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Coronavirus

Las ideas de suicidio aumentan entre los adolescentes durante el confinamiento

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El chat de ANAR contra el maltrato infantil recibe más de 1.400 mensajes hasta el 3 de mayo

El confinamiento por el coronavirus ha multiplicado las peticiones de ayuda de niños, niñas y adolescentes por maltrato y también por problemas psicológicos e incluso ideas de suicidio. Así lo reflejan los datos que ha recogido la Fundación ANAR, de ayuda a niños y adolescentes en riesgo, desde el pasado 23 de marzo. El encierro no sólo hace aumentar el riesgo de sufrir agresiones o angustia, también hace más difícil pedir ayuda.

ANAR puso en marcha un chat en el que los menores pudieran buscar ese auxilio sin ser escuchados por sus maltratadores o personas de su entorno. Ese chat es confidencial y seguro y borra automáticamente la conversación del lado de la víctima para no ponerla en riesgo. Se accede a él de forma sencilla a través de la página www.anar.org

Ansiedad e ideas de suicidio

Un 23,5% de las consultas recibidas en el chat desde el 23 de marzo reflejan ansiedad, tristeza e incluso ideas de suicidio y autolesiones. Estas últimas, las más graves, se han disparado en estas semanas. Si suponían el año pasado de media un 1,9% del total, han crecido hasta el 8,3% durante el confinamiento.

"Sin duda estos problemas psicológicos nos deben hacer pensar en el grado de desesperación con el que muchos niños/as y adolescentes están viviendo la violencia y la tensión padecida que, por desgracia, sienten sin posibilidad de escape o huida. Por eso, el Chat-ANAR es un aliado silencioso que nos está permitiendo llevar soluciones y esperanza a los que más lo necesitan", explica Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR.

Estos problemas psicológicos nos deben hacer pensar en el grado de desesperación con el que muchos niños/as y adolescentes están viviendo la violencia y la tensión

Pese a que el encierro ha eliminado los casos de acoso presencial por parte de otros menores en la escuela, ANAR explica que siguen padeciendo aunque en menor medida ciberbullying y otras formas de ciberacoso en las redes sociales.

Aumenta el maltrato infantil

El hogar es el lugar donde los menores deberían estar más seguros y a veces no es así. Fundación ANAR ha recibido 1.441 peticiones de ayuda en el chat desde el 23 de marzo.  La mitad de esos mensajes de auxilio se debieron a casos de violencia: maltrato psíquico o psicológico, violencia de género en presencia de los menores o abusos sexuales. Desde que empezó el confinamiento, la proporción de las peticiones debida a la violencia ha tenido cada vez más peso. Si el 23 de marzo suponía un 36,1% de los casos, aumentaba al 47,7% el 3 de mayo.

Ahora que los menores ya pueden salir a la calle y hablar por teléfono lejos de sus maltratadores, ANAR ha vuelto a poner en marcha su número 900202010 de atención telefónica a menores en riesgo. También está operativo el teléfono de atención al menor 116111, operativo además en la mayor parte de Europa.

El confinamiento agrava la exclusión social de los jóvenes en riesgo

Causas de la violencia en el confinamiento

El hecho de estar encerrados en un lugar pequeño y sin poder salir puede hacer aumentar los roces entre familiares que terminen en encuentros violentos. Por otro lado, la ansiedad y frustración que genera el encierro incide en un aumento en los arrebatos de ira en personas violentas, que pueden descargarla en los miembros más débiles y vulnerables del entorno familiar, un efecto agravado con la posible ingesta excesiva de alcohol. Son algunas de las causas que los equipos de psicología de ANAR han identificado en esta situación.

Este ambiente de presión psicológica y violencia influye negativamente en los menores, que la sufren directa o indirectamente. Entre los motivos de tristeza, ansiedad y angustia pueden estar la incertidumbre económica que sufren muchas familias y la situación de preocupación y dolor que se genera si algún miembro querido del entorno familiar o de amistad cae enfermo o incluso fallece.

El equipo de expertos de ANAR también llama la atención sobre la presión que genera en adultos el compatibilizar el teletrabajo con el cuidado de los menores y la ayuda en las tareas escolares. Para los pequeños y adolescentes, las nuevas exigencias de la educación a distancia se han unido a la imposibilidad de canalizar sus tensiones con movimiento y junto a sus iguales.