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'Visiones expandidas' o el desafío fotográfico extremo

  • Una exposición en CaixaForum muestra fondos inéditos del Centro Pompidou
  • De Man Ray a Dora Maar recoge la experimentación total desde las vanguardias

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Valentin-Maria, 'x akt metavision', 1985. Centre Pompidou, MNAM-CCI/Hélène Mauri
Valentin-Maria, 'x akt metavision', 1985. Centre Pompidou, MNAM-CCI/Hélène Mauri

Si lo pensamos con detenimiento, la fotografía era un caramelo irresistible para los artistas de vanguardia de principios del siglo XX: no atesoraba deudas con el academicismo imperante marcado por la pintura y abría una autopista de infinitos carriles al jugueteo creativo.

Collages o fotomontajes despuntan en un universo ensanchado con una nueva gramática visual, donde la regla es que no hay reglas. Dinamitar el canon fascinaba a surrealistas, constructivistas y dadaístas.

La fotografía ejerció como revulsivo en el periodo de entreguerras, un “arte”, sin embargo, valorado como menor por su mestizaje entre disciplinas, pero que no resistía comparativa en la libertad de expresión del espíritu de los tiempos (convulsos).

Esta experimentación sin tregua es la que captura en una foto en movimiento la exposición Visión expandida en CaixaForum Madrid (Hasta el 26 de marzo de 2023), que recorrerá Barcelona, Sevilla y Valencia.

Una muestra transversal fruto de la alianza con el Centro Pompidou de París, que posee uno de los fondos fotográficos más nutridos e importantes de Europa.

La exposición suma una nómina de creadores de vanguardia que apabulla: 107 “inventores”-por la génesis creadora- entre los que se encuentran Man Ray, Lisa Oppenheim, Brassaï, Dora Maar, Rudolf Steiner, Paul Éluard, André Breton o Barbara Kruger…

“No se puede entender la fotografía contemporánea sin entender este momento tan mágico, creativo y entusiasmado de las primeras vanguardias. Sigue totalmente activo porque hacer una fotografía no es simplemente disparar un botón, sino que te permite infinidad de posibilidades. Hay unos procesos químicos increíbles y no solo en la fotografía tradicional sino hasta nuestros días con toda la revolución de la imagen digital”, explica Isabel Salgado, directora del Área de Exposiciones y Colección de la Fundación La Caixa.

“Es un tipo de soporte que permite muy poca visualización. La mayoría de estos fondos están guardados a oscuras durante décadas. Tenemos la ocasión de ver una exposición que será realmente inédita y única, que no se va a repetir mucho, por esta fragilidad del material”, añade sobre las joyas del contenido.

Acotar tal explosión imaginativa era inabarcable, pero la selección ofrece una ruta visual por seis secciones que se adentran en los polos de atracción más deseados: Luz, Movimiento, Alteraciones, Recrear mundos, La visión a prueba y Anatomías.

Esta última recoge la fascinación en imágenes por el cuerpo humano como la del realizador francés Jean-Paul Goude, que inmortalizó a su esposa y musa, la modelo y cantante Grace Jones, en escenarios y poses imposibles con una energía poderosa que emanaba de su figura andrógina.

Más allá de los límites del ojo humano

Otro ejemplo de creación de nuevos lenguajes son las investigaciones sobre la luz del teórico de la Bauhaus Lászlo Moholy-Nagy.

El autor húngaro valoraba la fotografía como el medio “más puro” para la visión objetiva y elevó la abstracción a la categoría de arte con la técnica del fotograma, en la que la imagen se obtenía sin cámara tan solo con el contacto del objeto con el papel fotosensible.

Puro maná para los surrealistas como el maestro Man Ray, que sistematizó el uso del fotograma y afiló el truco, en una fuente en la que también bebieron los futuristas italianos como Tato.

La fotógrafa de origen alemán Vera Lutter retorció el método hacia la genialidad. Con una cámara estenopeica, que carece de lente, captó la huella del tiempo en las pirámides de Egipto o en los rascacielos de Manhattan punteados por un aura espectral fruto de los negativos originales de gran formato.

Una evolución lógica: las primeras experiencias de Lutter con la fotografía fueron en el interior de su habitación a la que forró de papel para captar la luz exterior. Un proceso minucioso y artesanal en el que el revelado demoraba meses.

La maleable fotografía da vía libre a los efectos ópticos a los quiebros con el color o al ritmo extremo como ofrece la obra del artista islandés Olafur Eliason. En su serie Pedestrian Vibes Study [Estudio de las vibraciones de un peatón] utilizó su propio cuerpo como soporte para idear experimentos.

En el apartado La visión a prueba se difuminan los límites del ojo humano a través de técnicas con microscopios, radiografías, infrarrojos o tomas en 360º que frisan con la ciencia y provocan el chispazo en el espectador [Ver la imagen que encabeza la noticia]

“Son piezas en las que de repente se rompe totalmente la cronología y que te hacen pensar en las complejidades y analogías de cada artista. Es un click mental”, señala Isabel Salgado.

Uno de los puntos de ruptura en una aleación simbiótica, es la instalación de grandes dimensiones de Jeff Guess De la mano a la boca que se puede disfrutar en la muestra. El poeta y artista produjo los negativos colocando un trozo de película de 35 mm directamente en su boca, que usó como cámara oscura.

Una exposición viva en la que el visitante también puede manejar los trucos en “Fotoexperimenta” durante tres puntos del itinerario. Es el juego infinito como auguraba profético sobre el tsunami digital el teórico Lászlo Moholy-Nagy: “El analfabeto del mañana no será aquel que no sepa leer o escribir, sino aquel que no sepa nada de fotografía”.