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Zaplana, la voz del PP en la legislatura de la confrontación por ETA y la unidad de España

  • Zaplana nació en 1956 en Cartagena, en Murcia, está casado y tiene tres hijos
  • Dejó la alcaldía de Benidorm, a la que llegó en 1991, para ser presidente de Valencia
  • De 2002 a 2004 fue Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales de Aznar
  • De 2004 a 2008 ha sido el tercero de Rajoy y uno de los 'hombre duros' del PP

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TD1 Eduardo Zaplana deja la política

Eduardo Zaplana Hernández-Soro nació hace 52 años en Cartagena, Murcia, está casado y tiene tres hijos. Muy vinculado a Alicante, donde se licenció en Derecho y donde se especializó en el asesoramiento a empresas.

Zaplana comenzó su carrera política en 1977, en ejecutiva nacional de la organización juvenil de la Unión de Centro Democrático (UCD), en la que militó hasta 1982, llegando a ocupar el puesto de Secretario General y Secretario de Organización en la Provincia de Alicante. Tras la desaparición de UCD ejerció como abogado y mantuvo contactos con movimientos políticos liberales. 

En 1990 fue elegido presidente del Partido Popular en Alicante, y un año después se presentó a diputado por esta provincia a las Corts Valencianas, ocupando el cargo de portavoz del PP en esa cámara. 

De alcalde a presidente

Zaplana fue alcalde de Benidorm desde 1991 hasta que en 1994, cargo que compatibilizaba con un escaño en las Corts Valencianas. Finalmente, en 1994, dejó la alcaldía para concentrarse en el liderazgo del Partido en Valencia, cuya presidencia ocupó desde 1993.

En 1995 se presentó y ganó en las elecciones autonómicas, siendo presidente de la Generalitat Valenciana desde hasta julio de 2002.

Ministro de Aznar

Zaplana fue ministro de Trabajo y Asuntos Sociales desde julio de 2002 hasta marzo 2004, siendo además desde 2003 portavoz del Gobierno. Tras la derrota electoral de 2004, pasó a ser portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, cargo que abandonó cuando se disolvieron las Cortes para la celebración de las eleccioens del 9 de marzo pasado.

Portavoz en tiempos "broncos"

Los últimos tiempos del segundo gobierno de Aznar no fueron fáciles para Zaplana, portavoz del ejecutivo en cuestiones tan complicadas como la crisis del Prestige, la guerra de Irak, la tragedia del 11-M y la derrota electoral de tres días después.

Como portavoz parlamentario y número tres de Génova, Zaplana ha ejercido una oposición dura y bronca en ocasiones, dirigiendo al Gobierno de Zapatero duras críticas sobre todo en materia antiterrorista y sobre la unidad de España. Siendo además uno de los considerados hombres fuertes del flanco más conservador del partido.  

La crónica del abandono

Después de que se corriera como la pólvora la noticia de su retirada, Zaplana ha acudido este martes al Congreso a presentar un escrito comunicando su renuncia. Entonces, ha explicado que abandona la política porque "ha acabado una etapa", aunque no descarta regresar en un futuro dado que no sabe qué "va a pasar dentro de cuatro años".

"Creo que es lo mejor para mí y para el partido y por eso he aceptado la oferta (de Telefónica)", ha dicho y ha añadido: "Me voy con la satisfacción del deber cumplido, de haber dado todo lo que estaba en mi mano y de no haber cosechado ningún fracaso relevante".

Zaplana ha reconocido que tras 2004 "han venido los momentos duros y díficiles de estos cuatro años, con una derrota inesperada, la necesidad de aguantar la unidad del partido, el hacer oposición, pero me voy con la sensación del deber cumplido y de haber dado todo lo que está en mi mano", añadió.

Ahora, a las órdenes de Alierta

Rajoy ya no será el 'patrón' de Zaplana, que ahora estará a las órdenes directas de César Alierta, presidente de Telefónica. En esta empresa reforzará el  equipo internacional, y será miembro de los Consejos de Administración de Telefónica O2 Europe y de Telefónica O2 República Checa.

Ya no serán debates parlamentarios ni preguntas a los ministros los que tenga que preparar Zaplana, sino informes y negociaciones para el beneficio no ya de los votantes del PP, sino de los accionistas de Telefónica.