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'Skin deep', la crítica social de Charles Burns usando los elementos del pulp

  • Se reedita una de las obras fundamentales del dibujante
  • Es uno de los autores americanos de mayor prestigio en Europa

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Viñetas de 'Skin deep', de Charles Burns
Viñetas de 'Skin deep', de Charles Burns

La crisis (económica, que no creativa) también ha afectado al cómic y estos días es difícil que se arriesgue con nuevos títulos, aunque las editoriales españolas están haciendo un esfuerzo loable. Pero esa crisis tiene su lado bueno y es que algunas editoriales, como La Cúpula, están reeditando material de calidad. De esta forma podemos recuperar títulos imprescindibles como American SlendorLos fabulosos Freak BrothersRubia de verano, o el que hoy nos ocupa: Skin Deep, de Charles Burns.

Auténtica obra maestra en la que Burns vuelve a elegir los mecanismos y el lenguaje de  las películas de terror de serie B, la novela negra, el pulp, la estética de los años 50 y los cómics de Robert Crumb para hacer una durísima crítica social.

El cómic se divide en tres historias que fueron publicadas entre 1988 y 1991: 'Dog Days', la vida de un muchacho al que le han transplantado el corazón de un perro; 'Burn Again', la inquietante historia de un individuo que afirma ser el mensajero de Dios y que parece encontrarse con su creador; Y 'Un Matrimonio Infernal' narra las frustraciones de una recién casada cuyo marido, tras regresar de la guerra, se niega a compartir el lecho conyugal con ella.

Historias en las que Burns sigue explorando los rincones más oscuros de la condición humana al tiempo que nos mantiene en vilo viñeta a viñeta.

"Dog boy, el chico perro"

La primera historia está protagonizada por el chico perro, un adolescente típico americano al que le han transplantado el corazón de un perro y tiene comportamientos típicos de ese animal, lo que complica su vida social (morder huesos y lamer la cara de las chicas en la primera cita no está muy bien visto socialmente).

"Traté de averiguar que hace un chico 100% americano con el corazón de un perro labrador" -asegura Burns-.

Un argumento típico de historia de terror de serie B de los años 50 en la que el protagonista acababa siendo perseguido y asesinado por sus semejantes. Sin embargo en el universo de Burns el chico perro acaba integrándose entre los héroes y obteniendo algunos pequeños triunfos. Un cómic muy divertido pero que invita a la reflexión.

Y un mundo al revés que defiende la tolerancia por lo diferente.

"El mensajero de Dios"

La segunda historia, y la más destacada de Skin Deep, es 'Burn again' (Nada que ver con 'Born again' de Frank Miller). En ella Burns nos narra la vida de un niño que salió ileso, milagrosamente, de un incendio que le dejó una quemadura con un rostro divino en el pecho y recorre las ferias sanando a la gente, alentado por su padre.

Cuando madura se convierte en un telepredicador millonario, y se encuentra con Dios, o por lo menos una criatura más evolucionada que los humanos, que alberga intenciones poco claras, y que le convierte en su mensajero. "Siempre quise tener a Dios como protagonista. Mi Dios es un Dios colérico... En realidad está muy, muy cabreado" -comenta Burns-.

En esta historia se concentran todas las obsesiones de Burns, la angustia por complacer a nuestros padres, la lucha de los adolescentes por ser aceptados, el deseo de integrarnos en la sociedad, la mujer como catalizador de la obsesión y la pérdida de la realidad, de forma que sus personajes ya no saben si viven en el mundo real o en otra dimensión paralela o mundo de fantasía.

Una reflexión sobre la sociedad actual, los medios de comunicación, la sociedad, la búsqueda del amor y de nuestro hueco en el mundo. Al final descubrimos, como en toda la obra de Burns, que por mucho que echemos la culpa a la sociedad, la última elección de cómo vivimos la vida es solo nuestra.

"Matrimonio infernal"

La tercera y última historia 'A marriage made in hell' nos traslada de nuevo a los años 50, rindiendo homenaje a los cómics de horror del sello EC. Narra la tragedia de una mujer que descubre que su marido oculta una doble vida a consecuencia de sus extrañas apetencias.

Una historia que "fue el resultado de leer demasiados cómics románticos de los años 40 y 50" -según su autor-. Y en la que hace una aguda reflexión de la incomunicación en la pareja. E intenta responder a esa pregunta que tanto juego da en las películas de terror: ¿Sabemos con quién compartimos nuestro lecho?

En fin, una obra maestra literaria y artística, ya que el estilo de dibujo de Burns sólo se puede describir como Arte con mayúsculas. Un cómic que justifica el que Burns sea uno de los autores norteamericanos de mayor prestigio en Europa.