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La Justicia rodea a Ríos Montt 30 años después

  • Un juez le ha encausado por crímenes de genocidio en los años 80
  • Dirigió la etapa más sangrienta de la represión de la dictadura guatemalteca
  • Más de 200.000 personas murieron durante la guerra civil, la mayoría indígenas

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El ex general golpista Ríos Montt, al banquillo por genocidio y crímenes contra la humanidad

“Hemos estado diciendo que Guatemala es maravillosa, que el paisaje no tiene comparación, pero que necesitamos un cambio. Y el cambio consiste, precisamente, en imponerle su voluntad al otro". (Mensaje televisado de Efraín Ríos Montt en 1982).

Tras esas palabras, el dictador Efraín Ríos Montt trataba de disimular la etapa más sangrienta de la historia reciente de Guatemala. 30 años después, los familiares de las víctimas han recibido una buena noticia.  Ríos Montt comparecerá, por fin, ante la justicia guatemalteca para responder por la matanza de 1.700 indígenas.

Una decisión histórica para una Guatemala que ha estado marcada todos estos años por una endémica impunidad. De hecho, esta será la primera vez que un exalto cargo de aquel ejército comparece ante la justicia para responder por los crímenes de los años 80. Y quizá, la figura más representativa, el icono de esa represión sea, precisamente, Ríos Montt.

Junto a él, también comparecerá uno de sus colaboradores más estrechos, el general también retirado, José Mauricio Rodríguez. El juez Miguel Ángel Gálvez, titular de un tribunal guatemalteco, ha considerado que hay suficientes indicios sobre la responsabilidad de ambos en la matanza de 1.700 indígenas a manos de las fuerzas armadas de las que ambos eran responsables.

El icono de la represión

La guerra civil de Guatemala, que vivió su etapa más dura en los años 70 y 80, fue quizá el conflicto más sangriento de los vividos en la región. Más de 200.000 personas, la mayoría indígenas mayas, murieron víctimas de una represión de la que todavía hoy no se conocen todos los datos. Junto a los muertos, los familiares de 45.000 personas aún buscan a los desaparecidos. Los combates también obligaron a desplazarse a más de un millón de personas.

El informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico de la ONU calificó lo sucedido de genocidio y acusó al ejército de ser el responsable del 90% de las muertes. Sin embargo, el documento nunca llegó a acusar directamente a los máximos responsables.

Quizá, la etapa más sangrienta de esa represión fue, precisamente, la de de Ríos Montt. Militar de línea dura, pastor de una congregación evangélica fundamentalista y mesiánico líder político de extrema derecha, Ríos Montt encabezó en 1982 un golpe de estado que le mantuvo en el poder casi dos años.

Durante su mandato el Estado comenzó una política de tierra quemada contra las comunidades indígenas, a las que acusaba de dar cobijo a la guerrilla marxista contra la que peleaba.

Como una de sus primeras medidas, Ríos Montt puso en marcha los Tribunales de Fuero Especial, en los que jueces con el rostro cubierto condenaban a muerte a 16 personas, y obligaban a los indígenas a integrarse a las denominadas Patrullas de Autodefensa Civil, grupos paramilitares de control y represión.

Tan dura la guerra como las negociaciones de paz

Organizaciones de derechos humanos han denunciado que durante sus 15 meses de Gobierno, el ejército de Ríos Montt, a quién en su momento, el expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, llamó “Luchador por la Libertad”, perpetró más de 250 matanzas colectivas de indígenas, especialmente en las zonas del oeste y noroeste del país, en las que murieron más de 25.000 personas.

Con Ríos Montt, un mal característico de la sociedad guatemalteca de aquellos años, el racismo contra los indígenas, formó parte de la política del Estado. “Cuando ese racismo se convierte en Estado racista y se planifica desde el Estado, un genocidio contra la población indígena y contra la población maya, especialmente, se convierte en una maquinaria para matar”, comentó en una entrevista para TVE la guatemalteca Marta Casáus, que fue una de las negociadoras de la oposición durante el conflicto.

La paz se firmó en 1996, pero costó muchos años alcanzarla, y la intervención de países como España. Yago Pico de Coaña, diplomático español que fue enviado por el Gobierno como mediador, recordó a TVE  que solo “concretar una agenda para la negociación costó cinco años”.

Marta Casáus también formó parte de aquel equipo, representando a la oposición política del país. Ambos vivieron escenas de gran tensión durante las conversaciones. “Recuerdo la primera vez que se sentaron a negociar el ejército y la guerrilla”, comentó. “En un momento determinado, estábamos allí tratando de promover la negociación, y los miembros del Ejército presentaron con armas. En un momento determinado se fue la luz y nos tiramos todos al suelo absolutamente aterrados".

Una cita con la historia de Guatemala

Acabada la guerra, Ríos Montt fundó junto a un grupo de antiguos militares y políticos de extrema derecha el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el partido que le permitió ser reelegido como diputado del Congreso desde 1994 hasta 2012, cuando concluyó su último período legislativo.

La impunidad que reinaba en el país obligó a algunos a buscar Justicia en otros países. En 1999, la premio Nobel Rigoberta Menchú interpuso una demanda contra Ríos Montt y otros siete exmilitares por crímenes contra la humanidad.

En enero de 2012, tras su último período como diputado, perdió la inmunidad parlamentaria, y se tuvo que presentar ante la Justicia para afrontar las acusaciones presentadas en 2007. La jueza lo incluyó en el proceso y ordenó su prisión preventiva domiciliaria.

Pese a los intentos de Ríos Montt de burlar la Justicia, la jueza Jazmin Barrios le ha concertado una cita con la historia que le obligará a responder por el genocidio y los crímenes de guerra.