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El telescopio espacial Kepler de la NASA descubre su primer planeta extrasolar tras ser "resucitado"

  • Una avería de los estabilizadores de a bordo puso fin a la misión en 2013
  • El uso de los fotones del Sol para estabilizarlo ha permitido reactivarlo
  • Puede seguir funcionando durante años en este modo

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Impresión artística del telescopio espacial Kepler y de las zonas del espacio que va observando en la misión K2
Impresión artística del telescopio espacial Kepler y de las zonas del espacio que va observando en la misión K2.

Aunque una avería dejaba fuera de juego al telescopio espacial Kepler de la NASA en mayo de 2013 una ingeniosa solución ha permitido a la agencia volver a utilizarlo con resultados altamente satisfactorios.

Lanzado en marzo de 2009, el objetivo de Kepler era localizar planetas extrasolares, planetas en órbita alrededor de otras estrellas.

Para ello utiliza el llamado método de los tránsitos, que consiste en observar fijamente un conjunto de estrellas e intentar detectar el pequeñísimo bajón en la intensidad de luz que llega desde una estrella cuando un planeta pasa por delante de ella.

Es, salvando todas las distancias, como cuando uno está tomando el Sol en la playa y alguien pasa por delante, solo que en el caso del Kepler las distancias de años luz y la variación tan leve que se produce en el brillo que nos llega hace que sea necesario que permanezca inmóvil en el espacio.

Para ello el Kepler contaba con cuatro ruedas de reacción, aunque en realidad solo necesitaba tres para funcionar correctamente.

Pero el fallo de una en enero de 2012 y de una segunda en mayo de 2013 llevaron a la NASA a declarar el fin de la misión tras fallar todos los intentos por reactivarlas.

Una idea ingeniosa

Sin embargo los ingenieros de la misión no se dieron por vencidos y propusieron un ingenioso plan que usa la presión de la luz del Sol junto con las dos ruedas de reacción que quedaban en funcionamiento para mantener el Kepler estabilizado.

Eso sí, en este modo de funcionamiento tiene menos precisión, unas 15 veces menos que antes, por lo que no podrá detectar planetas extrasolares tan pequeños, así que también será usado para estudiar explosiones de supernovas, estrellas en formación, e incluso asteroides y cometas del sistema solar.

Otra diferencia es que, en lugar de apuntar siempre al mismo lugar, Kepler tendrá que ir cambiando de objetivo a lo largo del año para evitar tanto que la luz del Sol entre en el telescopio como que se desestabilice al cambiar su posición relativa a este.

Esto ocurrirá aproximadamente cada 83 días, con lo que Kepler dispondrá de unos cuatro periodos y medio de observaciones al año.

Tras las pruebas pertinentes la NASA autorizaba la misión K2 de Kepler, que arrancaba el pasado 1 de junio y que según se anunciaba recientemente ya tiene su primera caza confirmada.

Se trata del planeta extrasolar conocido como HIP 116454b, un planeta que tiene unas dos veces y media el diámetro de la Tierra y 12 veces su masa y que describe una órbita alrededor de su estrella cada nueve días; es una estrella más pequeña y fría que el Sol, pero dado que HIP 116454b está tan cerca de esta sabemos que es demasiado caliente para albergar vida, al menos tal y como la conocemos.

HIP 116454b fue descubierto de hecho durante la fase de pruebas previa al arranque de la misión K2, y su existencia confirmada mediante observaciones desde telescopios terrestres.

Así que solo cabe esperar que Kepler siga descubriéndonos unos cuantos planetas más en su nueva vida.