Enlaces accesibilidad
Libros

Cine y boxeo, una mezcla explosiva

  • Alfonso Bueno López publica Sangre, sudor y puños. El boxeo en el cine
  • "Russell Crowe dijo que para un actor protagonizar una película de boxeo era como hacer Hamlet", asegura

Por
Sylvester Stallone en 'Rocky'
Sylvester Stallone en 'Rocky'

Nos guste o no el boxeo, hay pocas cosas más emocionantes en una pantalla de cine que un combate bien filmado. Además, la relación entre ambos es casi tan antigua como el cine. Para repasar ese binomio nada mejor que el libro Sangre, sudor y puños. El boxeo en el cine (Diábolo Ediciones), de Alfonso Bueno López, con el que recordaremos películas mítica como Toro Salvaje, Rocky, El ídolo de barro, The Figther o Million Dolar Baby.

Y lo primero que queremos pregunta a Alfonso es por qué cree que conjugan tan bien el cine y el boxeo. "El realizador Martin Scorsese despreciaba el boxeo, pero con el paso del tiempo llegó a apreciarlo por «representar el teatro de la vida». Creo que esta frase sintetiza la razón por la que aquellos que no disfrutaríamos como asistentes de un combate podamos llegar a dar saltos de emoción al ver uno en una película. Del mismo modo que, si me permites la comparación, no hace falta ser belicista para disfrutar del cine bélico. De hecho, creo que las mejores películas del género bélico son aquellas que denuncian los horrores de la guerra. Igualmente, los mejores largometrajes pugilísticos son los que evidencian la absurda violencia del cuadrilátero".

Robert de Niro en 'Toro salvaje'

Cuando se rodaron las primeras películas el boxeo estaba prohibido

Gracias a este libro, también recordaremos que la relación entre ambos es casi tan antigua como el cine: "El cine inmortalizó el deporte del cuadrilátero a una edad muy temprana, en parte debido a que el ring es un espacio reducido, fácil de contener en un plano. Si hablamos de los orígenes del romance entre el séptimo arte y el pugilismo debemos remontarnos a los primeros kinetoscopios de Thomas Edison".

Además, cuando se rodaron las primeras cintas, el boxeo estaba prohibido. "La primera película de boxeo se rodó en 1894 -aseguraa Alfonso-. Fue una pelea coreografiada de seis asaltos de un minuto, entre dos púgiles de segunda categoría. Ante la buena respuesta del público, Edison rodó un combate con James J. Corbett, quien además de ser el primer campeón de la era enguantada se convertiría en la primera estrella cinematográfica del pugilismo. Los combates profesionales no se legalizaron en Nueva York hasta 1896, para ser de nuevo prohibidos cuatro años después, de modo que aquellos primeros filmes pugilísticos ofrecían al público el placer de disfrutar de un espectáculo clandestino".

Cartel de 1909 que anuncia películas de boxeo

Casi todos los grandes actores se han subido al ring

Si repasamos la historia del cine, casi todos los grandes actores han querido subirse al ring. "Russell Crowe dijo que para un actor cinematográfico protagonizar una película de boxeo "era como hacer Hamlet" -aseguraa Alfonso-. De hecho resulta apabullante la lista de actores míticos que han interpretado a boxeadores: Kirk Douglas, James Cagney, Robert De Niro, Daniel Day-Lewis, Paul Newman, Marlon Brando, Burt Lancaster y un largo etcétera de grandes del cine, que han ansiado encarnar a uno de los ídolos de barro del cuadrilátero".

"Muchos de esos papeles tienen ese matiz de superación personal -continúa Alfonso-, pero también hay películas donde lo que se muestra es el fracaso del individuo, sin lugar para la redención o la reconciliación. Yo diría que lo que tienen en común todos esos papeles es que son visceralmente orgánicos. Son personajes que sudan y sangran, personajes violentos, sexuales incluso, que exigen al actor que se desnude (metafóricamente y literalmente) para mostrarse al público. El boxeo es también así, de una forma mucho más cruda: el público se expresa con la mayor devoción y también la mayor crueldad, y la victoria y la derrota son términos absolutos. No me extrañaría que los actores, seres egocéntricos e inseguros, contemplaran la “actuación” de los púgiles con envidia, pensando «así querría yo ser admirado»".

Errol Flynn en la maravillosa 'Gentleman Jim'

El libro

Pedimos a Alfonso que nos haga un repaso de lo que nos vamos a encontrar en este libro: Sangre, sudor y puños comienza con una breve introducción a los orígenes del pugilismo, desde la Edad Antigua hasta finales del siglo XIX, cuando se impusieron las reglas del Marqués de Queensberry. En el segundo capítulo analizo la importancia del boxeo en el periodismo, la literatura, el cómic, la música y la pintura".

"El resto del libro -añade- repasa, cronológicamente, los mayores hitos del cine pugilístico, desde la importancia que tuvo en la era del cine mudo hasta la actualidad, dedicando más espacio a las grandes obras del subgénero y reservando un capítulo a la saga de Rocky. Paralelamente a la evolución del cine pugilístico también hago un repaso a los boxeadores que, de un modo u otro, estuvieron relacionados con el séptimo arte".

Portada de 'Sangre, sudor y puños. El boxeo en el cine'

Un deporte fundamental en la lucha contra el racismo

El boxeo también ha sido un deporte, tanto fuera como dentro de las pantallas, que ha sido fundamental en la lucha contra el racismo, como nos comenta Alfonso: "El boxeo ha sido un altavoz que ha ayudado a visibilizar a los afroamericanos. Como ocurría en el jazz, los mejores boxeadores eran negros (especialmente en la categoría de pesos pesados) pero al principio no se les dejaba competir contra púgiles blancos. El primer campeón mundial negro, Jack Johnson, acabó teniendo que exiliarse de EE.UU.".

"Después -añade Alfonso- vendrían púgiles de la talla de Joe Louis, Sugar Ray Robinson o Archie Moore quienes, gracias a su destreza en el ring, se convertirían en héroes para su generación. El contar con esas figuras referenciales sería clave para que la población afroamericana pudiera luchar contra la discriminación en EE.UU.. Luego llegaría Muhammad Ali, una figura clave para entender la importancia del boxeo en la lucha contra la discriminación, a quien dedico bastante espacio en el libro. En cualquier caso, creo que hay que ponerlo todo en perspectiva, ya que el hecho de que dos negros (habitualmente pobres) se enfrenten en un cuadrilátero para disfrute de un público deseoso de sangre es una triste herencia de la era de las peleas de esclavos".

Muhammad Ali en 'When we are kings'

Boxeo y cine negro

En el Hollywood de los años 30, 40 y 60 el boxeo y el cine negro formaron una combinación que dió lugar a grandísimas películas. "El cine negro ha abordado con frecuencia el deporte del cuadrilátero -asegura Alfonso-. En parte debido al componente visceral de los combates, pero también por la íntima relación que el pugilismo mantuvo durante décadas con el crimen organizado".

"El componente clandestino del boxeo y el dinero generado por las apuestas hizo que la mafia moviese los hilos de muchas peleas y acabase con la carrera de un buen número de campeones -continúa Alfonso-. Boxeadores como Sonny Liston o Jake LaMotta tuvieron que ceder a los tejemanejes de gánsteres para prosperar en el boxeo en la época en que la mafia manejaba el mundillo, cuando se rodaron las obras maestras Nadie puede vencerme (1949), El ídolo de barro (1949), Cuerpo y alma (1947) y Más dura será la caída (1956). Otro punto en común entre el boxeo y el noir es que hablan el mismo lenguaje: el de las sombras, los tugurios y los fracasados, la jerga de un mundo donde no abundan los finales felices".

Kirk Douglas en una imagen promocional de 'El ídolo de barro'

'Rocky' y 'Toro salvaje'

A finales de los 70 se estrenaron dos películas míticas que todavía siguen influyendo en el género: Rocky (1976) y Toro salvaje (1980). "Pese a ser obras fundamentales, no creo que sean las mejores -confiesa Alfonso-. Si tuviera que elegir dos largometrajes me quedaría con la mencionada Nadie puede vencerme y Fat City, ciudad dorada (1972), de John Huston. En cualquier caso, Rocky y Toro salvaje son las obras más relevantes del cine pugilístico. Rocky renovó la popularidad del boxeo en el cine en un momento en que las películas de boxeadores no daban dinero. Al hacerlo dio origen a la saga más importante del género deportivo, convirtiéndose en parte del legado cultural de generaciones de cinéfilos".

"Por otro lado -añade-, Toro salvaje aportó verismo y prestigio al subgénero. Martin Scorsese firmó una obra de autor y Robert de Niro realizó una de las mejores interpretaciones de su carrera. El retrato de Jake LaMotta en Toro salvaje es despedazador y los combates en blanco y negro, con la sangre saltando a chorros, han quedado grabadas en la retina de los espectadores como una de las más eficaces denuncias de la violencia del cuadrilátero".

Sylvester Stallone y Mr. T en 'Rocky II'

'El Tigre de Chamberí' y 'Yo hice a Roque III'

En cuanto a la relación del cine español con el boxeo, Alfonso nos comenta que: "El cine pugilístico español tuvo un breve momento de éxito en los años sesenta, coincidiendo con los éxitos internacionales de los púgiles ibéricos. A finales de la década, boxeadores como Pedro Carrasco, José Legrá o Urtain protagonizaron largometrajes y documentales. También es de los años sesenta el drama pugilístico Young Sánchez (1964), donde el realizador Mario Camus adaptaba el genial relato de Ignacio Aldecoa".

"En cualquier caso, si hay algo que se nos da bien a los españoles es reírnos de todo -añade-, por eso mis películas preferidas del boxeo español son dos comedias: la inolvidable El tigre de Chamberí (1958), protagonizada por José Luis Ozores y Tony Leblanc, y la parodia de Rocky perpetrada por Mariano Ozores Yo hice a Roque III (1980), con unos divertidísimos Fernando Esteso y Andrés Pajares".

Cartel de 'El tigre de Chamberí'

Boxeadores a los que hemos visto en el cine

El cine también ha dado la oportunidad a muchos boxeadores de hacer sus pinitos como actores: "Probablemente uno de los más destacados sea Jack Dempsey, que en los años veinte protagonizó varios seriales -afirma Alfonso-. Joe Louis también participó en varias películas, entre otras unas cuantas cintas de propaganda realizadas durante la Segunda Guerra Mundial. Al otro lado del Atlántico, su rival alemán, Max Schmeling, también probó suerte frente a las cámaras. Muhammad Ali también participó en varias películas y series de televisión, llegando a protagonizar una película basada en su vida, Yo, el mejor (1977) y varios documentales, entre los que destaca When We Were Kings (1996). Un ejemplo más reciente es el de Mike Tyson, que ha hecho cameos en muchas películas y ha protagonizado varias cintas de acción junto a vacas sagradas del género, como Steven Seagal o Jean-Claude Van Damme".

"No creo que los boxeadores destaquen por su calidad actoral, a no ser que incluyamos a intérpretes que previamente se subieron al ring -añade Alfonso-, como Errol Flynn o Mickey Rourke. Si nos limitamos a profesionales del cuadrilátero, destacan púgiles menos conocidos, como Jack O'Halloran, recordado por su papel de Non en Superman II (1980), y Randall “Tex” Cobb, un competente actor de comedia que participó en películas como Arizona Baby (1987). También destacaría a boxeadores de los años setenta como Ken Norton, quien protagonizaría el filme Mandingo (1975), o el argentino Carlos Monzón, que llegó a hacer un spaguetti western".

"Más reciente es el caso del excampeón de España de los pesos pesados Hovik Keuchkerian, uno de los protagonistas de la serie La casa de papel (2017-2020). Lucia Rijker, apodada “la mujer más peligrosa del mundo”, estaba excelente en su papel de antagonista de Hilary Swank en Million Dollar Baby, y otro gran boxeador actual, el filipino Manny Pacquiao, es una estrella de cine en su país. Personalmente, creo que sería muy interesante ver una pelea entre Rijker y Pacquiao".

Ken Norton en 'Mandingo'

El futuro del cine de boxeo

En cuanto al futuro de este subgénero, Alfonso confiesa que: "Al escribir el libro me sorprendió la cantidad de películas de boxeo que se siguen haciendo en la actualidad. Evidentemente la producción cinematográfica no está al nivel de la de los años cuarenta, pero me atrevería a decir que se hacen más películas de boxeo ahora que en los años ochenta. Otra cosa es la calidad media de estos largometrajes o la difusión que tengan. Pero todavía se siguen haciendo grandes películas de ficción, como la japonesa 100 Yen Love (2014) o las británicas Journeyman (2017) y Jawbone (2017), competentes biopics, como Sacrificio de leyenda (2016), o excelentes documentales, como Boxing for Freedom (2015) o Me llamo Muhammad Ali (2019)".

"Por si fuera poco, la saga de Rocky ha conseguido sobrevivir en el nuevo milenio gracias a la estupenda Creed (2015) y su mediocre secuela. No creo que el boxeo sea menos popular que hace veinte años, la prueba es la cantidad de gimnasios que utilizan la disciplina del boxeo como forma de entrenamiento. Y si lo pensamos bien, las historias de redención y superación personal nunca pasarán de moda" -concluye Alfonso-.

Robert de Niro en 'Toro salvaje'