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HAL 9000 ya tiene un hermano pequeño

  • El programa de Inteligencia Artifical Elbot se queda a un paso de pasar el test de Turing
  • Esta prueba busca identificar a máquinas capaces de desarrollar inteligencia general
  • La comunidad científica desconfía de estos avances, ya que hay 'trucos' para pasar el test
  • El sentido común en las conversaciones generales, talón de Aquiles de estas máquinas

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Fotograma de la película '2001, una odisea en el espacio'.
Fotograma de la película '2001, una odisea en el espacio'.

"Los secretos, los pequeños puzzles de la vida, la mayoría de los problemas de los seres humanos pueden -de acuerdo con una perspectiva determinista- ser reducidos a simple computación matemática. Y yo sé cómo computar".

Aunque parezca mentira, éstas son las declaraciones de una máquina. Como si fuese un piloto de carreras o un jugador de fútbol, contesta a la revista New Scientist sobre el secreto de su éxito.

Éste no es otro que haber ganado el Premio Loebner, que busca desde 1991 una máquina capaz de pasar el test de Turing, la prueba del 'algodón' de la inteligencia humana para sus organizadores.

Su nombre es Elbot y su secreto es haber utilizado el sentido del humor para hacer que tres de los doce jueces encargados de distinguir si estaban hablando con una máquina o un humano dudasen sobre su naturaleza.

Un test basado en el engaño

Eso supone apenas un 25%, pero es casi el tope establecido por Alan Turing en 1950, que asegura que si el 30% de los jueces duda, la máquina se comporta como un ser inteligente y es, por tanto inteligente.

El test de Turing sigue el siguiente método. El juez se coloca en una habitación y una máquina y un ser humano en otras.  El juez debe averigüar quién es quién a través de sus preguntas, mientras ambos -el hombre y la máquina- pueden mentir a través de sus respuestas por escrito.

Turing puso un límite de tiempo que, si pasaba sin que el juez tuviese claro si estaba ante un hombre o una máquina, daba a la máquina como 'vencedora' al haber engañado al juez.

Sin embargo, hasta ahora ninguna máquina ha podido superar el test de Turing en las citas anuales del Premio Loebner, que se celebra en la Universidad de Reading ( Reino Unido) y cuya última edición se celebró el pasado domingo.

La marca de Elbot , realizado por Fred Roberts, de la empresa alemana Artifical Solutions, es la mejor en la historia del certamen. 

"Me ha sorprendido que engañe a tres de doce", reconoce Ramón López de Mántaras, director del Instituto de Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que, sin embargo, resta valor a este concurso en particular y a la importancia de que una máquina supere el test de Turing, en general.

Un premio con truco

"Este programa que ha ganado no tiene conocimientos generales sobre el mundo y no entiende el significado de lo que se le dice", asegura categórico, detallando que el concurso de Loebner ha provocado un efecto indeseado: que los autores de los programas están más interesados en los 'trucos' para engañar al juez que que su máquina desarrolle una inteligencia verdaderamente humana.

"Es como el estudiante que tiene como objetivo solo pasar el examen, no aprender", ejemplifica.

Y es que Elbot no es más que una aplicación informática que ha sido capaz de mantener una conversación general sí, pero usando determinados trucos que le han facilitado engañar a los jueces. Más allá de las reglas rígidas del test, según López de Mántaras "no tiene ni la inteligencia de un niño de cuatro años".

El problema de fondo de Elbot y sus 'hermanos' que participaron en el concurso de Reading es la incapacidad de las máquinas para manejar el sentido común, fruto de nuestra experiencia como humanos. 

Por ejemplo, son incapaces de saber que una madre ha tenido que nacer antes que su hijo para que éste haya nacido.

"Estos sistemas identifican los fonemas y las palabras, pero la semántica es un problema", añade el científico del CSIC. 

Lejos de HAL 9000

Éste es el elemento clave que aleja a Elbot de su 'hermano mayor', HAL 9000, el famoso ordenador de 2001, una odisea en el espacio.

Han pasado siete años desde esa fecha y ninguna máquina de inteligencia artificial ha logrado superar lo imaginado por Arthur C Clarke.

Hay aspectos que sí se han superado, como el ajedrez, ya que HAL juega peor que Deep Blue, o hay programas de visión artificial capaces de reconocer las personas cuando las ve.

Sin embargo, la diferencia está en la comprensión del lenguaje. "HAL es capaz de manejar conceptos de sentido común, sus conversaciones son inteligentes", detalla López de Mántaras.

En 1968, parecía muy probable que un ordenador como HAL estuviese disponible ya en 2001. Para López de Mántaras, crear un ordenador similar no es imposible, pero está a años vista.

De hecho, para el investigador lograr que una máquina con una inteligencia general similar o, incluso, superior a la humana, es "un objetivo al que tiendes, pero nunca terminas de alcanzar".

Y es que, como dice Elbot, ésta es una de las cualidades más inspiradoras del ser humano, incluso para una máquina:  Cuando las cosas parecen completamente imposibles, los seres humanos aún conservan la esperanza.