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Marc Jacobs se despide de Louis Vuitton

  • El diseñador dice adiós a 16 años de fructífera relación
  • Toda la colección para el verano de 2014 es de color negro
  • McQueen se inspira en la estética de las culturas exóticas

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Marc Jacobs en la despedida de Louis Vuitton y momento del desfile.
Marc Jacobs en la despedida de Louis Vuitton y momento del desfile.

Más que un desfile ha sido una canción de despedida, un adiós cargado de simbolismos. Marc Jacobs ha presentado hoy su última colección para Louis Vuitton y lo ha hecho con una propuesta oscura, casi de luto lorquiano.

Atrás quedan ahora 16 años de amor entre el diseñador y la famosa casa francesa, una relación fructífera para ambos, tanto desde el punto de vista creativo como del económico.

Jacobs, graduado en la escuela Parsons de Nueva York, estuvo en la cuerda floja en 1992 cuando presentó una colección de estilo grunge para la casa Perry Ellis. Una propuesta incomprendida que presagiaba su final. No fue así.

Grunge de luxe

Cinco años después su talento es requerido en Vuitton y el grupo LVMH le ofrece un buen contrato que le ha permitido desarrollar, además, sus propias líneas. ¿Dónde irá ahora el diseñador? ¿Seguirá solo al frente de su firma o volverá a desdoblarse?

Mientras esperamos noticias podemos recrearnos en su colección para el verano de 2014 presentada junto a una fuente y un tiovivo, ambos de color negro. Negras eran también las plumas que las modelos llevaban en los enormes tocados y que recordaban a las estrellas del Moulin Rouge.

Negros los encajes, las transparencias y los bordados de las prendas, negras las cazadoras perfecto, negros los pantalones con dibujo de damero en dos negros, negro el número 14 bordado en lentejuelas sobre una sudadera negra.

Lágrimas negras

Tan solo aportan toques de luz las transparencias –negras- que permiten mostrar la palidez de la piel de las modelos y también unos jeans. Es, una colección de contrastes,

Jacobs mezcla un estilo muy lujoso, con detalles de alta costura y vestidos de ensueño con bordados de cristal de Murano y ricas aplicaciones con vaqueros, sudaderas, chaquetas de hip-hop y botas moteras.

París llora este divorcio; llora, por supuesto, lágrimas negras.

McQueen, la etiqueta más especial

La casa Alexander McQueen, capitaneada por Sarah Burton, insiste en la estética teatralidad y neobarroca que tanto gusta a sus fans. Cada uno de los vestidos lleva impresa la magia de las culturas exóticas, desde las africanas hasta las orientales.

Se nota en el color pero también en las siluetas y en las texturas. Las prendas se cortan al láser, se tejen con plumas y se bordan con abalorios de distintos materiales. Toda la colección desprende un aire tribal, incluso las prendas más úrbanas.

Hasta las cazadoras de cuero - de rabiosa acturalidad- recuerdan con sus cuellos altos de listas de colores a las mujeres jirafa y a otras de tribus africanas.

En definitiva, una colección correcta, en la línea de la casa, menos comercial que la mayoría de las vistas en las pasarelas de todo el mundo pero... la prensa se pregunta ¿no va siendo hora de que Burton se desprenda del legado de McQueen y se exprese de una forma más personal?