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Will Gompertz: "Siendo creativos es cuando nos sentimos profundamente felices y realizados"

  • El periodista y divulgador de arte publica Piensa como un artista
  • Un breve ensayo en el que muestra una creencia infinita en el poder transformador de la creatividad
  • "Nos tendrían que enseñar a pensar como artistas y no como máquinas”, afirma

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Will Gompertz en una imagen de 2013.
Will Gompertz en una imagen de 2013.

Es el director de arte de la BBC, pero es sobre todo conocido por su libro de divulgación de la historia del arte ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos. Will Gompertz regresa ahora con Piensa como un artista (Taurus), pequeño ensayo en el que muestra una creencia infinita en el poder transformador de la creatividad.

Su trabajo le ha llevado a visitar el estudio de algunos de los artistas vivos más importantes y de la experiencia ha extraído conclusiones surigidas de preguntas como la que le salta al recordar un encuentro con el pintor británico David Hockney. “Está obsesionado con las perspectiva y cómo vemos las cosas y, si queríamos ver su pintura, teníamos que ponernos en una silla de ruedas como él. ¿Por qué muchos artistas insisten tanto en cómo ver su trabajo?”.

PREGUNTA: Dices que cualquiera puede ser un artista. ¿Qué le dirías a alguien que piense que es una afirmación muy optimista?

RESPUESTA.: Diría que debe cambiar su mente. Escribir un texto para un amigo requiere un nivel de creatividad que ningún ordenador o animal está siquiera cerca de lograr. Cada ser humano es capaz de tener ideas que tienen valor. Y puede ser una idea que le expresas a un amigo o a una amante, o en un libro, pintura u obra de ingeniería. Pero el hecho es que podamos tener ideas gracias a esta cosa llamada imaginación que nos permite movernos en el espacio y en el tiempo. Puedo decirte “cuadro”, “autopista” y “poeta”. Y tú colocas en tu cabeza imágenes de un modo que yo no podría porque solo tú piensas así. Eso es lo alucinante.

P.: En el libro sostienes que cada vez seremos más creativos “como reacción a los perturbadores efectos de la revolución digital”. ¿Por qué?

R.: Por unos factores. Unos muy sencillos: tenemos acceso a información y gente superficial de un modo que antes no teníamos. Si tenemos interés en un nicho antes era difícil encontrar gente para compartirlo en nuestra pueblo o ciudad. Pero es muy fácil encontrar por internet dos o tres personas que comparten nuestro interés. Del mismo modo, si tienes ideas puedes encontrar público. Ese es lado positivo.

El lado negativo es que hay algo corrosivo. No es solamente lo de Edward Snowden. Todo el tiempo oímos cosas sobre cómo nuestros datos, fotografías. Y, sin duda, pronto la tecnología nos quitará empleos. En medicina, en contabilidad, en trabajos universitarios que serán realizados por ordenadores y algoritmos. Es una brecha y una oportunidad que proporciona la revolución digital. Y nuestra respuesta será, desde mi punto de vista, extraer lo que nos hace humanos y únicos: nuestra imaginación. Verdaderamente creo que es siendo creativos cuando encontramos un sentido de valor y felicidad profunda. Realizados es la palabra.

Cuando voy a Madrid, voy a El Prado, al Reina Sofía y a ver edificios porque lo más importante para nosotros, para entender el mundo, es expresar cómo lo vemos o ver cómo otros se han expresado. Es una necesidad. Cuando tenemos confianza en nuestra capacidad para crear como artistas, científicos o cualquier otro modo, nos elevamos.

R.: ¿Tus conclusiones nacen más de tu experiencia o del estudio de la historia del arte?

R.: De todos lados. Pero creo que si estudias a muchos artistas (de distintas fuentes) qué hacen para tener esas ideas potentes, la repuesta es siempre la misma: son serios con lo que hacen porque conocen el tema de su estudio y le dedican mucho tiempo; les mueve la curiosidad y eso crea el suelo fértil; y la semilla que plantan es el escepticismo, plantear preguntas.

Cuando tenemos confianza para crear como artistas o científicos, nos elevamos

No se puede crear nada sin preguntarse. Cézanne cambió el arte para siempre sencillamente haciéndose una pregunta. Antes de él, los artistas pintaban paisajes y decían: esto es lo que se ve. Cuando Cézanne pintaba se pregunta: ¿es esto lo que veo? Y se dio cuenta de que todos los paisajes hechos hasta entonces eran una mentira porque las casas y las colinas estaban perfectamente enfocadas. Cuando volvió a Aix-en-Provence y pintó la montaña Sainte-Victoire, que estaba a ocho km, lo que vio fue un montón de formas geométricas y colores. Y empezó a quitar información visual, creó líneas verticales, con árboles y tejados, que dieron un sentido de profundidad. Quitaba información visual y colocaba bloques de colores en su lugar. Es lo que realmente veía y eso condujo al modernismo, a Picasso, a la Bauhaus, a Le Corbusier, al iPhone. Todo el modo en el que vemos el mundo -y no lo veíamos ante-s fue porque Cézanne hizo una pregunta. Y es una pregunta que no es inalcanzable para ti o para. Pero él se lo preguntó del modo correcto y en el momento correcto.

P.: ¿Piensas que en disciplinas como pintura, escultura o música clásica el público está más alejado de sus creadores que nunca?

R.: No. Quiero decir, creo que está pasando, pero es algo que se aplica a todos los aspectos de la vida, cómo la sociedad o cómo se distribuye el dinero. Hay una gran fractura entre lo pequeño y lo masivo, y el puente que los unía ya no está así que todo lo que estaba en medio ha desaparecido. Está lo masivo: Facebook, BBC, Google. Y lo mismo se aplica para los artistas-marca: Jeff Koons o Damien Hirst. Después, no hay nada. Está lo pequeño: el blogger, el panadero artesano, el estudiante de arte. Y hay una gran distancia para ser conocido. Por cada Taylor Swift hay demasiada gente con talento de la que nunca has oído hablar. No puedes cruzar el puente. Necesita ser reconstruido.

P.: Al final del libro apuntas brevemente que todas las escuelas deberían ser escuelas de arte. ¿Puedes desarrollarlo un poco más?

Es verdad que tal vez sea un tema para otro libro.

(Gompertz abre su portátil para enseñar una imagen de La muerte de Sócrates, de Jacques-Louis David)

Hay cosas interesantes en esta pintura: La creatividad siempre parece fácil pero para David esta pintura fue una pesadilla, pasó una tortura infernal para crearla. Es la ilusión de arte: siempre es más difícil de lo que se piensa. Mira a Sócrates: está a punto de morir porque se hizo muchas preguntas y los atenienses le condenaron. Pero es la persona más enérgica del cuadro porque es escéptico, pregunta cosas. Y puedes ver su vivacidad, su pasión. Ahora mira esto.

(Gompertz muestra una imagen de un aula de enseñanza. Treinta alumnos uniformados y colocados en perfectas líneas miran hacia el profesor)

Me deprime. Porque es a donde mandamos a nuestro niños. No sé si en España tienen que hacer exámenes todo el rato, pero no entiendo porque lo seguimos haciendo en el siglo XXI. Los ordenadores pueden procesar información y nunca ha sido tan fácil acceder a ella. Tres segundos en Google y lo tienes. Y, sin embargo, la labor de los niños en la escuela es memorizar datos, no les enseñamos a pensar y crear. Tenemos que cambiar de un sistema educativo que va sobre o correcto o incorrecto a un sistema que vaya sobre lo nuevo e interesante.

De algún modo tenemos que enseñar a la gente que romper reglas no es estúpido. Cézanne rompió las reglas. A los 16 años, Damien Hirst obtuvo la más baja calificación que se puede tener en arte. Y, cuando fue a la escuela de arte, en dos años estableció Freeze. Y en 10 años se convirtió en el artista más rico del planeta. Al chico que fracasaba en la escuela le enseñaban cómo tenía que pensar, no a que pensara como Damien Hirst.

Nos tendrían que enseñar a pensar como artistas y no como a máquinas

Está en nosotros mirar el mundo de forma diferente, pero no lo hacemos. La escuela traduce información en hechos, y los hechos en reglas. Vamos a necesitar la creatividad para afrontar los desafíos del mundo y así son las escuelas de arte: aprendes a ver la vida de un modo específico, diferente al resto. Hirst no es un gran artista, es brillante pensando como un artista.

Aprendemos a Shakespeare por lo que hizo, no por cómo lo hizo. Para hacer sus 37 piezas teatrales tuvo que inventar 300 palabras que no existían. Si eres un estudiante que tiene que hacer una redacción sobre Shaklespeare y te inventas una palabra, ¿qué ocurre? Te suspenderían. La educación es fundamental para el futuro de la sociedad y nos tendrían que enseñar a pensar como artistas y no como a máquinas, porque es un desastre.