virtuoso de las técnicas calcográficas en unas estampas que son cumbre del grabado universal, señala el restaurador y académico Juan Bordes.

Grabado de Goya 'El sueño de la razón' Real Academia de Bellas Artes

Las series de Los cuadros de Velázquez, Los caprichos, Los desastres de la guerra y Los disparates podrán disfrutarse tras un proceso de "desacerado" que ha contado con la científica Lucia Ghedin, del Instituto Centrale per la Grafica de Roma, quien ha asesorado a los profesionales de la Academia en la restauración química para esquivar el conocido "efecto pila".

Esta consecuencia provoca la "pérdida de información en los grabados originales" al producirse "casi un trasvase de los dos metales en contacto" al reaccionar con la humedad ambiente, y que la Academia de Bellas Artes ha conseguido revertir al completo en casi todas las obras.

Recuperación de obras deterioradas

El resultado aún en curso, que requiere un trabajo que bascula desde diez días a un mes en cada pieza, ha cobrado especial relevancia al ser aplicado sobre los grabados deteriorados de El bobalicón, de la serie de Los disparates y el número treinta y siete de Los desastres de la guerra.

Mientras el primero se ha salvado conservando solo unas leves manchas en los bordes, el segundo, cuyo estado preocupaba tras ser cedido a una muestra en Lille (Francia) en la que pudo quedar afectado por alguna bacteria a pesar de su buena conservación, ha quedado intacto. Las planchas de grabado no se estamparán y pasan a ser joyas de arte en sí mismas.

Los grabados de Goya vuelven a su

Un visitante observa uno de los grabados de Goya, tal y como los concibió el autor. EFE/ Jennifer Gómez

La Academia prevé celebrar una exposición en la primavera de 2024 bajo el título de Goya y el nacimiento del arte contemporáneo en la que se muestren "el mayor número de planchas posibles" tras su reacondicionamiento, que serán expuestas junto a la serie La tauromaquia, que no ha necesitado de intervención al encontrarse cromada y en buen estado.

Según señalan desde el museo, su muestra es una de las mayores recopilaciones de grabados de Goya, aunque está incompleta puesto que algunas planchas se subastaron y fueron adquiridas por el parisino Museo del Louvre.

Además del instituto romano, el proyecto ha contado con la colaboración del servicio de restauración del Museo del Prado y los laboratorios SECYR de la Universidad Autónoma de Madrid y ha sido patrocinado por la Fundación Bancaja.

La historia del grabado español

La Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando custodia el mayor fondo de matrices y estampas del arte gráfico español, en el que destacan las 228 planchas grabadas por Francisco de Goya.

El Gabinete Francisco de Goya muestra una selección de matrices realizadas por el artista, desde sus primeros contactos con el mundo del grabado copiando las obras que de Velázquez se conservaban en el Palacio Real o sus primeros grabados de invención (El agarrotado y San Francisco de Paula), hasta las planchas correspondientes a sus cuatro series: Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates. Alegatos a favor de la libertad de creación, dinamitando convencionalismos y reglas.

La serie 'Caprichos' también ha sido restaurada Real Academia de Bellas Artes

La sala permite al público conocer esta faceta del genio de Fuendetodos, no sólo mostrando las planchas, sino también una reproducción digital de sus estampas, lo que permite acercarse a las creaciones del maestro desde dos percepciones complementarias.

Las planchas llegaron a la institución por etapas. Las primeras matrices de Goya fueron compradas directamente al maestro en la última década del siglo XVIII, y son las trece láminas de las Pinturas de Velázquez, junto con las matrices del Agarrotado y San Francisco de Paula. Años más tarde, en 1803, ingresaron por Real Orden, los ochenta cobres de la serie los Caprichos, cedidos por Goya al Monarca a cambio de una pensión a favor de su hijo.

Las siguientes series llegaron a la Calcografía bastantes años después, ya que no fue hasta 1862 cuando la Academia adquirió las ochenta láminas de los Desastres de la guerra -cuatro de ellas grabadas al dorso de dos paisajes- y dieciocho de los Disparates, que habían quedado en la Quinta del Sordo a la salida de Goya hacia Francia.

Detalle de los ojos de un buho Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

La serie de los Desastres se completó con la donación de Paul Lefort a la Academia, en 1870, de las láminas 81 y 82 de esta serie. Más tardía fue la incorporación a los fondos de la Calcografía de las treinta y tres láminas de la Tauromaquia, siete de ellas grabadas también en anverso y reverso.

Los cobres fueron adquiridos en 1920 por el Círculo de Bellas Artes, quien los depositó en la Calcografía Nacional en 1936, y que fueron comprados definitivamente por la Academia en 1979.

Sátira, violencia y un enigma

Los Caprichos representan el final del Antiguo Régimen y el nacimiento del pensamiento liberal burgués. La serie está concebida como una sátira encaminada a combatir los vicios de los hombres y los absurdos de la conducta humana. Goya hace una crítica que abarca todos los sectores sociales, nada ni nadie escapa a su incisiva mirada.

Los Desastres de la guerra (1810-1815) de Goya son un alegato en contra de la guerra y la violencia en sus diferentes formas. Sus imágenes constituyen una meditación de carácter universal sobre la guerra, siendo la muerte el tema constante en todas sus formas y circunstancias.

Con Tauromaquia (1814-1816), Goya se apartó del modelo tópico de la fiesta de los toros, creando unas imágenes desconcertantes con un lenguaje de violenta intensidad. El propósito original de Goya era presentar el momento de violencia máxima entre dos seres cuyo único destino posible es la muerte.

Los Disparates (1815-1824) es la más compleja de todas sus series gráficas. Su carácter inconcluso, la inexistencia de leyendas explicativas, la ausencia de portada, la incomprensión de algunos de los títulos que aparecen en las pruebas de estado, la nula referencia a estas estampas en las fuentes de la época y su caprichosa ordenación, son algunos de los factores que la convierten en una de las más enigmáticas de la producción de Goya.